Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Peinado multiplica los frentes del ‘caso Begoña’ sin lograr avances significativos
El miedo “sobrenatural” a que el cáncer vuelva: “Sientes que no consigues atraparlo”
OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Las chuches de Soria y Rajoy

La política se desliza por la demagogia o el espectáculo con demasiada facilidad, de ahí que estos acontecimientos sobre asuntos de la vida cotidiana alcancen notoriedad pública. El aburrimiento, síntoma de las democracias parlamentarias asentadas, no vende. De ahí la propensión de algunos a la payasada, la excentricidad, la temeridad o la extravagancia que reclaman los Media. Ignoran el alto precio que después se paga por ello. A mí en cambio, más que el traje de las dos hermanas Zapatero Espinosa ante Obama, me seducen más las “chuches” de Rajoy. El líder del PP saca a un niño en su mítin de Dos Hermanas (Sevilla), lo muestra, lo sube al escenario, le mete miedo diciéndole que el malo de Zapatero le va a subir las chuches, y el público suelta una carcajada, le ríe la gracia, qué ingenioso es Mariano el breve, que no es tan corto, pues ya lleva 8 años de asalto a la Moncloa y nos promete una tercera intentona en 2012. En el PP hay menos remilgos para utilizar a los niños, recuerden la no menos célebre “niña” de Rajoy, cuya metáfora electoral le costó el puesto a uno de sus asesores por burda, mediocre y sobre todo ineficaz. Enterrada la niña, ahora ponen en el cartel al niño de las chuches y a las hijas góticas de Zapatero.

Mi modesta experiencia como cronista político en Madrid durante las dos últimas décadas me dice que así no se ganan elecciones. Aznar, en quien tanto dicen fijarse ?y eso lo viví en directo, cubriendo sus tres últimas campañas electorales antes y después de su llegada a la Moncloa?, al menos no lo hizo así y nos legó dos valiosos manuales de cómo ganar unas comicios y cómo perderlos. Con las chuches lo que logra uno es la broma fácil, no sufragios, ni credibilidad, ni solvencia. A mí me interesan más las noticias que navegan a contracorriente, que demuestran el arrojo de los periodistas al publicarlas. Me he fijado en ésta de “El Confidencial.com”, que dirige Jesús Cacho, periodista conservador con quien he trabajado, firmada a su vez por Federico Quevedo, que fue jefe de prensa en la Generalitat de Eduardo Zaplana: “Crecen las voces en el PP que piden a Rajoy 'cortar cabezas' en la Comunidad Valenciana”. ¿Pero de veras piensan los “populares” que pueden ganar unos comicios dejando tras de sí el reguero de choriceo, asalto a los fondos públicos, financiaciones ilegales, hipocresías, persecuciones, cortinas de humo y escándalos con que nos obsequian a diario a la ciudadanía? Luego dirán que la culpa es de la policía, de los fiscales y de los periodistas, pero la realidad es que en Génova 13 hace falta una auténtica regeneración que logre ilusionar a los españoles, como en su día hicieron Suárez, Felipe, Aznar y Zapatero. Y el recurso a las chuches, a la larga, sólo produce melancolía... y colesterol.

Federico Utrera

La política se desliza por la demagogia o el espectáculo con demasiada facilidad, de ahí que estos acontecimientos sobre asuntos de la vida cotidiana alcancen notoriedad pública. El aburrimiento, síntoma de las democracias parlamentarias asentadas, no vende. De ahí la propensión de algunos a la payasada, la excentricidad, la temeridad o la extravagancia que reclaman los Media. Ignoran el alto precio que después se paga por ello. A mí en cambio, más que el traje de las dos hermanas Zapatero Espinosa ante Obama, me seducen más las “chuches” de Rajoy. El líder del PP saca a un niño en su mítin de Dos Hermanas (Sevilla), lo muestra, lo sube al escenario, le mete miedo diciéndole que el malo de Zapatero le va a subir las chuches, y el público suelta una carcajada, le ríe la gracia, qué ingenioso es Mariano el breve, que no es tan corto, pues ya lleva 8 años de asalto a la Moncloa y nos promete una tercera intentona en 2012. En el PP hay menos remilgos para utilizar a los niños, recuerden la no menos célebre “niña” de Rajoy, cuya metáfora electoral le costó el puesto a uno de sus asesores por burda, mediocre y sobre todo ineficaz. Enterrada la niña, ahora ponen en el cartel al niño de las chuches y a las hijas góticas de Zapatero.

Mi modesta experiencia como cronista político en Madrid durante las dos últimas décadas me dice que así no se ganan elecciones. Aznar, en quien tanto dicen fijarse ?y eso lo viví en directo, cubriendo sus tres últimas campañas electorales antes y después de su llegada a la Moncloa?, al menos no lo hizo así y nos legó dos valiosos manuales de cómo ganar unas comicios y cómo perderlos. Con las chuches lo que logra uno es la broma fácil, no sufragios, ni credibilidad, ni solvencia. A mí me interesan más las noticias que navegan a contracorriente, que demuestran el arrojo de los periodistas al publicarlas. Me he fijado en ésta de “El Confidencial.com”, que dirige Jesús Cacho, periodista conservador con quien he trabajado, firmada a su vez por Federico Quevedo, que fue jefe de prensa en la Generalitat de Eduardo Zaplana: “Crecen las voces en el PP que piden a Rajoy 'cortar cabezas' en la Comunidad Valenciana”. ¿Pero de veras piensan los “populares” que pueden ganar unos comicios dejando tras de sí el reguero de choriceo, asalto a los fondos públicos, financiaciones ilegales, hipocresías, persecuciones, cortinas de humo y escándalos con que nos obsequian a diario a la ciudadanía? Luego dirán que la culpa es de la policía, de los fiscales y de los periodistas, pero la realidad es que en Génova 13 hace falta una auténtica regeneración que logre ilusionar a los españoles, como en su día hicieron Suárez, Felipe, Aznar y Zapatero. Y el recurso a las chuches, a la larga, sólo produce melancolía... y colesterol.