La indiferencia toma el Heliodoro
Tomado este empate insulso por el despliegue ofensivo del Tenerife –paciente en la primera parte y desbaratado después– pudo parecer digno de más premio. Si se atiende a los méritos del Huesca, se cae el argumento. El equipo de Antonio Hidalgo solo fue peor que el de Garitano porque pegó más y no cuajó ningún remate limpio. La primera cachetada la respondió Nacho con un corte milagroso antes de que Obeng obrara el gol. Las otras fueron cosa de Soriano, dos manos oportunísimas.
Así este 0-0 que aleja al Huesca un fisco de la zona crítica y deja al Tenerife –once estaciones pendientes de un vía crucis decepcionante– obligado a firmar los cincuenta puntos más pronto que tarde en lo que recupera al menos el crédito del Heliodoro, que este sábado añadió a la pitada previa al técnico otra de cierre para los futbolistas. La bronca al palco se decidirá cuando convenga la parroquia si la dirige al presidente o a la propiedad.
El empate, también, tuvo otro punto hiriente provocado por el entrenador visitante, antes querido jugador birria y hoy camino de la madurez como director de grupo. Antonio agarró al Huesca en estado comatoso y con orden táctico y variedad de soluciones para atender cada micropartido con soluciones distintas va camino de salvarlo antes del último mes. Hoy, incluso, sin este Elady cedido por el Tenerife para que, de blaugrana, haga goles en su puesto natural.
Enfrente, el sistema está por encima de los jugadores y su verdadero sitio. Volvió Teto, por ejemplo, tirado a una banda –izquierda, derecha, izquierda…– y ofreció la aplicación del canterano que se sabe hipervigilado por la parte de la grada que no le perdona lo que consiente a bagatelas venidas de fuera.
Cuando Roberto López le dio vida al juego combinativo en el tercio de partido en el que los blanquiazules entendieron que debían ser pacientes, Teto se vino a la calle del ocho, cuando no pisando área, para buscar el fútbol de paredes, toque corto y remates que realmente le luce. Un rato largo, no más, hasta que el Huesca –eficaz juntando dos líneas para defender cerca de su área– llevó el partido al punto de calma que quería.
Lo hizo aun perdiendo a ratos el medio juego porque dominó los balones aéreos, concedió solo un tiro cómodo –y manso– de Roberto (m.14) sencillo para el portero y ensució el resto de remates (Teto, Gallego…) en lo que iba muriendo una primera parte casi indigesta de no ser por la voluntad del Tenerife para evitarse el recurso del pelotazo. Ausente del regate de Luismi Cruz, cabe meritarle que atacara una fórmula distinta.
Solo se desalambraron los locales cuando juntaron desorden y blandura en un despliegue del Huesca que permitió el primer ejercicio de lucimiento de Manu Vallejo, una conducción interminable por la siniestra en la que regateó a Mellot, Teto y Amo hasta caer pegado a la línea de puerta. Y allí otro requiebro el francés, un pase envenenado a boca de gol y la bendita aparición de Nacho cortándola de espuela, con Soriano batido y Obeng esperando el balón para marcar a puerta vacía.
Intrascendente Gerard Valentín, Vallejo fue el jugador diferente del partido. Se fue directo al área cada vez que apareció por la zona de medios y enloqueció a Sergio apareciendo a la espalda de Corredera y Roberto o aprovechando lo poquito que ganó Obeng cuando se fajó en las disputas con los centrales.
Con la vuelta del entreacto amaneció el desorden del Tenerife en lo que iba perdiendo el fuelle y la paciencia. El Huesca jugó entre precavido para guardarse el punto del empate y agresivo cuando intuyó que podía hacer daño sin perder el sitio. Así, un remate de Pulido (m.61) en la tercera jugada de otro córner a la corta defendido de aquel modo por el Tenerife, aculado en el área para conceder un tiro en la frontal, desatado después para correr a taparlo en lo que el central del Huesca se quedaba sin marca para obligar a Soriano a su primera mano salvadora.
Respondieron los blanquiazules ya con Ángel como segundo delantero, media hora larga emparejado con Gallego en una asociación infrecuente tras el cambio –fuera Roberto y Teto– que dejó al grupo de Garitano sin nadie que guardara el balón para dar pausa a la ofensiva.
Obligado a un fútbol más vertical, Gallego se vino a los tres cuartos en el 72 para arrastrar a los centrales, Ángel se madrugó un buen desmarque al espacio, le asistió Gallego con un caramelo al pie y a la carrera y se le atragantó al lagunero la definición. Descartó un regate, un tiro cruzado o un globo y eligió un golpe directo al hueco que tapaba Álvaro en su salida.
Al cabo fue la de Ángel la única ocasión con olor de gol. Casi un cabezazo del mismo Gallego, superado Pulido, que no tomó camino entre palos. Y el desconcierto habitual del Tenerife en los últimos tercios. Provocado por los cambios –diez minutos con Corredera tirado a la banda derecha y Sergio y Bodiger como pivotes defensivos hasta el regreso de Álvaro Romero relevando al mismo Sergio– como por las elecciones cuando caía el balón a la corta y estaban los rematadores a la larga y viceversa,
Solo la entrada de Romero dio un motivo para la esperanza. El chico se pegó el balón al pie y recordó el valor de los regateadores. Sin crédito ni rodaje, lo intentó sin el éxito esperado cuando no asoma un mal automatismo que acompañe a su talento. El Huesca, oliendo la sangre, aun pudo pescar dos puntos más en una vuelta a campo abierto (m.87) que resolvió Kento con un tiro letal cazado por Soriano con otra de las suyas que en nada se echarán de menos.
(0) CD TENERIFE: Soriano; Mellot (Aitor Buñuel, m.82), Amo, José León, Nacho; Waldo (Bodiger, m.74), Sergio González (Álvaro Romero, m.82), Alex Corredera, Teto (Ángel, m.65); Roberto López (Rahmani, m.65) y Enric Gallego.
(0) SD HUESCA: Álvaro Fernández; Loureiro, Pulido, Iván Martos (Blasco, m.68), Vilarrasa; Kortajarena (Lombardo, m.68), Óscar Sielva, Kento; Gerard (Juanjo Nieto, m.82), Obeng (Bolívar, m.82) y Hugo Vallejo (Tresaco, m.82).
ÁRBITRO: Germán Cid Camacho (Comité Castellano-Leonés). Amonestó a Teto (m.50) y Sergio González (m.58); y a los visitantes Gerard (m.68) y Loureiro (m.93).
INCIDENCIAS: Partido de la trigésimo primera jornada de la Liga Hypermotion (Segunda División) disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 12.898 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Severa Hernández, madre de Toño Hernández, exjugador y actual empleado del Tenerife.
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