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La ilegal ley electoral canaria

Teo Mesa / Teo Mesa

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Existen leyes que están tan amañadas, por unos intereses espúreos, que resultan de intolerante canibalismo político y antidemocrático. A este tipo pertenece esta ilegal y perversa; torpe y aviesa, en varios de los acuerdos suscritos. Es un apaño de carácter egoísta autoritarista, con el objeto de seguir enquistados en un poder, en el que cuenta sobremanera, el centralismo archipielágico y el maniquear las monedas de cobre oficialistas.

Este juego sucio de ATI-CC, al negarse a firmar cualquier otra resolución justa y democrática, al acceso electoral del Parlamento canario, tiene su origen en impedir y dificultar el posible poder de la isla de Gran Canaria sobre la de Tenerife. Los políticos grancanarios, -muy buenos, ellos- firmaron este ladino juego inconstitucional, aceptando las cartas marcadas impuestas por el partido insularista. Ha quedado demostrado, desde hace siglos, del fanático insularismo recalcitrante de ATI-CC y su empecinamiento por controlar todo el poder político en la isla picuda. Como es una realidad actualmente.

Cada persona un voto. Libre e igualitario. Vivan donde vivan. Sean islas capitalinas o no. Esta es la razón de una Democracia. Es incongruentemente antidemocrático que unos 160.000 votos aprox. sean invalidados y directamente acaben en la basura, por esta inconstitucional Ley Electoral Canaria. Esto hace que en las islas capitales 20 votos; por 1 en las 'menores'; o sea: 20 electores, en cada sufragio universal voten la mitad de diputados al Parlamento Canario; mientras en las 'menores', con solo 1 voto, eligen la otra mitad. En proporciones exactas: el 78% de los electores eligen la mitad de escaños de diputados; y el 22%, eligen la otra mitad. Esta desproporción es tan injusta y en absoluto democrática, que no se corresponde con el principio griego de Democracia. Ni en su esencia etimológica. Si reparamos en este irregular hecho en Canarias, nos invita a que pensemos en el abstencionismo. En todo sufragio universal todos los votos deben tener igual valor: una persona un voto.

Esta filibustera fórmula electoral antidemocrática, es la perfecta artimaña para que ATI-CC se mantenga en el poder Autonómico sempiternamente. O hace de bisagra con otra de las fuerzas políticas. Se incumple, con esta ilegal Ley Electoral, con los principios de equidad democrática de la Carta Magna de 1978.

Se exige y aboga por una drástica reforma de esta burda Ley. Revocarla urgentemente es la solución. Porque de hecho (no por derecho), es una obscena farsa democrática, que recuerda los maniqueos de la derecha carpetovetónica de trasnochados tiempos de caciquismos aldeanos. Esta Ley debe ser llevada por los colectivos democráticos ante el Tribunal Constitucional. Ya que los partidos mayoritarios, se niegan. O tendremos que ocupar las calles, alzando las voces (sin enconar las iras), para conseguir que esta trapacera Ley desaparezca de la faz Democrática. En Gran Canaria, hemos hecho oficio, desde tiempo ha, saliendo a las calles, contra las tropelías chicharreristas.

Teo Mesa

Existen leyes que están tan amañadas, por unos intereses espúreos, que resultan de intolerante canibalismo político y antidemocrático. A este tipo pertenece esta ilegal y perversa; torpe y aviesa, en varios de los acuerdos suscritos. Es un apaño de carácter egoísta autoritarista, con el objeto de seguir enquistados en un poder, en el que cuenta sobremanera, el centralismo archipielágico y el maniquear las monedas de cobre oficialistas.

Este juego sucio de ATI-CC, al negarse a firmar cualquier otra resolución justa y democrática, al acceso electoral del Parlamento canario, tiene su origen en impedir y dificultar el posible poder de la isla de Gran Canaria sobre la de Tenerife. Los políticos grancanarios, -muy buenos, ellos- firmaron este ladino juego inconstitucional, aceptando las cartas marcadas impuestas por el partido insularista. Ha quedado demostrado, desde hace siglos, del fanático insularismo recalcitrante de ATI-CC y su empecinamiento por controlar todo el poder político en la isla picuda. Como es una realidad actualmente.