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Ante el avance del incendio hacia Inagua

Recolección de huevos de pinzón azul en la copa de un pino

Pascual Calabuig

Sin duda la Ley de Murphy, y la de la gravedad, son las únicas que se cumplen en este país. La primera  cita: “lo que puede empeorar empeorará”. Y eso es lo que está ocurriendo con este gran incendio. Inagua está realmente amenazada y solo un milagro puede evitar que el fuego la arrase una vez más. Se trata del pinar donde vive el 84% de la población de nuestro pinzón azul. 

En 2007 pudo salvarse la mitad de la población. En esta ocasión no sabemos qué podrá ocurrir pues el incendio es muy diferente. Afortunadamente, gracias a las tareas de reintroducción realizadas por el Cabildo en la cumbre (Llanos de la Pez) no tenemos todos los huevos en la misma cesta. Por ese lado estamos mejor pues unos 70 ejemplares viven en ese bosque, el 16% del total de pinzones azules. Pero, por otro, no disponemos del colchón que supuso en 2007 disponer de un amplio plantel en cautividad de pinzones azules, jóvenes, representativos de la totalidad de genes de la población salvaje y disponible para criar en cautividad. 

Ahora, debido al grave boicot ejercido desde la Oficina de Biodiversidad del Gobierno de Canarias desde que retomaron las riendas de la cría en 2013, el pinzonario es sencillamente un geriátrico donde apenas unas pocas parejas están aptas para criar y suponer una garantía para la especie en caso de grave catástrofe, como parece ser este gran y  todavía descontrolado incendio.

Sencillamente conque durante varios años, en mi ausencia forzada, no se hubiesen dejado morir de frío decenas de huevos fértiles, cuyo producto un programa informático decía que no eran adecuados para ser liberados en la cumbre por cuestiones genéticas, quizás dispusiéramos de ejemplares aptos para la cría. Pero el ansia por cargarse el Centro de Cría ejercido por los técnicos del Gobierno de Canarias y la imprescindible colaboración de algún funcionario de mi propio Cabildo, con ansias de no generar problemas, ha dado al traste con esa posibilidad.

Y mientras se ha disfrutado de un Programa LIFE que,  en un principio, cuando se solicitó a la Unión Europea, potenciaba la cría en cautividad. Casualmente, tras mi reincorporación por sentencia judicial firme, ese objetivo fue modificado de forma más que tendenciosa y en contra de mi opinión como responsable de la conservación del pinzón azul de Gran Canaria. El objetivo oculto era eliminar la cría, la reposición de ejemplares reproductores y abocar al pinzonario a la extinción por senectud de los parentales. Casi lo han conseguido.

Espero que alguien en el Gobierno de Canarias con el cual deseo trabajar, como canario responsable y amante de mi tierra, sea consciente de tanto desmán y, de una vez por todas, pare las patas a tanto boicoteador con poder de entorpecer las tareas desarrolladas por nuestro Cabildo. Son muy pocos y tienen nombre y apellidos bien concretos. Como denominador común tienen el haber fracasado en toda la línea en sus iniciales intentos de cría durante nada menos que 11 años, cuestión esta que, al parecer, aun no han superado. ¡¡Ya está bien!! 

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