Espacio de opinión de Canarias Ahora
En memoria de Ángel Cuenca Sanabria
La de Ángel no fue “una historia común”. También él fue un “animal de galaxias”, alguien que hizo de su vida, con sus luces y sombras, “un viaje de planeta en planeta, buscando agua potable”; un constante compromiso militante por una Canarias Libre y un mundo mejor. Ángel eligió la causa canaria y nunca abdicó de ella. Tenía derecho, en su búsqueda, a elegir veredas y rutas propias, muchas veces extrañas y hasta confusas, pero estoy convencido de que en su alma siempre anidó la libertad de nuestra Patria. También él comprendió “que la guerra era la paz del futuro” y “a su especial manera” recorrió países, rincones y lugares que muy pocos canarios imaginarían, para que tuviéramos al menos una oportunidad de que nuestra voz se oyera en el mundo. Estuvo en América, en Europa y en nuestra África, pero también aquí convocó a otros tantos movimientos de naciones en lucha, para unir aspiraciones y luchas. Salvo Cubillo, no he conocido a ningún otro independentista canario que haya estado en tantos foros internacionales o creado tantas iniciativas para complicarle la vida a los servicios secretos del colonialismo español. No creo que fuera un buen cantautor, pero doy buena fe de que sí fue autor de actuaciones políticas impactantes, documentos políticos brillantes, intervenciones públicas de gran altura intelectual e impulsor de iniciativas de nivel. Como dice Silvio en esta canción, “él iba matando canallas, con su cañón de futuro”, a su manera, pero lo hizo. A veces con pólvora mojada y otras hasta equivocando el tiro, pero es justo decir que siempre en el bando de los justos, de los rebeldes, de los que, si no luchan, les/nos roban pasado, presente y futuro.
Conocí a Ángel Cuenca cuando tenia 22 años. Milité con él en el CNC y después en Siete estrellas verdes. Fui durante un tiempo hasta vecino suyo. Participé con él en aquellas primeras iniciativas por una ley de residencia o contra la plena integración de la CEE. Cuando marchó a América le perdí la pista y a su regreso supe de sus intentos, “de planeta en planeta”, buscar “agua potable” en distintos partidos. Pese a discrepar, siempre supe que él nunca dejó de ser un patriota canario convencido. La última vez que hablamos, discutimos, cierto, pero, ¿quién dijo que Ángel fuera un ángel?. Para luchar como él lo hacía no se podía ser un blando, ni un inmaculado. Muchas veces fue demonio, sí, pero nunca se vendió al enemigo. Vivió con lo mínimo y pudiendo haber sobrevivido vendiendo su alma, una y otra vez reintentaba abrirnos futuro.
En estas últimas horas, haciendo un recordatorio extenso de la parte de su lucha de la que fui testigo, me quedo con sus luces, porque me parece que es lo justo, lo que dice mejor de su paso por este mundo. Me quedo con lo que aportó, que fue mucho. Me quedo con su militancia que, en conjunto, no tiene muchos que la igualen. Me quedo con el Ángel que eligió País y lo defendió a muerte durante toda su vida.
Ya está entre “los elegidos”, con Bentejuí, Secundino y Cubillo. Tocando con José Antonio Ramos y cantando con Pablo, el de la Cuba que tanto amó y defendió. También allá, donde residen otros luchadores canarios que antes se han ido, hará lo que en esta vida hizo, hacer porque “el paraíso” elija Canarias para su destino.
La de Ángel no fue “una historia común”. También él fue un “animal de galaxias”, alguien que hizo de su vida, con sus luces y sombras, “un viaje de planeta en planeta, buscando agua potable”; un constante compromiso militante por una Canarias Libre y un mundo mejor. Ángel eligió la causa canaria y nunca abdicó de ella. Tenía derecho, en su búsqueda, a elegir veredas y rutas propias, muchas veces extrañas y hasta confusas, pero estoy convencido de que en su alma siempre anidó la libertad de nuestra Patria. También él comprendió “que la guerra era la paz del futuro” y “a su especial manera” recorrió países, rincones y lugares que muy pocos canarios imaginarían, para que tuviéramos al menos una oportunidad de que nuestra voz se oyera en el mundo. Estuvo en América, en Europa y en nuestra África, pero también aquí convocó a otros tantos movimientos de naciones en lucha, para unir aspiraciones y luchas. Salvo Cubillo, no he conocido a ningún otro independentista canario que haya estado en tantos foros internacionales o creado tantas iniciativas para complicarle la vida a los servicios secretos del colonialismo español. No creo que fuera un buen cantautor, pero doy buena fe de que sí fue autor de actuaciones políticas impactantes, documentos políticos brillantes, intervenciones públicas de gran altura intelectual e impulsor de iniciativas de nivel. Como dice Silvio en esta canción, “él iba matando canallas, con su cañón de futuro”, a su manera, pero lo hizo. A veces con pólvora mojada y otras hasta equivocando el tiro, pero es justo decir que siempre en el bando de los justos, de los rebeldes, de los que, si no luchan, les/nos roban pasado, presente y futuro.
Conocí a Ángel Cuenca cuando tenia 22 años. Milité con él en el CNC y después en Siete estrellas verdes. Fui durante un tiempo hasta vecino suyo. Participé con él en aquellas primeras iniciativas por una ley de residencia o contra la plena integración de la CEE. Cuando marchó a América le perdí la pista y a su regreso supe de sus intentos, “de planeta en planeta”, buscar “agua potable” en distintos partidos. Pese a discrepar, siempre supe que él nunca dejó de ser un patriota canario convencido. La última vez que hablamos, discutimos, cierto, pero, ¿quién dijo que Ángel fuera un ángel?. Para luchar como él lo hacía no se podía ser un blando, ni un inmaculado. Muchas veces fue demonio, sí, pero nunca se vendió al enemigo. Vivió con lo mínimo y pudiendo haber sobrevivido vendiendo su alma, una y otra vez reintentaba abrirnos futuro.