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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Media veda: masacre en época de cría

Pichón de paloma caído de un nido en un pueblo de la Comunidad de Madrid en plena media veda
23 de octubre de 2024 06:01 h

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Con la llegada del otoño comienza la temporada general de caza, sin apenas haber dado tregua a los animales silvestres tras el fin de una media veda en la que torcaces, codornices, bravías, zorros y conejos, entre otros, han sido perseguidos y cazados hasta mediados de septiembre. Cuando hablamos de media veda nos referimos al periodo estival fuera de la temporada general de caza en el que durante un mes se autoriza la caza de algunas especies como palomas bravías, torcaces, codornices, zorros y urracas, entre otros, con el objetivo de poder matar a algunas especies migratorias, como la codorniz. Este periodo comienza a mediados de agosto y finaliza la tercera semana de septiembre, aproximadamente, aunque no es igual en todas las provincias.

Las especies objeto de la temporada cinegética general también varían según provincia y, exceptuando a los conejos, que se reproducen durante todo el año, es en otoño cuando los animales llamados “cinegéticos” han finalizado con su ciclo reproductivo, por lo que las administraciones autorizan la apertura de la temporada general de caza en esta fecha.

La Directiva Europea de Aves prohíbe la caza en época de cría para garantizar la conservación de todas las especies. Sin embargo, si consultamos la Guía de aves de Seo BirdLife encontramos que las fechas de reproducción de las especies objeto de la media veda, tales como codornices, torcaces y bravías, coinciden con la época en la que se habilita abatirlas. En dicha guía la codorniz es definida como “especie de gran capacidad reproductiva con posibilidad de realizar dos o tres puestas anuales. Una parte de de la población efectúa una primera puesta en febrero-marzo al sur de la península, para hacer una segunda puesta en junio-julio”. Por su parte, “la torcaz realiza dos puestas al año, entre marzo y septiembre, con máximos de abril a julio, cuyos huevos son incubados 18 días. Los pollos son volantones entre los 20 y 35 días”.

La paloma bravía (Columba livia), también cazada en la media veda, se reproduce a lo largo de todo el año, aunque su actividad reproductora se concentra en primavera y verano. Según la asociación MALP (Mis Amigas Las Palomas), que se dedica al rescate y al cuidado de columbiformes, “todas las palomas ibéricas crían en primavera y en verano, y en los meses de agosto y septiembre, pese a no ser el pico de cría, sigue habiendo pichones de todas estas especies. En la tercera semana de agosto entran en MALP, y en los centros de rehabilitación de fauna silvestre, pichones menores de dos semanas. Asimismo, la temporada de cría no es sólo la puesta e incubación y la cría de los pichones en el nido, que puede variar entre cuatro y seis semanas tras la eclosión de los pichones, sino que hay entre dos y cuatro semanas tras la salida del nido en las cuales los pichones juveniles aprenden de sus padres dónde beber, cómo huir de los depredadores, dónde dormir, dónde alimentarse (zonas de campeo) y las aptitudes básicas para sobrevivir, en principio, con su familia o bandada. Un pichón de paloma torcaz no está emancipado por salir un metro de su nido, depende muchos días más de sus padres, mientras aprende a comer y beber por sí mismo y entrena su vuelo y conoce su entorno con sus padres para buscarse en el futuro el agua, la comida, el cobijo y la seguridad”.

En lo que respecta al zorro, otro de los animales más perseguidos y acosados por el mundo cinegético, presenta un periodo de apareamiento variable, fuertemente condicionado por la duración de la luz del día. La temperatura y la disponibilidad de alimentos permiten ajustar alguna de las variaciones de su reloj interno. En Europa, el ciclo reproductivo tiene lugar entre enero y febrero, y la gestación dura entre 51 y 53 días; por tanto, los nacimientos de los zorreznos se sitúan entre marzo y abril. Hacia el cuarto mes de vida los cachorros, aún dependientes de los adultos, han alcanzado los tres kg de peso. En este momento comienzan a ampliar su espacio vital, lo que provoca muchos atropellos en la dispersión.

Cualquiera que sepa un poco de animales silvestres sabrá que un mamífero de cuatro meses no está en ningún modo emancipado y depende absolutamente de sus progenitores. Huelga decir que no han desarrollado las suficientes habilidades para salir airosos de persecuciones y que la época de cría no se reduce exclusivamente a la lactancia y a las primeras incursiones fuera de las madrigueras, sino que abarca todo el periodo entre el nacimiento hasta la época de emancipación, que en el caso de los zorros suele producirse en otoño.

No hay más que comparar los calendarios de media veda y los de la época de cría para ver que esta modalidad de caza coincide con el periodo de cría de las especies objetivo. Esto no quiere decir que la totalidad de los animales no haya criado aún, pero muchas especies de aves realizan varias puestas y, desde luego, hay muchos pichones de paloma, pollos de codorniz y crías de zorro que apenas acaban de comenzar a vivir y que no disponen de ningún recurso para huir ni para defenderse del acoso cinegético.

Las asociaciones Ecologistas en Acción y Seo BirdLife han pedido en varias ocasiones el fin de esta práctica porque vulnera la normativa de no cazar en época de cría: “Al hecho de que se hayan visto e incluso matado muchos pollos de codorniz, hay que añadir que hay todavía muchas crías dependientes de sus progenitores, que aún hay muchas parejas que están incubando y que se han estado matando hembras que estaban desarrollando huevos en su interior. Esto quiere decir que no se está dando la posibilidad de llevar la cría a término, en muchos casos ni tan siquiera iniciarla, lo que para una especie en clara regresión, como la codorniz supone una presión añadida”, denuncia Ecologistas en Acción.

Por su parte, Seo BirdLife se opone “a la caza de especies en declive porque contraviene la legislación europea y porque, aunque la causa principal del decrecimiento poblacional no sea la caza, la pérdida de ejemplares debido a esta actividad es inadmisible. Además, la época en la que esto sucede, justo al final de la temporada de reproducción, hace que los juveniles sean particularmente sensibles a la caza. En algunos casos, los jóvenes aún no han abandonado los nidos, por lo que los adultos son particularmente vulnerables por encontrarse cebando a las crías”.

El mundo de los cazadores niega este hecho porque son conocedores del rechazo absoluto que producen en la sociedad, aunque en ocasiones son ellos mismos quienes se delatan y admiten que matan pollos y pichones, como demuestra el siguiente vídeo, en el que, durante el relato una jornada de caza de torcaces en la media veda, un cazador se lamenta de que la mayoría de sus víctimas son pichones (minutos 4-6 y 8-9).

Por si no fuera suficiente, en la siguiente captura en redes sociales, a la que hemos tenido acceso, un cazador admite que ha tenido que matar pollos para completar sus perchas de codorniz y alcanzar el cupo.

El guarda forestal Andoni Díaz, con el que hemos colaborado en muchas ocasiones, relata que, en sus treinta años de servicio, ha visto a muchos cazadores en la media veda con las perchas de caza llenas de pollos de codorniz.

Por si todo esto fuera poco, en cada temporada de caza, y también en la media veda, tenemos innumerables ejemplos de víctimas entre las especies no cinegéticas y entre especies protegidas, y eso teniendo en cuenta que solo queda constancia de una mínima parte. A modo de ejemplo, estas imágenes de perdices (que no se pueden cazar) abatidas junto a codornices, y de un águila que había sido liberada por Grefa y cuyo cadáver se pudo localizar gracias a su gps.

Si la caza es una actividad cruel, anacrónica, carente de sentido y de razón, con la media veda alcanza cotas de indigencia moral imposibles de digerir para una sociedad cada vez más empática con el resto de compañeros con quienes compartimos planeta.

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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

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