El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.
Pancho sale todos los días a pasear con Juan. Pasean una hora por su barrio, todas las mañanas y todas las tardes. A lo largo del camino, Pancho hace siempre nuevos amigos. Se lleva bien con personas jóvenes, con mayores, con niños. Y con perros de ambos sexos y de todas las razas. Siempre es amable, cariñoso y, sobre todo, respetuoso. Nunca ha hecho nada malo. Sin embargo, en nuestra sociedad, Pancho es considerado un potencial agresor, un potencial asesino. No importa que nunca haya dado señales de agresividad. No importa que nunca haya amenazado o agredido a alguien. No importa que despierte la simpatía de la mayor parte de la gente que lo conoce. Se le considera Perro Potencialmente Peligroso (PPP).
El pasado domingo 27 de Julio, Madrid se sumó por primera vez a la Caminata Mundial para la eliminación del concepto de razas de perros peligrosas, un evento que se realizó en más de 140 ciudades de 19 países. Los participantes pedían la eliminación de la Ley de Perros Potencialmente Peligrosos, por ser absurda, injusta y racista. Esta ley criminaliza a quienes consideran a estos perros como parte de su familia, y nada hace, en cambio, para fomentar la tenencia responsable ni, menos aún, para prohibir su utilización en las mas crueles prácticas, como son las peleas de perros y la caza con realas, verdaderas industrias del abandono en todos los países.
Es una ley absurda y discriminatoria porque estigmatiza a los individuos solo por el hecho de pertenecer a una de esas ocho razas, consideradas potencialmente peligrosas sin base científica alguna. Ningún etólogo ha sido consultado para la redacción de esta ley y este Real Decreto, ningún experto los avala.
Es una legislación basada en el desconocimiento de la naturaleza de estos nobles animales, a imitación de leyes injustas basadas en la discriminación por tener la piel de un color diferente, por haber nacido en otro país, por ser de otra religión, por ser de otro sexo o tener una orientación sexual diferente, por pertenecer a otra especie. En este caso, se discrimina por haber nacido de otra raza.
Cuando nace un niño no se sabe si va a ser un criminal o un premio Nobel, un delincuente o un héroe. De igual manera, la raza de un perro no lo hace necesariamente peligroso. Ni el color de los ojos, del pelo o de la piel son determinantes. Todo dependerá del entorno en el que se desarrolle y del trato y la educación que reciba. Esto es válido tanto para un niño como para un perro.
Hace pocas semanas, durante un partido de la Copa del Mundo de Fútbol, un jugador mordió a otro. Era la tercera vez que lo hacía. Ese jugador acaba de llegar a nuestro país con un contrato millonario, y ha sido recibido con los brazos abiertos por los aficionados. Si uno de estos perros hubiera mordido tres veces en circunstancia similares, habría sido condenado a muerte y ejecutado.
Somos conscientes de la necesidad de educar para una tenencia responsable de toda clase de perros, de cualquier raza. Somos conscientes de que una minoría de perros de cualquier raza necesita cuidados particulares y entrenamiento para la convivencia. Pero nos oponemos rotundamente a que la raza sea a priori un factor determinante para declarar la peligrosidad de un animal. La solución es la implementación de programas de educación y regulación en este sentido, y no la estigmatización de individuos pertenecientes a determinada raza.
De igual manera, son indispensables medidas eficaces contra la tenencia y la reproducción irresponsable de animales de cualquier raza y especie. En este momento, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente está tramitando un Borrador de Anteproyecto de Ley por el que se establece la normativa básica del comercio y tenencia responsable de perros y gatos.
Dada la actual situación de maltrato y abandonos de animales domésticos, siempre es bienvenida cualquier regulación que tienda a mejorar la realidad de perros y gatos. Pero las excepciones de las que está plagado este borrador resultan preocupantes. Prohíbe maltratar, torturar o someter a estos animales a cualquier práctica que les produzca sufrimiento o daños inútiles o innecesarios. Pero, ¿existen acaso sufrimientos o daños que puedan ser útiles o necesarios? ¿No son acaso las carreras o las cacerías, y las condiciones en las que los reproducen, crían y entrenan, prácticas que les pueden producir sufrimiento o daños inútiles o innecesarios?
Igualmente se prohíbe matarlos. No obstante, la autoridad competente podrá establecer excepciones, utilizando incluso armas de fuego. Se prohíben las mutilaciones, pero también la autoridad competente podrá autorizarlas, si es supuestamente necesario para las actividades a las que se destina al animal, incluyendo cuando se trate de perros de guarda, defensa o manejo del ganado. Tales excepciones deben desaparecer del borrador. Y hay que actuar eficazmente contra las peleas de perros, una práctica prohibida pero aún tristemente difundida y tolerada. Y es indispensable la prohibición inmediata de la utilización de perros para la caza, al igual que la prohibición de la caza en sí. Y la prohibición de la reproducción de perros con fines comerciales. Y la prohibición de la reproducción para realas y monterías.
La tenencia irresponsable, el maltrato y el abandono tienen que ser considerados delitos y no faltas, ni leves ni graves, tan solo delito. Eso es lo que se pide a los legisladores. A la sociedad, se le pide que se informe antes de juzgar. Que conozcan a los individuos maravillosos, que son estigmatizados por la mala reputación de su raza, una mala reputación creada por la prensa amarillista, por legisladores no preparados, por ignorar la opinión de los verdaderos expertos. Una mala reputación basada en el desconocimiento y la falta de educación, que son el origen de todos los males de nuestra sociedad.
Hay que aceptar que no existen perros peligrosos, sino dueños y administraciones irresponsables.
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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.