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Solidaridad, esa palabra que desprecia el PP

26 de septiembre de 2022 22:12 h

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¡Cuánto lamenta el Ojo tener que repetirse una y otra vez, malhadada sea su estampa! Pero es que hoy se ve obligado a escribir, qué pesada carga la nuestra, que si acierta en sus predicciones no es por listo, quizá, es por viejo y reviejo, lo que no tiene mayor mérito que el de haber nacido hace muchos, muchos años. Dijimos aquí mismo hace menos de un mes, concretamente el 6 de setiembre, que la palabra a vigilar iba a ser “impuestos”, ese martirio que nos iba a atormentar durante meses, justo hasta las próximas elecciones. Seguíamos, en realidad, la estela de nuestro buen amigo José K., que ya en mayo escribió otro artículo con el titulillo: ¿Impuestos o libertad? ¡Qué gran falacia!

Vaya una retahíla de citas —pregunten si quieren la fuente— con escaso orden, pero gran concierto. “Los sueldos de los directivos de banca suben un 5%, y el de los empleados un 0,75%”. “Treinta y cuatro de las empresas del Ibex repartieron 100 millones entre sus presidentes o consejeros delegados. La mejor pagada, Ana Botín, 11,34 millones”. “El sueldo de los directivos del Ibex, entre 23 y 118 veces más alto que el de sus trabajadores. La persona mejor pagada de Repsol cobra 387 veces el salario medio de esa empresa, en Inditex, 298 veces y en el Santander, 222 veces”. “Crece el número de ricos en España: en 2021 se contabilizaron 246.500 grandes fortunas, un 4,4% más que el año anterior”; “12,5 millones de españoles se encontraban en riesgo de pobreza y/o exclusión social; el 9,5, bajo el umbral de pobreza severa”. “Los bancos de alimentos crecen y las comidas gratis para las personas necesitadas se acercan a dos millones”. Y así podíamos continuar hasta el fin del espacio más o menos reservado para este Ojo semanal.

Pues bien, ¿a qué cabeza desabrochada, a qué corazón o hígado insensible se le ocurre organizar toda su estrategia política sobre la base de favorecer obscenamente a los ricos y olvidarse —ahí os quedáis, parias de la tierra— de los más desfavorecidos o incluso, para no dramatizar, de la clase media tan mayoritaria en esta sociedad de la que pretenden ganarse sus favores? No crean que esta obviedad, para usted y para otros millones de españoles, lo es para todo el mundo. En absoluto. La reina del vermú, Isabel Díaz Ayuso, el arrojado andaluz José Manuel Moreno y otras gentes del mismo partido, esa derecha troglodita a la que tanto queremos, incluido su jefe Núñez Feijóo, creen firmemente que esa estrategia, transitada ya desde hace años por el neocapitalismo más feroz, made in USA o United Kingdom —ahí tienen a Trump o a Liz Truss—, les va a llenar de bóbilis bóbilis el cesto de los votos. Y allá, en la esfera celeste de los personajes más repelentes, se nos aparece José María Aznar, el gran mentiroso, ridículo gurú neoliberal, para pedir que haya más multimillonarios. “¡Necesitamos dos millones de ricos!”, gritó el turulato con el embudo en la cabeza.

Fíjense que quizá no se equivocan estos vulgares adoradores del becerro de oro, porque el populismo de baja estofa vende y vende desde hace siglos. Da igual que Andalucía ofrezca unos datos aterradores sobre paro o pobreza. Es más: se trata de la comunidad que recibe más millones del Fondo de Solidaridad, el resto de comunidades, incluida Cataluña, soltando dinero para que el señorito Moreno, dadivoso y retrechero, regale millones a los más ricos del lugar. ¿Preguntan si nos hemos vuelto locos? En absoluto: así es la derecha y así será, con su primer dirigente andaluz de puja con su compañera madrileña —¡gensanta, qué cosas dice y hace!— para atraerse a todos los mandangas que intentan evadirse de sus responsabilidades fiscales, amén de ejercer de sietemachos frente a los catalanes, esos mismos que sueltan la pasta para ellos, vengan aquí a esta Andalucía humilde, sí, pero que siempre será España, España. ¿Le molesta al señor Núñez esta piratería de uno de sus adalides? La esfinge ni movió un dedo. Allá se peleen entre ellos, que yo estoy para otras cosas, debió pensar mirando el duelo de soslayo.

¿Por qué se van a preocupar por argumentar con mentiras? Dicen que el Impuesto de Patrimonio no debería existir porque ya se grava la renta de las personas físicas. ¿Hay que repetir que es un argumento no ya falaz, sino simplemente mentiroso, como así lo han señalado todos los expertos de todo el mundo, porque este impuesto grava las rentas indetectables o, simplemente, las que se han ocultado en la renta personal? En el PP lo saben, llenas sus listas de expertos en todo lo que tenga que ver con la pasta, pero les da igual, que el griterío de la calle les basta. ¿Servicios sociales? ¿Y eso qué es? Qué más da que falten profesores, enfermeras o médicos. Esas son cosas de pobres, que los ricos ya tienen sus centros privadísimos, rodeados de jardines y dotados con la última tecnología. Son los nuestros.

Prepara el Gobierno un gravamen a las grandes fortunas. Y dice la ministra del ramo —modosa— que tendrá carácter temporal. ¿Y eso? ¿Acaso los ricos van a dejar de serlo al tiempo que los pobres abandonarán sus chamizos para habitar en espléndidos palacios? ¿Por qué temporal?

Adenda. La derecha sueca, otrora biempensante, sumó votos y calculó que jamás llegaría al poder si no bendecía y abría la puerta a la ultraderecha. Ganaron. Berlusconi —¡horror imperecedero!— ha hecho lo mismo en Italia. Venid conmigo, que así venceremos. Y en efecto, la fascista Meloni se ha hecho con el país, una triste amenaza para esa Europa que defiende las libertades. Núñez Feijóo ha hecho igual: vengan los ultraderechistas de Vox a gobernar con nosotros, bienvenidos sean si sirven para apuntalar a la buena España y acabar con el gobierno de rojos y separatistas. Por ahora, un mismo camino indecente, un futuro negro para el progreso y la igualdad. Ah, y la izquierda atomizada en Suecia e Italia. ¿Tomamos nota?

¡Cuánto lamenta el Ojo tener que repetirse una y otra vez, malhadada sea su estampa! Pero es que hoy se ve obligado a escribir, qué pesada carga la nuestra, que si acierta en sus predicciones no es por listo, quizá, es por viejo y reviejo, lo que no tiene mayor mérito que el de haber nacido hace muchos, muchos años. Dijimos aquí mismo hace menos de un mes, concretamente el 6 de setiembre, que la palabra a vigilar iba a ser “impuestos”, ese martirio que nos iba a atormentar durante meses, justo hasta las próximas elecciones. Seguíamos, en realidad, la estela de nuestro buen amigo José K., que ya en mayo escribió otro artículo con el titulillo: ¿Impuestos o libertad? ¡Qué gran falacia!

Vaya una retahíla de citas —pregunten si quieren la fuente— con escaso orden, pero gran concierto. “Los sueldos de los directivos de banca suben un 5%, y el de los empleados un 0,75%”. “Treinta y cuatro de las empresas del Ibex repartieron 100 millones entre sus presidentes o consejeros delegados. La mejor pagada, Ana Botín, 11,34 millones”. “El sueldo de los directivos del Ibex, entre 23 y 118 veces más alto que el de sus trabajadores. La persona mejor pagada de Repsol cobra 387 veces el salario medio de esa empresa, en Inditex, 298 veces y en el Santander, 222 veces”. “Crece el número de ricos en España: en 2021 se contabilizaron 246.500 grandes fortunas, un 4,4% más que el año anterior”; “12,5 millones de españoles se encontraban en riesgo de pobreza y/o exclusión social; el 9,5, bajo el umbral de pobreza severa”. “Los bancos de alimentos crecen y las comidas gratis para las personas necesitadas se acercan a dos millones”. Y así podíamos continuar hasta el fin del espacio más o menos reservado para este Ojo semanal.