ZURICH, 1 (EUROPA PRESS)
El Congreso de la FIFA ha respaldado este miércoles al suizo Joseph Blatter, reeligiéndole como presidente, en una votación en la que era el único candidato y donde sumó 186 sufragios a favor, que fueron recibidos con una sonora ovación.
Pese a no tener rival, la votación, con papeleta secreta y en urna, se llevó a cabo de igual forma y, tras conseguir el apoyo mayoritario de las 208 asociaciones miembro (votaron 203 de las 206 presentes), Blatter afrontará su cuarto mandato en el cargo al que accedió el 8 de junio de 1998.
Entonces, tras superar en la votación al sueco Lennart Johansson, sustituyó al brasileño Joao Havelange, que llevaba desde 1974 al frente del organismo.
El 29 de mayo de 2002 doblegó en las urnas al camerunés Issa Hayatou, mientras que el 31 de mayo de 2007 no tuvo oposición, lo mismo que ha ocurrido en esta ocasión después de que el qatarí Mohamed bin Hamman se retirara de la carrera electoral horas el domingo antes de ser suspendido por la Comisión Ética.
Nacido el 10 de marzo de 1936 en la ciudad suiza de Visp, antes de ser presidente, Blatter, ya había trabajado para la FIFA durante 23 años, comenzando como director técnico, desde 1975 a 1981.
Posteriormente, desempeñó durante nueve años el cargo de secretario general y después el de director general desde 1990, participando activamente desde 1982 en la organización del Mundial, cita que ha conseguido llevar a los cinco continentes tras la disputa en Sudáfrica en 2010 y con los de Brasil 2014, Rusia 2018 y Qatar 2022 en el futuro próximo.
Ahora, afronta un mandato que comienza salpicado por los escándalos de corrupción que han acosado al organismo desde que el año pasado comenzaron las especulaciones por los posibles sobornos en la elección de las sedes para los Mundiales de 2018 y 2022.
El escabroso asunto cobró de nuevo relevancia cuando la Comisión Ética de la FIFA abrió un proceso disciplinario contra el que iba a ser su rival en las urnas, que fue suspendido, y contra él mismo, absuelto de los cargos.
Por eso, su principal tarea será recuperar la confianza en el organismo, labor que se ha mostrado más que dispuesto a llevar a cabo, comenzando por la reestructuración del la Comisión Ética de la FIFA, que ya ha avanzado.
Además, según desveló en su discurso de apertura, abogará por cambiar el sistema de elección de las sedes mundialistas, que ya no será sólo cuestión de los miembros del Comité Ejecutivo (24, 22 en el último caso por la suspensión de dos de ellos) sino las 208 asociaciones miembro del Congreso.