El jugador lanzaroteño de baloncesto Cándido Matoso, de 21 años y 2,07 metros de altura, ha visto como su vida ha cambiado en apenas dos temporadas, ya que ha pasado de jugar en el Magec Tías de la primera división de su isla al profesionalismo del eslovaco BC Presov.
Matoso ha recibido esta oportunidad tras destacar en el cuadro japonés de segunda división Daytrick Tsukuba.
“Tras una experiencia alucinante en Japón, donde me sentí como un jugador profesional durante siete meses, decidí ir a entrenar a Serbia unas semanas. Allí coincidí con el entrenador local Ivan Fulgosi, a quien le gustó mi juego y me llamó para compartir esta aventura en Eslovaquia”, ha reconocido hoy en una entrevista a Efe.
Matoso, quien compite en la segunda división eslovaca, ha reconocido que no esperaba que los equipos tuvieran “tanto nivel” en un país en el que el baloncesto es “tan famoso” como otros deportes.
“La experiencia va muy bien. Nunca antes había estado en Eslovaquia y la verdad que me está gustando tanto el país como la gente que vive aquí. Son muy amables todos”, ha añadido el jugador canario.
Sobre el nivel de su equipo el BC Presov, Matoso ha subrayado que “es la primera vez que el equipo asciende y, por ese motivo, mis compañeros no están acostumbrados a competir y entrenar a diario. Aquí los jugadores se lo toman más como un hobby que como un trabajo”.
El pívot lanzaroteño ha reconocido que su propósito en Eslovaquia es “aprender” todo lo posible para “seguir mejorando física y técnicamente” y, de ese modo, poder “ayudar” al equipo a estar entre “los cuatro primeros” para lograr la clasificación para disputar el 'Playoff' de ascenso a la máxima competición eslovaca.
A nivel individual, Matoso ha señalado que trabaja en “muchos aspectos”. “Me dicen que paso demasiado el balón, por lo que debo ser más agresivo y jugar más el uno contra uno”, ha admitido el interior del BC Presov, al tiempo que ha agregado que le gusta la defensa, el robo de balón y el poner “algún que otro tapón”.