La privatización del agua salió cara y huele mal
Como afirmó el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Juan José Cardona, en declaraciones difundidas por Europa Press el 24 de enero, “estamos en la fase en la que compañía y Ayuntamiento nos estamos trasladando propuestas y alegaciones y en 10 ó 12 días podremos tener una resolución en la que el Consistorio fijará la posición concreta de lo que va a consistir el proceso de intervención”. Pero mientras llega ese objetivo político, nadie parece preocuparse de la sucesión interminable de vertidos de aguas fecales al litoral Este de la ciudad.
Según el informe realizado por la comisión de técnicos del Ayuntamiento en 2011, algunas instalaciones de la estación depuradora de Barranco Seco se encuentran obsoletas, lo que explicaría la continua rotura de las bombas de impulsión, los tubos y los cotidianos vertidos residuales en 44 puntos del litoral.
Las instalaciones de la estación envejecen, pero, ¿qué fue del mantenimiento, la reparación y la mejora de las infraestructuras? Actualmente están siendo testigos todos los vecinos de Las Palmas de Gran Canaria de la rotura del emisario de la zona del Teatro, supuestamente a causa del temporal y el oleaje. Pero tras una semana, aún no se ha reparado, es más, ni siquiera han llegado de Madrid los repuestos de la tubería. “Tenemos infraestructuras de las más modernas de Europa, y un mantenimiento propio del siglo pasado, o del anterior”, se lamenta un experto en materia de depuración y abastecimiento de aguas.
Eso en este caso concreto, en que Emalsa ha activado el protocolo de actuación y se hace responsable de la reparación del emisario. Pero según las fuentes consultadas, la actitud recurrente de la empresa de aguas ha sido la de derivar la responsabilidad de los costes de mantenimiento al Ayuntamiento capitalino, alegando razones jurídicas y la imprecisión de la ordenanza que lo regula, que no explicita muchos aspectos técnicos. Como por ejemplo, la cantidad de agua que debe ser o no depurada, lo que queda en una nube de imprecisiones.
De cualquier modo, con infraestrucuras adecuadas o no, la empresa de aguas no ha dejado de cobrar por un servicio que, a todas luces, no ha realizado. Y es que teoricamente se le paga para que depuren toda el agua residual, y “no para que la viertan al mar diariamente”.
Todo esto, hay que recordar, mientras en Barranco Seco se están desperdiciando desde hace años decenas de tuberías que deberían de haber servido para renovar las instalaciones que conecten la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) con el emisario submarino. Este proyecto frustrado fue financiado en su día por la Administración en un 20% y por la Unión Europea en el 80% restante, con una inversión total de más de siete millones de euros. Ahí es nada.
Entre tanto, se espera a que se repare el emisario de la zona del Teatro, las aguas fecales siguen aromatizando el litoral, como vienen denunciando vecinos y paseantes de la capital grancanaria desde hace tiempo. Porque recordemos que los aliviaderos de La Laja o de Las Alcaravaneras llevan años vertiendo residuos que se pueden observar a simple vista, y oler desde lejos. Así como los del complejo sanitario materno insular, con toda la carga de materias sanitarias que acaban en el mar, ocasionando graves riesgos para la salud.
Según la previsión realizada por Juan José Cardona, la semana próxima deberá haberse resuelto el conflicto, y Emalsa estará intervenida. Lo que no va a solucionar el problema de forma inmediata.
Como explica a este periódico la fuente consultada, la privatización del servicio de aguas que en su día se realizó para incrementar las arcas del Ayutamiento, “al final ha salido bastante cara, tanto económica como socialmente”.