Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

Marear o no marear

Quienes no practican tal patriotismo totalizador consideran que la supuesta generalización de la sospecha busca que nos sintamos tan ofendidos que consideremos a los supuestos autores de las fechorías víctimas de campañas dirigidas, en realidad, contra todos nosotros que no gastamos yate ni mansión. Los responsables de la desconfianza en las instituciones, del descrédito político, de la parálisis administrativa y de la huida de inversores honestos no serían los imputados sino los denunciantes, la policía, los fiscales, los instructores y los periodistas. Así, sólo defienden Canarias quienes acuden a las puertas de los juzgados a aclamar a los trincados en renuncio y las cúpulas judiciales, como el Tribunal Superior canario y el Consejo General del Poder Judicial, que procuran hacerles más llevadero el trance a extremos de impunidad; mientras, los dirigentes de los partidos se niegan a admitir su negligencia in vigilando la cacharra del gofio. Por dar un par de ejemplos recientes, lo de Salvador Iglesias y su nombramiento de magistrado suplente antes de que se aclare la parte que le toca en el caso Góndola; o la investigación abierta por fraude con las ayudas de la UE que, en la tesis de Paulino, nos hace reos a todos los canarios, incluidos los que no importan para el consumo ni producen plátanos ni saben siquiera qué cosa sea Bruselas. En este clima, Paulino propuso al PSC consensuar asuntos de interés general. Un reflejo de su debilidad soriásica. No sé si entrará en el paquete la corrupción, por la que acabarán pagando los subordinados, que para eso se les concedió el favor de serlo. La Justicia dirá. Pero en el ámbito político sabemos ya a qué atenernos y no creo que el electorado comprenda el apaño con Paulino y el redivivo macho Soria, si se produce.En el momento de escribir, el PSC no había respondido. Debe haber desacuerdo entre los psocialistas: unos estarían dispuestos a embarcarse a pesar de la marejada y ayudar a estabilizar el barco pauliano; otros prefieren quedarse en tierra para no marear si arrecia el oleajea.

Quienes no practican tal patriotismo totalizador consideran que la supuesta generalización de la sospecha busca que nos sintamos tan ofendidos que consideremos a los supuestos autores de las fechorías víctimas de campañas dirigidas, en realidad, contra todos nosotros que no gastamos yate ni mansión. Los responsables de la desconfianza en las instituciones, del descrédito político, de la parálisis administrativa y de la huida de inversores honestos no serían los imputados sino los denunciantes, la policía, los fiscales, los instructores y los periodistas. Así, sólo defienden Canarias quienes acuden a las puertas de los juzgados a aclamar a los trincados en renuncio y las cúpulas judiciales, como el Tribunal Superior canario y el Consejo General del Poder Judicial, que procuran hacerles más llevadero el trance a extremos de impunidad; mientras, los dirigentes de los partidos se niegan a admitir su negligencia in vigilando la cacharra del gofio. Por dar un par de ejemplos recientes, lo de Salvador Iglesias y su nombramiento de magistrado suplente antes de que se aclare la parte que le toca en el caso Góndola; o la investigación abierta por fraude con las ayudas de la UE que, en la tesis de Paulino, nos hace reos a todos los canarios, incluidos los que no importan para el consumo ni producen plátanos ni saben siquiera qué cosa sea Bruselas. En este clima, Paulino propuso al PSC consensuar asuntos de interés general. Un reflejo de su debilidad soriásica. No sé si entrará en el paquete la corrupción, por la que acabarán pagando los subordinados, que para eso se les concedió el favor de serlo. La Justicia dirá. Pero en el ámbito político sabemos ya a qué atenernos y no creo que el electorado comprenda el apaño con Paulino y el redivivo macho Soria, si se produce.En el momento de escribir, el PSC no había respondido. Debe haber desacuerdo entre los psocialistas: unos estarían dispuestos a embarcarse a pesar de la marejada y ayudar a estabilizar el barco pauliano; otros prefieren quedarse en tierra para no marear si arrecia el oleajea.