Insistir, insistir... y corregir
El Tenerife 19-20 tiene un plan y un entrenador. Y pese al 0-1 ante el Fuenlabrada, el autor de este texto cree en ese proyecto. Y cree en la idea global puesta en marcha desde la entidad blanquiazul, en esa apuesta por futbolistas jóvenes, con más futuro que pasado, que deben ser importantes ya esta misma temporada y convertirse en la columna vertebral de un equipo que tiene como objetivo regresar más pronto que tarde a la Primera División. Y que quiere hacerlo con argumentos para que la aventura en la élite no sea efímera. O sea, en una situación económica saneada y con una plantilla con capacidad de crecimiento.
El autor de este texto también cree en un fútbol basado en la posesión del balón, en la construcción ordenada desde atrás hacia adelante y en el trabajo colectivo para generar situaciones de desequilibrio que permitan marcar goles y lograr victorias. En una plantilla sin un crack que gane partidos de forma individual, la idea de López Garai no sólo me parece la mejor posible, sino que entiendo que también está cercana a los nuevos gustos futbolísticos del Heliodoro. Y aunque soy consciente de que el 0-1 ante el Fuenlabrada duele, espero que la derrota no desvíe al Tenerife de una hoja de ruta que ilusiona a los aficionados.
Este domingo, por ejemplo, acudieron al Heliodoro más de once mil espectadores porque, a diferencia de hace un año, este curso hay una idea y un entrenador. Ha habido errores y es necesario efectuar algunas correcciones, pero Víctor Moreno y López Garai nada tienen que ver con el disparate en el que Serrano y Etxeberria instalaron al Tenerife 18-19. Por eso, aunque Concepción sea un presidente de gatillo rápido, confío en que tenga la suficiente paciencia para dejar crecer un proyecto que merece la pena... y la suficiente autoridad para exigir algunas correcciones. Porque la idea global es buena, pero hay situaciones que requieren soluciones.
Y a la hora de aplicar estas soluciones, la responsabilidad de Moreno y López Garai también está compartida. Porque el Tenerife no sólo necesita mejorar su plantilla, sino exprimirla mejor. Y limitado –como todos los equipos– por el tope salarial, no puede tener en la grada más de un millón de euros de forma permanente. Y eso obliga a activar a Dos Santos, Naranjo e Isma López –que es posible que juegue en Lugo por sanción de Mazán– o darles salida en enero. Cualquier decisión que se tome implica reconocer una equivocación, algo que no agrada a nadie en el vanidoso mundo del fútbol, pero perpetuar el error por no asumirlo es la peor solución.
Y ya en el día a día de partidos y entrenamientos, donde están las soluciones que se pueden aplicar de manera inmediata, también hay que insistir, insistir... y corregir. Porque la idea futbolística puede ser la correcta, pero López Garai también debe mejorar aspectos que van desde lo táctico a lo humano. En este último apartado, por ejemplo, es preciso recuperar a Sipsic, gestionar bien la insubordinación de Nahuel, activar a Shashoua cuando esté disponible, ser capaz de que Alberto entienda la reprimenda pública que se llevó tras su error en el gol del Fuenlabrada o hacer entender a los futbolistas las conveniencias de algunas rotaciones.
Y también creo que López Garai se equivocó en algunos aspectos más ligados a lo futbolístico que a lo humano. Me consta que puede resultar una herejía que un aficionado sugiera alguna recomendación táctica a un entrenador titulado que, además, convive con la plantilla diariamente. Sin embargo, sí debo decir que, como observador de todos los partidos del Tenerife, me extrañó que Álex Bermejo jugara cero minutos ante el Fuenlabrada, que Alberto abandonara el centro del campo para regresar a la defensa o que Nahuel y Moore fueran titulares. Y me duele que el experimento no saliera bien, porque creo que el proyecto merece la pena.
Y también creo, lo reitero, que no es momento de cambios de rumbo, pero sí de pequeñas correcciones.
0