Espacio de opinión de Canarias Ahora
La España improductiva
La productividad en el seno de la mayoría de las empresas españolas ha mermado desde finales de la última década. Obtener la mayor cantidad de producción en menor espacio de tiempo, se ha convertido en una proeza que se antoja imposible o al menos compleja. Eliminar los obturadores que impiden su crecimiento un objetivo difícil de alcanzar.
Este lastre productivo asfixia la economía de las entidades o sociedades privadas españolas, no creyendo éstas tener otra opción plausible o salida posible que la destrucción de empleo o el cese de su actividad. Lejos de disponer herramientas ambiciosas que sirvan para mejorar la productividad en nuestro país, el gobierno del Partido Popular acude en ayuda de la parte contratante y fabrica una reforma laboral que no ha solventado la perdida de productividad, sino que ha perjudicado deliberadamente a la parte contratada, o lo que es lo mismo, a la parte débil de la relación laboral.
En los últimos años, hemos visto que mientras algunos países de de la UE introducen en su legislación fórmulas que desbloqueen la perdida de productividad, España y sus medidas reformistas, no han sido combustible para activar la maquinaria económica empresarial y los generadores de empleo del país.
Encender la chispa que inyecte la economía es un reto global que los gobiernos deben afrontar, pero este motor sólo puede arrancar cuando al girar el contacto abrimos vías reales para mejorar la productividad y generar empleo.
La productividad y la satisfacción laboral son un sino que ocupa amplios foros de debate en la UE y en las OMS. Los denominados Riesgos Psicosociales en el trabajo, que otrora no eran de mucha importancia, adquieren protagonismo relevante y se presentan junto a la conciliación de la vida laboral y familiar como el primer reto importante para mejorar la productividad en la lucha contra la crisis global.
Medidas legislativas laborales de países del norte de Europa y de Holanda, y la negociación colectiva, son herramientas a tener en cuenta y que bajo mi punto de vista serán útiles a la hora de mejorar la productividad y por lo tanto, generadoras de empleo.
Pero este tipo de decisiones no serán tomadas por este gobierno; van en contra de su razón de ser. Y mientras la productividad siga cayendo la crisis económica seguirá existiendo y el final del túnel para los españoles se verá muy lejos o inalcanzable.
En conclusión, ¿podemos mejorar la productividad de las empresas españolas? Sin duda sí, con verdaderas reformas útiles que activen el auténtico “comienzo de la recuperación”.
La productividad en el seno de la mayoría de las empresas españolas ha mermado desde finales de la última década. Obtener la mayor cantidad de producción en menor espacio de tiempo, se ha convertido en una proeza que se antoja imposible o al menos compleja. Eliminar los obturadores que impiden su crecimiento un objetivo difícil de alcanzar.
Este lastre productivo asfixia la economía de las entidades o sociedades privadas españolas, no creyendo éstas tener otra opción plausible o salida posible que la destrucción de empleo o el cese de su actividad. Lejos de disponer herramientas ambiciosas que sirvan para mejorar la productividad en nuestro país, el gobierno del Partido Popular acude en ayuda de la parte contratante y fabrica una reforma laboral que no ha solventado la perdida de productividad, sino que ha perjudicado deliberadamente a la parte contratada, o lo que es lo mismo, a la parte débil de la relación laboral.