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La crisis del PPopulismo en Ingenio

Javier Doreste

Las Palmas de Gran Canaria —

El Partido Popular, construido en torno a la persona de Soria, nunca ha sido un baluarte ideológico más allá de cuatro principios de toda derecha. Privatiza, toma el dinero y corre podría ser su eslogan. Ahí están casos como los concursos eólicos, los juicios de Telde, etc. para mostrar la vigencia de esos principios. Más allá de eso, solo queda populismo del barato, cercano a la ultraderecha contra los mendigos e inmigrantes, caritativo cuando se deja en manos de las ONG la gestión de las ayudas y la solidaridad municipales, etc... Esa inconsistencia ideológica, impulsada por la ambición de mandar, le ha permitido rechazar la policía y la televisión autonómica cuando estaba en la oposición y aprobarla de prisa y corriendo cuando compartió gobierno con Rivero. Podría decirse que parodia a Groucho cuando dijo aquello de: “estos son mis principios y si no le gustan, no se preocupen, tengo otros”.

Y por supuesto que esta inconsistencia chorrea de arriba abajo en todo el partido Popular. Y por ello, buscando algo que vender a sus electores, todo el partido se vuelca en el populismo ramplón con tal de conseguir los votos necesarios para seguir mandando. La pasada campaña del Cabildo popular a favor de la construcción de hoteles de cuatro estrellas, mezclando los intereses de la isla con los de los empresarios, fue buena muestra de ello. El problema surge cuando la inconsistencia ideológica y el populismo dan paso a los intereses personales, a las ambiciones particulares, a los negocios cercanos al poder... Ejemplo paradigmático es el caso del municipio de Ingenio, lugar donde se ha montado lo que algunos dirían la carajera, en cruce de acusaciones entre los miembros del Partido Popular. Carajera que los pone en un tris de perder la alcaldía y que perjudica, como no podía ser de otra manera, la buena marcha de los asuntos municipales.

Todo empezó con el resultado de las últimas elecciones municipales. La lista pergeñada por Soria en torno a Juan José Gil (JJ) consiguió siete concejales, la de Agrupa Sureste cuatro y la del PSOE diez. Parecía lógico que el alcalde fuera socialista, máxime cuando los de Agrupa están cercanos a Nueva Canaria, o eso dicen. La sorpresa saltó cuando Juan José Gil adquirió la alcaldía por un pacto con los de Agrupa... Bueno, estas cosas pasan en las islas. La carencia de principios ideológicos hace que los populistas terminen pactando entre ellos. Se trata de rebañar poder. El recién alcalde renunció al cobro de sus emolumentos, quedándose con su sueldo de profesor. Arguyó que así no costaba nada a sus vecinos el que él fuera alcalde. Eso sí, no explicó que para disfrutar de su sueldo de profesor necesitaba ostentar la portavocía de su grupo municipal. De todas formas eso no llama la atención. Algunos cobran dos o tres sueldos y que JJ renunciara a uno lo destaca del pelotón de chupópteros que pueblan las listas de algunos partidos.

Pero quizás el asunto no empezó con el resultado de las elecciones. Quizás el asunto empezó desde el momento en que Soria pergeñó la lista, imponiendo a Juan José Gil al menos a una candidata que no era de su gusto. Y como no había problema ideológico (porque ya hemos dicho que estos señores tienen una ideología muy sencillita) JJ tiró para adelante hasta conseguir sentarse en el trono municipal. Pero entonces empezaron los problemas. La cabecilla soriana, Pino Vega, reclamó poder con el anhelo de conseguir la codiciada Concejalía de Urbanismo que ya estaba negociada con los amigos de gobierno. Pero JJ no estaba dispuesto a soltar tan jugoso regalo a una posible rival dentro del partido y redujo a Vega a un cero a la izquierda en la vida consistorial y la damnificada empezó a faltar a los plenos visto el poco provecho que sacaba. Y, por supuesto, empezó a maniobrar a espaldas de JJ para ver como lo desplazaba del centro del poder municipal. Vista la tensión en el grupo municipal del populista PP, otra concejala, Romina González hizo mutis por el foro gracias a una prolongada baja, dejando al alcalde en minoría. Los del PSOE ya empezaban a afilar los cuchillos, preparándose para el asalto final. En medio JJ conseguía que el pleno aprobara un SÍ rotundo a las prospecciones petrolíferas.

Pino esperó su oportunidad y esta llegó cuando el grupo de gobierno propuso privatizar la gestión de la piscina municipal. Se decía que la beneficiaria de la concesión era una empresa cercana a un familiar del alcalde. Insistimos, se decía. Con lo que el voto de Pino rechazando la privatización junto a los diez socialistas, hizo que la propuesta del alcalde fuera rechazada y que la susodicha empresa perdiera un jugoso negocio. La reacción de JJ fue fulminante. Empezaron las amenazas a los acólitos de la Sra. Vega, de quitarles el sueldo si seguían por esa senda.

Juan José cambió de postura respecto al petróleo. No seré yo quien critique que la gente cambie de opinión, de sabios es rectificar, pero parece que ese cambio fue más por fastidiar a la dirigencia de su partido que apoyaba a los disidentes que por convicción, y con la intención de hacer un giño a una posible futura novia (Coalición Canaria). Recordamos que el propio JJ había aprobado una moción a favor de las prospecciones en su momento. Y por descontado que tal cambio de actitud no gustó nada a Bravo de Laguna jr. encargado por Soria de cuidar el corral gran canario cuando el ministro está ausente, y destacaron a Rayco Padilla como avanzadilla de lo que el propio JJ definió “la Legión” para molestar al alcalde. El muchacho, remitió un escrito al ayuntamiento preguntando si las guaguas que JJ fletaba para la gran manifestación, eran pagadas por el ayuntamiento o no. Se buscaba una posible acusación de malversación de fondos municipales... Indignado por su osadía JJ filtra quién ha presentado el escrito, lo que contraviene la ley de protección de datos, Rayco se indigna y el alcalde le retira todas las funciones. De paso hace lo mismo con otro concejal, Juan Carlos Cabrera, demasiado amigo de Rayco y Pino. Y estos acuden quejosos a Bravo junior, pidiéndole amparo. Lucas los acoge como a damnificados y amenaza a JJ con privarle de la portavocía, con lo que se quedaría sin nómina de la consejería de educación. Después viene el cruce de acusaciones, las declaraciones en los periódicos y el municipio sin gobierno y la privación de la portavocía al alcalde. Y Juan José empieza a buscar otros echaderos políticos.

Mientras el pulso entre populistas continúa, con oferta de gobierno de concentración rubalcaviano por el PSOE, los asuntos municipales se van quedando atascados, no hay concejales con firma suficientes, y el pueblo se hace mil lenguas, harto de estas lides de individuos ansiosos de sillón. Y lo peor es que el culebrón no ha terminado. Cualquier día aparecen en Sálvame tirándose los trastos a la cabeza.

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