“Habe Mut, Dich Deines eigenen Verstandes zu bedienen!” (“¡Ten la valentía de usar tu propia mente1”) - Immanuel Kant
Estamos en mayo con sus flores. Y en este mayo coinciden una serie de aniversarios dignos de ser recordados. Y para mí este 3 de mayo en este año 2022 en que la pandemia nos enferma y mata, en que la guerra ocupa las noticias y nuestras mentes es de singular importancia.
El 3 de mayo fue proclamado como el Día Mundial de la Libertad de Prensa por la ONU para apoyar la independencia en el periodismo y recordarnos el valor de la libertad del periodismo en el mundo. Fue el año 1991 en la 26ª reunión de la Conferencia General de la UNESCO en París, donde se fraguó el germen que llevaría a la proclamación del Día Mundial de la Libertad de Prensa un par de años más tarde. La fecha escogida, el 3 de mayo, se eligió por coincidir con el aniversario de la Declaración de Windhoek: una histórica reivindicación elaborada por periodistas africanos en 1991.
En la Declaración de Windhoek, una sesentena de periodistas de medios de comunicación de diversos países africanos que participaban en un seminario organizado por la propia UNESCO en mayo de 1991 en Windhoek (Namibia) elaboraron un documento que recogía los principios imprescindibles de la libertad de prensa, la importancia del pluralismo y la independencia de los medios como pilares para una sociedad avanzada y en paz. Lo mismo sucede con la libertad de expresión, recogida en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos como uno de los derechos fundamentales de todo ser humano.
Comparar el grado de libertad de prensa del que gozan los periodistas y los medios en 180 países o territorios: ese es el objetivo de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. Este análisis se basa en la definición de la libertad de prensa elaborada por RSF y su panel de expertos, en el marco de la revisión metodológica de 2022:
“La libertad de prensa es la posibilidad efectiva para los periodistas, como individuos y como colectivo, de seleccionar, producir y difundir informaciones, en aras del interés general, independientemente de las interferencias políticas, económicas, legales y sociales, y sin menoscabo para su seguridad física y mental.”
Negacionismo anti-pandemia e “información” bélica
Alrededor nuestro se desata una campaña propagandística sobre la que carecemos de control. Estamos sometidos a un bombardeo diario y unilateral sobre el conflicto bélico de Ucrania. Es igual de qué lado geográfico o político estemos situados: si vivimos en la Federación Rusa se nos elevará a Putin a los altares del nacionalismo pan-ruso de nuevo cuño; si vivimos en “Occidente” (que incluye curiosamente a Japón, Australia, Corea del Sur, Filipinas...) se nos presentará a un Putin “loco” que ataca al heróico comediante elegido Presidente para defender a Occidente.
Antes de la guerra (en Rusia no se la puede llamar así puesto que es una “operación militar especial”) teníamos que enfrentarnos a mutaciones constantes del virus COVID y también a millares de “negacionistas” que hablaban de una conspiración mundial. En Alemania el partido calificado como neonazi que se presenta como Alternativa para Alemania (AfD) era defensor de esa teoría conspirativo-negacionista. El caso que salta a la vista es la unilateralidad de informaciones contrarias a Rusia y sumisas al Pentágono y la Casa Blanca.
Cada año, el Día Mundial de la Libertad de Prensa se centra en un lema para dar a conocer diversas problemáticas a las que se enfrenta cada año la profesión. En este 2022 el lema es “Periodismo bajo asedio digital”, que busca centrarse en el impacto que internet y la era digital tienen en la libertad de expresión, en la seguridad de los periodistas, en el acceso a la información y en la privacidad de todos los implicados.
La crisis del coronavirus ha cristalizado internacionalmente el autoritarismo del presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, quien amenaza de muerte a los periodistas “hijos de puta” que no obedecen su línea. Dos periodistas podrán ser condenados a meses de prisión por haber difundido “información falsa” relacionada con la crisis de la COVID-19, un proceso penal posible gracias a que el Congreso aprobó una “ley de esfuerzo colectivo para sanar juntos”, que es una forma de disciplinar la opinión pública por las buenas o por las represiones.
Prácticas esas, características de la “democratura” que se ha establecido en el archipiélago desde que el autoritario presidente tomó las riendas del país, en el 2016. Las autoridades han negado la acreditación de prensa necesaria para cubrir la zona en cuarentena a medios de comunicación alternativos, como el sitio web Bulatlat; ésta sólo se concede a los medios de comunicación obedientes al gobierno. A inicios de abril del pasado 2020 la represión aumentó: se obligó a un periodista a pedir disculpas públicamente por criticar la inacción del gobierno frente a la crisis de la COVID-19. Esta humillación es una práctica que suele aparecer en los regímenes totalitarios.
Estados Unidos está el 42 en la lista pues, según Reporteros sin Fronteras (RSF), en Estados Unidos, antaño considerado como un modelo en materia de libertad de prensa y de expresión, las vulneraciones a la libertad de información se multiplican a un ritmo escalofriante. Después de cuatro años de insultos y denigración constante de la prensa por parte del presidente Trump, su sucesor, Joe Biden, ha expresado su deseo de que Estados Unidos recupere su estatus de modelo de la libertad de expresión; pero aunque esa voluntad se ha traducido en de ruedas de prensa periódicas de la Casa Blanca y de la agencia federal, la veracidad y transparencia no son siempre la norma.
El gobierno de Estados Unidos con Biden mantiene la demanda de extradición del fundador de Wikileaks, Julian Assange, para que condenarle ante sus tribunales de justicia por la publicación, en 2010, de documentos clasificados. Julian Assange sigue en prisión provisional en el Reino Unido a donde fue entregado por un presidente mentiroso y corrupto; una situación que impacta en la posición de ambos países en la Clasificación de la Libertad de Prensa, puesto que tal tratamiento de periodistas no es expresión de libertad.
En los últimos años, los periodistas han tenido que trabajar en condiciones peligrosas en Estados Unidos y, durante las manifestaciones, en un ambiente de animadversión y agresividad sin precedentes. Reporteros claramente identificados como tales han sido el objeto de agresiones físicas deliberadas. Por otra parte, son cada vez más los profesionales que padecen acoso, intimidaciones y ataques cuando trabajan sobre el terreno.
¿Un nuevo caso Assange?
Rusia ocupa el lugar 148 entre 180 países. En lugar de aceptar la competencia que acompaña el pluralismo, el Kremlin parece forzar las reglas de la política y amañar a su favor los ‘partidos’ de los medios de comunicación.
Ucrania ocupó el puesto 106 pero hay que tener en cuenta que posiblemente las valoraciones fueron hechas antes de la prohibición de 11 partidos y la prohibición de toda una serie de periódicos y radios que no estaban de acuerdo con el presidente Zelesnky. Incluso el hecho de que la Seguridad del Estado haya hecho que se detenga en España pidiendo su extradición a un periodista ucraniano que habita en España desde hace 7 años, acusado de espionaje. Hay que hablar quizás de un nuevo caso Assange.
La situación filipina mencionada antes y en otros países contrasta con la de los tres países nórdicos, Noruega, Dinamarca y Suecia, en los que “la libertad de expresión se realiza en todo su esplendor”.
En la edición de 2022, este procedimiento excepcional se ha aplicado en los casos de Rusia, Ucrania y Mali. Calificación de los territorios. La clasificación se basa en una puntuación atribuida a cada territorio, que puede variar de 0 a 100. Un alto grado de libertad de prensa se asocia a una puntuación elevada, y lo mismo sucede a la inversa.
El mapa de la libertad de prensa proporciona una síntesis visual de los logros de cada país en la Clasificación Mundial. Los colores se asignan en función de la puntuación obtenida, de la siguiente manera:
- [85 ; 100 puntos] : buena situación (verde);
- [70 ; 85 puntos] : situación más bien buena (amarillo);
- [55 ; 70 puntos] : situación problemática (naranja claro);
- [40 ; 55 puntos] : situación difícil (naranja oscuro);
- [0 ; 40 puntos] : situación muy grave (rojo oscuro).
En cualquier caso, la metodología clasificatoria no es exacta en sus apreciaciones y el cuestionario de preguntas permite a los interrogados respuestas arbitrarias, sin un contraste científico. Pero es un método eficiente para elevar la vigilancia de las libertades individuales frente al poder político. Aunque no funciona contra el poder de los propietarios de las cadenas y medios informativos.
¿Elon Musk nos da libertad “condicional” de prensa?
Musk, el capitalista más rico del mundo, ha comprado la red social Twiter por 44.000 millones de dólares. Según sus declaraciones, que no son las de los Reporteros sin Fronteras (RSF), Elon Musk quiere garantizar ls libertad de prensa. Es el mismo Musk quien en su cuenta de Twitter dice :“La libertad de expresión es la base de una democracia que funcione y Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad”. Si no toda la Humanidad si sus más de 85 millones de seguidores han recibido y consumido su mensaje. Pero la cuestión es que, objetivamente, se convierte en uno de los Grandes Hermanos que sin ningún complejo ni disimulo expresan su propia opinión e intereses, y que, llegado el caso, censurará o evitará, por medio de una simple orden o amenaza, que en sus “cadenas” se proclamen consignas distintas a sus intereses.
Libertad condicional es la libertad o el permiso que se puede conceder a una persona privada de libertad (preso), normalmente debido a su buen
comportamiento, y que afecta solo al cumplimiento de la última parte de la pena a la que fue condenado. Y los consumidores de Twiter nos convertimos en súbditos en el mejor de los casos o prisioneros, en el peor caso, del Gran Hermano y Propietario. Y esa libertad “condicional” se concede si el condenado ha observado buena conducta según el criterio superior que en este caso será, inevitablemente, el del sr. Musk o de sus empleados y controladores.
Esa buena “conducta” se reconocerá en la expresión de opiniones conformes con el criterio superior o en caso contrario se cerrará el calabozo incondicionalmente sometido a las voluntades expresas de Elon Musk o sus representantes.
No basta la voluntad de un Gran Jefe o Propietario para garantizar la Libertad de Prensa, la Prensa es para el público y sus libertades y derechos. Si tal poder está en sólo un par de manos, no hay garantía colectiva que controle su buen uso, ni siquiera la libertad “condicional”.