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El esquinazo

Soria no ha querido nunca explicarse y si no fue su inventor, sí es un apasionado de la estrategia pepera de acusar a policías, fiscales y jueces de perseguir al PP por cuenta de los psocialistas; a pesar de tratarse de casos desvelados desde el propio entorno pepero o sus alrededores. Es lo que acaba de hacer Dolores de Cospedal ayer mismo ante el último affaire destapado en Murcia: sólo se muestran los peperos locuaces y faltones al atribuir los escándalos a intereses políticos; psocialistas, por supuesto.

Para obrar así parte el PP de las encuestas que le han llevado a la proclamada conclusión de que a la gente, a los electores, les tienen sin cuidado las malas prácticas con los dineros públicos y que todo el monte es orégano. La ventaja del PP sobre el PSOE y las expectativas de voto en Valencia, que mejoran con cada nueva barbaridad, hace que los peperos se crean libres de responsabilidades políticas.

En Canarias el PP está en esa línea. Dicen que las intenciones de voto también les favorecen y punto. Cosa que choca con el rumor de que Soria ha decidido, sin primarias ni boberías, hacer doblete y presentarse el año que viene al Parlamento y a la alcaldía de Las Palmas. No he podido constatar lo que haya de cierto (sería inútil preguntárselo a él) pero incluso en medios peperos dicen que podría ser. Si lo es, cabe pensar que Soria no lo tiene tan claro y desea asegurarse la alcaldía, a poder ser, como reducto desde el que seguir enredando. Lo que, a su vez, indicaría desconfianza respecto a un nuevo pacto con ATI-cc. En 2007 lo apalabraron mucho tiempo antes de convocarse las elecciones por lo que, de ser cierto, hay que interpretar el doblete como el intento de amarrar algo, pues no se ve, bonito fuera, de diputado raso y mero presidente de su partido. Sufriría mucho su ego y quedaría desguarnecido.

Es posible, como se dice, que sus actuales encontronazos con CC sean pantomima preelectoral. Pero con todo teme que los nacionalistas, que tampoco están para muchas alegrías, le den el esquinazo.

Soria no ha querido nunca explicarse y si no fue su inventor, sí es un apasionado de la estrategia pepera de acusar a policías, fiscales y jueces de perseguir al PP por cuenta de los psocialistas; a pesar de tratarse de casos desvelados desde el propio entorno pepero o sus alrededores. Es lo que acaba de hacer Dolores de Cospedal ayer mismo ante el último affaire destapado en Murcia: sólo se muestran los peperos locuaces y faltones al atribuir los escándalos a intereses políticos; psocialistas, por supuesto.

Para obrar así parte el PP de las encuestas que le han llevado a la proclamada conclusión de que a la gente, a los electores, les tienen sin cuidado las malas prácticas con los dineros públicos y que todo el monte es orégano. La ventaja del PP sobre el PSOE y las expectativas de voto en Valencia, que mejoran con cada nueva barbaridad, hace que los peperos se crean libres de responsabilidades políticas.