Espacio de opinión de Canarias Ahora
La mirada limpia de la memoria
No olvida de donde vino ni quienes asesinaron a su padre, te mira desde la cama de hospital y te dice que es de Tamaraceite desde que fusilaron a Francisco, su padre. Hasta hace poco Diego González me preguntaba por la exhumación de la fosa común del cementerio de Las Palmas, yo le iba explicando que había trabas, problemas, en un principio desde el Ayuntamiento que anexionó ilegalmente al prospero municipio de San Lorenzo, que tal vez algún infiltrado de los fascistas hacía su labor desde partidos supuestamente de izquierdas.
Luego llegó la mediación del máximo mandatario insular Antonio Morales para desbloquear una situación vergonzosa, donde un consejo asesor municipal en memoria histórica de andar por casa, creado a la medida de un concejal sin escrúpulos cerró las puertas a cientos de familias que solo queríamos recuperar y enterrar dignamente los restos humanos de esta fosa común. La verdad que nos esperanzamos, conocíamos al presidente de Agüimes, de la honesta y buena labor que realizó como alcalde durante tantos años.
A Diego le siguen brillando los ojos en su cama entre suero, sondas, medicinas, pinchazos y el buen trato de los profesionales sanitarios, ya no me pregunta por los huesos de su padre, quizá ya perdió la esperanza de la misma forma que se le ha ido marchando la memoria. De nuevo sufrimos una humillación por quienes deberían aplicar las leyes, no se lo digo, no le digo a mi padre que también el Cabildo ha sido una estafa, un engaño, una mentira, una traición a miles de personas comprometidas y justas que en Canarias fueron asesinadas por defender la democracia y la libertad.
Yo creía que Marino Alduán cuando no contestaba los mensajes que le enviaba en estos meses era porque estaba muy ocupado, ahora hemos comprobado que todos los acuerdos de exhumación eran una farsa, un montaje, palabras bonitas para dilatar, para seguir encubriendo miles de crímenes fascistas en esta desgraciada tierra, que ni siquiera ese convenio con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria se ha firmado en diez meses de supuestos acuerdos, que el consejero de cultura Carlos Ruíz también nos mintió, que todo era para seguir ocultando crímenes, para que las familias de las personas honradas que están en esta fosa común jamás podamos acariciar esos huesos amados.
Diego se me queda mirando en las interminables horas de acompañamiento en la clínica, a veces ríe, llora, habla, suspira, parece indagarme que ha pasado, que sucedió con los compromisos del Cabildo de Gran Canaria, pero las personas que lo acompañamos cada día nos quedamos callados, sin palabras, muy tristes de que ya no quede ni rubor para tener vergüenza en una clase política podrida hasta la médula.
Seguirán echando cal viva, su vómito de prepotencia ilimitada, mientras hablan de que Tenerife se lleva más dinero del corrupto botín, olvidando que bajo tierra están los verdaderos héroes, enterrados entre alpargatas, botas viejas, pitilleras, botones casi fosilizados entre el triste barro que oculta huesos rotos por la tortura, cráneos con tiros en la nuca, dignidad, mucha dignidad, la que no tienen quienes pisotean los derechos y la esperanza de Diego, de todas las familias de las víctimas del genocidio franquista.
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