Espacio de opinión de Canarias Ahora
Adán Martín, político y extraordinario ser humano
Tuve ocasión de conocer personalmente a D. Adán, siendo Presidente del Cabildo Insular de Santa Cruz de Tenerife, y divergencias políticas aparte, ha sido una de las pocas personas que, sin compartir ideología, entendía mis planteamientos, y mi concepto de la socialización del poder y el reparto de la riqueza. Años más tarde, volví a coincidir con él en Bajamar, era ya el presidente de todos los canarios, y por ende, mi presidente. Ya de forma más coloquial, pues era una reunión informar. D. Adán me demostró, en aquella ocasión, que era más que un político, era un gran ser humano. Ya tenía constancia de su dolencia, o algo intuía, pues nuestra conversación giró entorno a la salud, y tengo que decir que para éste viejo socialista, la charla fue un auténtico bálsamo.
Canarias ha perdido un buen hijo que intentó conciliar amistad con política, y lo logró. Sin menospreciar a los paisanos que han tenido el privilegio de ser elegidos en las urnas para gestionar y administrar los comunes bienes de los isleños, me atrevo a decir que la política nos ha dado a conocer dos isleños merecedores de nuestro respeto y admiración y que tenía y tienen algo en común, su acreditada y basta formación política e intelectual, nos ha dejado uno de ellos, y éste humilde escribidor hace suyas las palabras de José Miguel Pérez y sin que sirva de precedente de Paulino Rivero, ambos le han descrito perfectamente. El primero nos ha dicho de él que: “Sabía mirar más allá del horizonte” el segundo que: “Rezumaba bondad”, ambas son ciertas y reflejan fielmente el talante y talento de un canario de bien que nos ha dejado, no sin antes entablar denodada batalla con la cruel enfermedad con la que tuvo que batirse, hasta sucumbir, siempre con entereza y buen ánimo. Reciban sus desconsolados familiares mi más sincero pésame por su triste desaparición. Se dice que “Polvo somos y en polvo nos convertiremos” los de Adán Martín son un auténtico tesoro de sabiduría y amistad, que allí donde esté, siempre nos mirará con su cordial y bondadosa sonrisa. Descanse en Paz.
Antonio Ortega Santana
Tuve ocasión de conocer personalmente a D. Adán, siendo Presidente del Cabildo Insular de Santa Cruz de Tenerife, y divergencias políticas aparte, ha sido una de las pocas personas que, sin compartir ideología, entendía mis planteamientos, y mi concepto de la socialización del poder y el reparto de la riqueza. Años más tarde, volví a coincidir con él en Bajamar, era ya el presidente de todos los canarios, y por ende, mi presidente. Ya de forma más coloquial, pues era una reunión informar. D. Adán me demostró, en aquella ocasión, que era más que un político, era un gran ser humano. Ya tenía constancia de su dolencia, o algo intuía, pues nuestra conversación giró entorno a la salud, y tengo que decir que para éste viejo socialista, la charla fue un auténtico bálsamo.
Canarias ha perdido un buen hijo que intentó conciliar amistad con política, y lo logró. Sin menospreciar a los paisanos que han tenido el privilegio de ser elegidos en las urnas para gestionar y administrar los comunes bienes de los isleños, me atrevo a decir que la política nos ha dado a conocer dos isleños merecedores de nuestro respeto y admiración y que tenía y tienen algo en común, su acreditada y basta formación política e intelectual, nos ha dejado uno de ellos, y éste humilde escribidor hace suyas las palabras de José Miguel Pérez y sin que sirva de precedente de Paulino Rivero, ambos le han descrito perfectamente. El primero nos ha dicho de él que: “Sabía mirar más allá del horizonte” el segundo que: “Rezumaba bondad”, ambas son ciertas y reflejan fielmente el talante y talento de un canario de bien que nos ha dejado, no sin antes entablar denodada batalla con la cruel enfermedad con la que tuvo que batirse, hasta sucumbir, siempre con entereza y buen ánimo. Reciban sus desconsolados familiares mi más sincero pésame por su triste desaparición. Se dice que “Polvo somos y en polvo nos convertiremos” los de Adán Martín son un auténtico tesoro de sabiduría y amistad, que allí donde esté, siempre nos mirará con su cordial y bondadosa sonrisa. Descanse en Paz.