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Opinión - Ni liderazgo ni autoridad. Por Esther Palomera

Las cinco asistencias de Juanele

Juanele, uno de los jugadores destacados del CD Tenerife de la década de los 90 del siglo pasado.

ACAN

Santa Cruz de Tenerife —

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A Roy Makkay, a los tres minutos de juego. A Emerson, con túnel incluido a un defensor, cerca del descanso. A André Luiz, a los cinco minutos de la segunda mitad. De nuevo a Makaay, a trece minutos del final. Y a Samuel Slovak, pocos segundos después. El 1 de noviembre de 1998, Juan Castaño Quirós, Juanele (Asturias 1971) se disfrazó de Magic Johnson y repartió cinco pases de gol. Y estableció un récord en la liga española que aún no ha sido superado. Lo hizo en El Madrigal y ante el Villarreal de Palop, Roberto Fernández, Albelda y Craioveanu. O lo que es lo mismo, un recién llegado a la élite que ya empezaba a construir un equipo de leyenda.

La actuación de Juanele le permitió al Tenerife lograr una contundente victoria (2-5), ascender hasta la decimotercera plaza y abandonar la zona de promoción de permanencia. Y a su entrenador, Juan Manuel Lillo, aplazar durante mes y medio una destitución que ya se daba por segura. Los blanquiazules, que pese a los apuros padecidos el curso anterior aspiraban de nuevo a la Copa de la UEFA, eran decimoséptimos en la liga tras la disputa de siete jornadas, aún no habían ganado un partido en el Heliodoro y cuatro días antes de visitar El Madrigal habían caído con estrépito (2-0) en Copa del Rey frente al San Sebastián de los Reyes.

No había muchos argumentos para el optimismo y menos al considerar que el Villarreal, en su primera temporada en la élite, se mantenía invicto como local y, entre liga y Copa del Rey, sumaba cinco partidos sin perder. Los de José Antonio Irulegui eran favoritos ante un Tenerife que jugó con: Unzúe; Dani, Pablo Paz, Vierklau, Alexis Suárez; Felipe (Slovak, 67’), Emerson, Jokanovic, André Luiz; Juanele (Domingos, 87’) y Makaay (Robaina, 85’). Una relación de futbolistas notable si se analiza pieza a pieza... pero que nunca acabó de cuajar. Una razón puede ser que en la lista citada hay ocho jugadores extranjeros de seis nacionalidades diferentes.

Juanele actuó como segundo punta, libre de obligaciones. El trabajo defensivo era misión del tándem Emerson-Jokanovic, las bandas estaban cubiertas y para trabajar, presionar e incordiar arriba ya estaba Roy Makaay. Un jovencísimo David Albelda, mediocentro local, nunca tuvo una referencia a la que seguir. Y el veterano Roberto Fernández, en el centro de la defensa, no pudo con su velocidad. Y en esas condiciones, Juanele ofreció su mejor versión, la de un futbolista superlativo, que sobre el terreno de juego exhibió siempre un talento fuera de lo normal y que fue fichado por el Tenerife en el verano de 1994 tras acudir al Mundial de Estados Unidos.

Con altibajos, pero con un rendimiento por encima de su fama de indisciplinado, en sus cinco temporadas como blanquiazul siempre fue titular y en los 151 partidos ligueros que disputó sumó 26 asistencias y 28 goles. Y en la Copa de la UEFA dejó para la eternidad exhibiciones como las firmadas ante Lazio o Feyenoord. Eso sí, siempre fue un jugador discutido. Y se le señaló como culpable del descenso del Tenerife a Segunda División al término de la campaña 98/99. Los números y la hemeroteca demuestran que fue de los pocos que aprobó ese curso. Las cinco asistencias repartidas aquel domingo en El Madrigal son un ejemplo.

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