El empate hace justicia con CD Tenerife y Rayo Vallecano

CD Tenerife y Rayo Vallecano igualaron este domingo en aciertos y errores, cada uno a su modo de juego, en un partido más dinámico en su primera parte que a la vuelta, cuando el grupo de Baraja perdió fuelle para acabar encerrado en su campo. Los blanquiazules alargaron a siete la serie de partidos oficiales sin perder, aunque sufrieron más de lo habitual concediendo remates a un rival que fue igualmente estéril. El 0-0 puede parecer poco, pero fue un premio justo para ambos.

Las bajas con las que llegaba el equipo de Paco Jémez invitaban al optimismo en el Heliodoro, pero la realidad es que el Rayo tiene un fondo de armario suficiente, cuando menos, para no caerse. Lo habría hecho hoy casi cualquier rival, pero no el cuadro madrileño, que siempre buscó hacerse con el medio juego y solo sufrió cuando el Tenerife le creó superioridad en la primera media hora con las llegadas de los laterales o con Sipcic jugándola fuera de su zona.

Por ahí vino la mejor del primer acto, con una llegada de Álex Muñoz que habilitó un pase al área que no cazó Dani Gómez tras habilitarle el remate Nahuel. En el estado de gracia que llegaban los locales hubiera sido gol, pero esta noche se cumplió el principio del fútbol que explica las rachas de unos y otros. Las que una semana antes enganchas y son gol, la siguiente pasan de largo o se quedan en tiros mansos.

Antes, el Rayo tuvo la más clara —cuando los volantes caían por detrás de Milla y Aitor Sanz con libertad para jugar en ventaja— con un tiro de Mario Suárez que rechazó el poste. Pudo cambiar entonces el signo del partido, pero el azar se alió con un Tenerife hoy más espeso, pero guardando el orden con el que Baraja ha construido la solidez con la que ahora se identifica.

Arrimado a ese orden, al estado de gracia de sus centrales —otra vez espléndido Alberto y en progresión continua Sipcic— y a la solvencia de sus pivotes vivió el CD Tenerife para tratar de anular a un Rayo que creció con la entrada de Advíncula y, en especial, de Álvaro García. Metió Jémez dos cuchillos nuevos para abrir el campo y por ahí acabó enterrado, y encerrado, el CD Tenerife.

A un cuarto de hora para el cierre, la cosa estaba más para evitar el riesgo de una derrota hiriente que la épica de una victoria sobre la campana. Puede que, por primera vez, a Baraja no le dieron los cambios ni para alterar el flujo del juego, ni para mejorarlo siquiera. Javi Muñoz no halló ningún balón para asociarse y Moore —como antes Suso— tampoco pudo con la fiabilidad de Luna en su banda. La entrada de Mierez fue, asimismo, tardía e insustancial.

Con todo, el balance es positivo. Apaga la tendencia a la euforia que comenzaba a asomar en el entorno y recuerda que el único objetivo actual es sumar y sumar hasta alcanzar cuanto antes la cota de los 50 puntos. Y, entre tanto, no caerse. Es como Baraja ha conseguido devolver la vida a una plantilla que arrancó enero muerta y ahora es capaz de no regalar puntos, mientras discute el resultado a rivales más potentes, a la espera de recuperar a Álex Bermejo, el jugador diferente que podría hacerle subir un punto de ambición.

CD TENERIFE (0) Ortolá; Luis Pérez, Alberto, Sipcic, Alex Muñoz; Suso (Moore, min 68), Luis Milla (Mierez, min 89), Aitor Sanz, Nahuel; Dani Gómez y Joselu (Javi Muñoz, min 77).

RAYO VALLECANO (0) Dimitrievski; Tito, Saveljilch (Milic, min 46), Catena, Luna; Óscar; Isi (Álvaro, min 68), Jonathan, Mario Suárez, De Frutos (Advíncula, min 68); y Qasmi.

ÁRBITRO: Alejandro Muñiz Ruiz (Comité Gallego). Amonestó al local Sipcic (min 41) y a los visitantes Catena (min 52), De Frutos (min 58), Óscar (min 68) y Jonathan (min 86).

INCIDENCIAS: Partido de la vigésimo octava jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 13.222 espectadores. Antes del encuentro se guardó un minuto de silencio por la reciente muerte de Santiago Villar Gónzález y José Manuel León, ex jugadores del CD Tenerife y la UD Las Palmas, respectivamente.