La semana arranca con medio mundo en alerta: los gobiernos rastrean y empiezan a contar sus primeros casos de personas infectadas con la nueva variante del coronavirus y a la que se ha bautizado como 'ómicron'. Sudáfrica, Botsuana, Israel, Hong Kong, Bélgica, Reino Unido, Alemania, Australia y Países Bajos ya registran contagios. Seguramente mientras lees esto se confirme alguno más.
Llevamos meses contando en este boletín que vacunarnos en el primer mundo sin inmuzar a los países empobrecidos es un problema ético pero también de salud global: le estamos dejando al virus todo un campo de entrenamiento libre para que desarrolle nuevas facultades a través de mutaciones aleatorias. Parece que la suma de mutaciones de ómicron hace del coronavirus un bicho más potente, aún más transmisible y más resistente a la vacuna. Es por ahora la variante más preocupante que hemos visto, aunque no sabemos cuánto. Lo sabremos en unos días.
Desde Sudáfrica, donde se ha detectado la variante, el gobierno asegura que no hay razones para tanta alarma y asegura que el pánico es producto del prejuicio y la discriminación, pero la Unión Europea ha decidido suspender los vuelos desde Sudáfrica y otros países de la región, se trabaja en nuevos protocolos para pedir PCR a gente incluso vacunada si proceden de países “de alto riesgo”, Reino Unido recupera las mascarillas y Países Bajos el confinamiento nocturno. Israel y Marruecos vuelven a cerrar sus fronteras. Por ahora, como se explica aquí, estamos desconcertados y a la expectativa.
En el PP vuelven a enfundarse los fachalecos para salir a la calle y revestir de inevitable lo que otras veces ellos mismos criminalizan: lo de que los políticos se manifiesten detrás de una pancarta. Cuando lo hacen ellos, no hay problema. En una sola semana hemos visto a Casado con las patronales de la agricultura, con la del transporte y con los policías más radicales que protestaban este fin de semana contra la reforma de la Ley Mordaza. Aunque como ya hablamos el otro día, en realidad se manifiestan contra el Gobierno porque la reforma de PSOE y Unidas Podemos no dice lo que ellos dicen que dice, y lo saben. El PP también lo sabe, pero da igual todo. Aquí las claves de la nueva estrategia de Casado.
El tono también sube, como ya avanzaban hace unas semanas estas palabras del número 2 de Casado, Teodoro García Egea, tras el lanzamiento de objetos contra Yolanda Díaz en un acto de principios de noviembre: “Siento el mal rato, pero la calle no aguanta más. O cambian de rumbo o no van a poder salir a la calle”.
Hoy en el podcast nos preguntamos sobre el auge de agresiones homófobas y racistas que vemos como un goteo por toda España. Nos asomamos al caso de los chavales que se han encontrado un orificio de bala en una ventana donde tenían colgada una bandera republicana. Y le preguntamos a quien sabe: ¿qué relación hay entre estas acciones y la referencia institucional de Vox?
Ha sido un fin de semana triste . Ha muerto de cáncer la escritora Almudena Grandes, que tan buen ejemplo fue de tantas cosas bellas. Este domingo, actores, escritores, directores y políticos han acudido al Tanatorio La Paz para acompañar a familiares y amigos en el último adiós. Hoy será enterrada en el Cementerio Civil de Madrid.
Se han escrito muchos artículos dolorosos y hermosos en muchos medios (aquí tienes uno de ellos) pero sobre todo sus lectoras y sus lectores se han despedido en redes sociales con devoción. Descanse en paz.
Listo. Mañana otro rato. Dale con el día.
Un abrazo,
Juanlu.
La semana arranca con medio mundo en alerta: los gobiernos rastrean y empiezan a contar sus primeros casos de personas infectadas con la nueva variante del coronavirus y a la que se ha bautizado como 'ómicron'. Sudáfrica, Botsuana, Israel, Hong Kong, Bélgica, Reino Unido, Alemania, Australia y Países Bajos ya registran contagios. Seguramente mientras lees esto se confirme alguno más.
Llevamos meses contando en este boletín que vacunarnos en el primer mundo sin inmuzar a los países empobrecidos es un problema ético pero también de salud global: le estamos dejando al virus todo un campo de entrenamiento libre para que desarrolle nuevas facultades a través de mutaciones aleatorias. Parece que la suma de mutaciones de ómicron hace del coronavirus un bicho más potente, aún más transmisible y más resistente a la vacuna. Es por ahora la variante más preocupante que hemos visto, aunque no sabemos cuánto. Lo sabremos en unos días.