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Una orgía efímera

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Cohabitan en un apartamento turístico de Lovaina el niño Pons y el niño Félix para repartirse la única versión de los juegos reunidos Geyper. Me lo cuenta Evangelina, otrora gobernanta en Tías, ahora regidora de un programa de televisión de Mediaset recomendada por el jefe de informativos de la cadena. Todo son rumores.

Un par de loquinarios y una escéptica de las JONS, deambulan por Berlín buscando el espíritu de Leni Rienfenstahl pero se gastan las dietas en un caberé de guasa. No habrá película gloriosa porque el jefe de Os Peares ha dicho hasta aquí hemos llegado y pido baraja nueva. Se la dan como si tal cosa aunque la marquesa de Casa Fuerte se niega a repartir cartas. Ella sabrá, le han dicho, y los ángeles proveerán. Todo son rumores.

El pánfilo de las siete y media reagrupa las tropas derrotadas y le pregunta a su rey cuál es el destino. Este requiebra como suele, con una sonrisa de medio lado. No está para cuchufletas. Esas eran de otros tiempos, quizás paternos y campechanos. “Que se lo pregunten a tu amigo Valentín, el de Ponferrada” me dice el sereno, “ha escrito un tratado sobre el asunto.” Más rumores: se avecina un temporal en las retransmisiones del europeo de fútbol. Los locutores, y las locutoras, no prestarán ya su voz y dejarán la banda sonora en silencio hasta la prórroga de la final. Eso que llaman España jugará en paz consigo misma y con los que se dicen Francia. Salimos ganando, sin más rumores.

A un triángulo escaleno se le petrifica Nueva York en la pizarra. Rafael Alberti escribe una cuarteta y Federico le responde con callada carcajada. Ambos en el estruendo se acobardan.

Auspiciadora de Todos los Corazones, letrada de las Cortes, lee a Flaubert en un segundo intento de creerse Bovary de las carreras de san jerónimo. Así de bonitos le salen los dictámenes cada vez que es reclamada. Se siente muy orgullosa y dispuesta a que Varguitas escriba un tratado sobre su ejecutoria.

“Es el verano, estúpido” me suelta una exalumna de literatura provenzal repercutida en ejecutiva de una app de cuarta. ¿Qué es una app? ¿Un partido político? ¿Una agrupación de ateos? Es el verano, me vuelve a decir pero esta vez sin insulto. Algo hemos ganado.

Resuelvo quitarme de todas las fotos para no ser reconocido. Es inútil, siempre estarás en la nube, en alguna nube de la inconsciencia y te reflejarás en cada instante. Eso me lo digo yo, que a veces hablo y se nota. Por eso vuelvo, quizás, al atardecer polvoriento y caluroso donde la lluvia no cuaja y las perdices se dejan cazar. Los calambres de la vida los regalaban en la juguetería Tobaris de la calle Real, y el vino tinto de pega en el bazar de Pepe de la misma rúa. ¿o era en Torreiro? Todo son rumores.

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