Espacio de opinión de Canarias Ahora
Manipula Bravo
Manipula Bravo al ocultar la existencia de una desconfianza radical, diría que de principio debidas a las repetidas experiencias, hacia proyectos de la derechona que tienen de denominador común el favorecimiento al empresariado afín a la causa y no contar para nada con los afectados y/o perjudicados.
Manipula Bravo al ocultar que en la regasificadora no tuvieron en cuenta los intereses de los vecinos a los que quisieron endilgar el invento en beneficio de una empresa formada por accionistas elegidos a dedo por los políticos.
Manipula Bravo con la ampliación de los vertederos sin haberle preguntado primero a su jefe y ejemplo de vida por qué arrimó el asunto en cuanto no pudo imponer el sistema de incineración que quería y que, según los del “no a todo”, era el más obsoleto, contaminante y menos recomendad.
Manipula Bravo con el Estadio Insular, como si no supiéramos que las expectativas de especulación con el solar hizo de la presidencia de la UD Las Palmas cargo apetecible; que perdió su encanto en cuanto se vio que, al tratarse de un símbolo de referencia de la ciudad, estaba demasiado expuesto a las miradas y a las opiniones y se iba a notar mucho. El recinto quedó abandonado a su suerte porque resultó no ser asunto. Quizá a la espera del paso del tiempo, que todo lo cura por olvido, para volver a la carga. Y ahí tienen a Bravo anunciando que hay una empresa dispuesta a reformar y explotar el recinto. No desveló, bonito fuera, el nombre de la empresa porque, ya saben, los del “no a todo” son gente mala y podrían escarbar y descubrir las acostumbradas concomitancias de la política y el dinero.
Manipula Bravo incluso al tratar de ejercer cierta pedagogía con una de cajón: es lógico que la empresa que realice esa reforma aspire a rentabilizar su inversión, afirmó como si los del “no a todo” no admitieran que las empresas están para ganar dinero. Manipula al ocultar que la oposición es a que lo ganen de cualquier manera y con apoyos políticos que les permiten pisotear a quienes no tienen sus agarraderas. Chirría, además, que Bravo trajera a colación semejante obviedad e ignorara el proyecto de Casariego y Guerra, el que ganó el concurso de ideas y que se decantó por el uso y disfrute público que en la mentalidad de un especulador que se precie son desperdicios.
Si se fijan, el verdadero “no a todo” es el de la derechona, siempre dispuesta a decir eso, o sea, “no” precisamente, al sentir de la ciudadanía en defensa de sus intereses y aspiraciones; a impedir la participación ciudadana y dejar hacer lo que mejor cuadre al capital que en las islas adolece de unas querencias especulosas para la que es perder dinero lo que en lugares civilizados llaman “justa retribución del capital”. Ese “no a todo” lo que no sea inducir al gran negocio, mejor si es en formato de tremendo pelotazo, resulta ser lo que en verdad impide que salgan adelante los proyectos. ¿Quieren que hablemos, por ejemplo. de la Gran Marina? ¿Acaso no es significativo que al fallar la especulada prevista se desecharan las necesarias actuaciones integrales en el litoral de la ciudad, que todo el mundo consideraba necesarias? El negocio estaba justo en aquel trecho granmarinado y no iba el PP a atender a una ciudadanía que se contenta con unos parterritos y un pizco de césped. ¿Es preciso recordar el fallido concurso eólico de Arinaga? ¿Es que acaso no fue el descubrimiento del pastel lo que retrasó el desarrollo de las energías alternativas? ¿Es que había que dejar a Soria y su entorno conseguir lo que pretendían? ¿Es que los del “no a todo” han impedido a Bravo dar la batalla por el proyecto Chira-Soria que, casualmente, mantuvo Soria en un cajón durante su etapa al frente del Cabildo? La lista de preguntas es interminable pero no me resisto a incluir una última: ¿Cómo es posible que esté ya tan saneado un Cabildo que el propio PP decía decía un año que los psocialistas lo habían dejado en el piso? A ver si va a ser su estreno de mentiroso, vía Rosa Rodríguez claro.
Manipula Bravo al ocultar la existencia de una desconfianza radical, diría que de principio debidas a las repetidas experiencias, hacia proyectos de la derechona que tienen de denominador común el favorecimiento al empresariado afín a la causa y no contar para nada con los afectados y/o perjudicados.
Manipula Bravo al ocultar que en la regasificadora no tuvieron en cuenta los intereses de los vecinos a los que quisieron endilgar el invento en beneficio de una empresa formada por accionistas elegidos a dedo por los políticos.