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El foro social en Kenia

Los grandes problemas tendrán presencia en los trabajos del FSM, planteados de manera positiva. Por la construcción de un mundo en paz; por la liberación del mundo del dominio de las multinacionales y del capital financiero; por el acceso universal a los bienes comunes de la humanidad y de la naturaleza; por la democratización del conocimiento y la información; por la igualdad de género y la eliminación de toda forma de discriminación; por la garantía de los derechos económicos, sociales, humanos y culturales, especialmente los derechos a la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, el empleo y el trabajo digno; por la construcción de un orden mundial basado en la soberanía, la autodeterminación y los derechos de los pueblos; por la construcción de estructuras políticas realmente democráticas e instituciones con participación popular en las decisiones y su control sobre los negocios y los recursos públicosÂ… El lugar de este encuentro, Kenia. Fue joya neocolonial mimada por Occidente durante la Guerra Fría, como baluarte de sus intereses estratégicos. El vecino tanzano iniciaba una tercera vía entre los bloques, mientras Etiopía y Somalia se situaban en la órbita de Moscú. El café permitió cierto crecimiento hasta la mitad de los años 80. A partir de entonces, Kenia quedó sometida a los dictados del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial. Lo de siempre, pues, liberalización de los precios y las importaciones, eliminación de las subvenciones a la industria, devaluación y apoyo decidido al sector exportador a costa de relegar los cultivos de alimentación dirigidos al mercado interior, provocando así el desarraigo de los campesinos. Ya en el 84 el servicio de la deuda se tragaba el 27% de las exportaciones. Los salarios perdían poder adquisitivo y los pobres seguían empobreciéndose. Los gastos sociales aumentaron un 15% anual después de la independencia de Gran Bretaña (1967), pero ya en 1974 quedaron reducidos al 2%. La década de los 90 no sólo contempló estos desastres sociales en aumento sino que además incluyó una crisis de su sector estrella, el turismo. El presidente Mwai Kibaki, elegido en 2002 y famoso por la corrupción de su entorno, espera su reelección este año y permanecer como gestor principal de las trasnacionales que esquilman su país. Lo tiene complicado porque hace dos años perdió el referéndum sobre la Constitución, acontecimiento interpretado como voto de castigo.Desde Nairobi surgirán esta semana las llamadas de atención y las legítimas exigencias africanas y de los pobres en general. Al revés de lo predicado por ciertos augures, el Foro Social Mundial está vivito y avanzando. Esperamos las noticias que nazcan en Kenia con gran interés. Y también las disparadas desde Davos.

Rafael Morales

Los grandes problemas tendrán presencia en los trabajos del FSM, planteados de manera positiva. Por la construcción de un mundo en paz; por la liberación del mundo del dominio de las multinacionales y del capital financiero; por el acceso universal a los bienes comunes de la humanidad y de la naturaleza; por la democratización del conocimiento y la información; por la igualdad de género y la eliminación de toda forma de discriminación; por la garantía de los derechos económicos, sociales, humanos y culturales, especialmente los derechos a la alimentación, la salud, la educación, la vivienda, el empleo y el trabajo digno; por la construcción de un orden mundial basado en la soberanía, la autodeterminación y los derechos de los pueblos; por la construcción de estructuras políticas realmente democráticas e instituciones con participación popular en las decisiones y su control sobre los negocios y los recursos públicosÂ… El lugar de este encuentro, Kenia. Fue joya neocolonial mimada por Occidente durante la Guerra Fría, como baluarte de sus intereses estratégicos. El vecino tanzano iniciaba una tercera vía entre los bloques, mientras Etiopía y Somalia se situaban en la órbita de Moscú. El café permitió cierto crecimiento hasta la mitad de los años 80. A partir de entonces, Kenia quedó sometida a los dictados del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial. Lo de siempre, pues, liberalización de los precios y las importaciones, eliminación de las subvenciones a la industria, devaluación y apoyo decidido al sector exportador a costa de relegar los cultivos de alimentación dirigidos al mercado interior, provocando así el desarraigo de los campesinos. Ya en el 84 el servicio de la deuda se tragaba el 27% de las exportaciones. Los salarios perdían poder adquisitivo y los pobres seguían empobreciéndose. Los gastos sociales aumentaron un 15% anual después de la independencia de Gran Bretaña (1967), pero ya en 1974 quedaron reducidos al 2%. La década de los 90 no sólo contempló estos desastres sociales en aumento sino que además incluyó una crisis de su sector estrella, el turismo. El presidente Mwai Kibaki, elegido en 2002 y famoso por la corrupción de su entorno, espera su reelección este año y permanecer como gestor principal de las trasnacionales que esquilman su país. Lo tiene complicado porque hace dos años perdió el referéndum sobre la Constitución, acontecimiento interpretado como voto de castigo.Desde Nairobi surgirán esta semana las llamadas de atención y las legítimas exigencias africanas y de los pobres en general. Al revés de lo predicado por ciertos augures, el Foro Social Mundial está vivito y avanzando. Esperamos las noticias que nazcan en Kenia con gran interés. Y también las disparadas desde Davos.

Rafael Morales