Espacio de opinión de Canarias Ahora
Despolitizar la política, militarizar la catástrofe
Dejó escrito Jorge Guillén que cuando oía la palabra patria se echaba a temblar pues lo siguiente era la aparición de la sangre, a ríos. Con mucha distancia, me ocurre algo parecido cuando tengo noticia de esas incorporaciones militares ¿extemporáneas? a la gestión pública para arreglar los desastres de la catástrofe de Valencia. ¿No hay ninguna persona cualificada civil para el desempeño de tal misión?
Y tiemblo más cuando escucho al teniente general reclutado manifestar que va a quitar la política de la gestión de la catástrofe. Qué bien: ¿a él quién lo va a nombrar vicepresidente?, ¿un auxiliar del Papa o un político? Los militares, incluso jubilados o en la reserva, deberían permanecer en el ámbito que les corresponde o no se les debería permitir hacer incursiones en la gestión pública más allá de las que le encargue el poder civil al que obedecen, cuando están en activo. Salvo una, esa experiencias con gaseosas explosivas nunca han salido muy bien. La una fue Gutiérrez-Mellado, entre otras muchas cosas, el militar más odiado y denostado por la extrema derecha civil y militar de este país. Empezó en lo castrense y se fraguó como un mullidor indispensable de la transición democrática española. Y culminó su vida civil con una lucha denodada contra la enfermedad de la drogadicción, bruscamente cortada por un accidente de tráfico. “Guti” hubo uno, el resto es anécdota, hasta el teniente general de aviación que estuvo y está en Podemos.
No se sabe si la despolitización emprendida por el teniente general retirado que va a ejercer de vicepresidente de un gobierno de una comunidad autónoma, Valencia, supone no hablar de recursos económicos con los políticos responsables de esos asuntos, nacionales y europeos. Suena todo muy absurdo y da mucha pena porque se trata de una catástrofe que ha asolado a un pueblo entero, que se ha llevado por delante a más de doscientas personas y sobre la que se están vertiendo otros ríos de mentiras y maldecires que hacen mucho daño. Pero claro, hay que despolitizar. Como si la política no fuera clave, la acción política, para recuperarse del desastre. Y por lo que parece, hay que militarizar la vida cotidiana, o eso piensa el tal Mazón con el visto bueno del señor que se hacía fotos con un narcotraficante porque creía que entonces solo era contrabandista de tabaco y perfumes selectos. Qué aconteceres patrios.
Urge que ese juez tan dilecto en profundizar, prospectar y suponer a partir de considerar que todo lo que tenga que ver con la izquierda política es malo; urge, digo, que pida cuentas corrientes y estados civiles a los militares que van a formar parte del gobierno de la comunidad autónoma de Valencia, pura precaución demente y preventiva, no vaya a ser que aparezcan matrimonios insospechados en la vida castrense y situaciones económicas inconfesables en la tierra, mar, aire, y en Marte.
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