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Otras perspectivas

Imaginemos que las cosas sean, efectivamente, así. Manuel Soria no es de los que se conforman con el co-protagonismo o con la discreción de un segundo plano. Su obsesivo objetivo es ser el número uno –cuestión de personalidad-, y no, por supuesto, en la dura oposición. Ya es el líder de su partido en el Archipiélago, pero eso es poca chicha para un político de tamaña voracidad. En un futuro Ejecutivo bicolor con CC, sería como mucho un vice o un consejero segundón. De modo que, en el escenario postelectoral dibujado en estos peñascos, únicamente aparece una solución de protagonismo absoluto y de elevado lustre institucional: la presidencia del Parlamento, fácil de alcanzar en los acuerdos con CC (el personal de Teobaldo Power, que ha sido el primero en imaginar este desenlace, está aterrorizado ante semejante posibilidad). El carácter del personaje no cuadra con el cargo, pero, eso, como ustedes comprenderán es lo de menos. Gabriel Mato acepta no repetir: su destino en lo universal, o así, se halla en Madrid, entre los mandos intermedios de ese Gobierno que los populares piensan alcanzar entre el octubre que viene o el marzo de 2008. ¿Y Larry Álvarez?... Pues –otro susto en el horizonte del funcionariado parlamentario- jefe del Gabinete del flamante titular del legislativo autónomo. ¿Cómo lo ven?... Disparatado no es; preocupante, sí.

José H. Chela

Imaginemos que las cosas sean, efectivamente, así. Manuel Soria no es de los que se conforman con el co-protagonismo o con la discreción de un segundo plano. Su obsesivo objetivo es ser el número uno –cuestión de personalidad-, y no, por supuesto, en la dura oposición. Ya es el líder de su partido en el Archipiélago, pero eso es poca chicha para un político de tamaña voracidad. En un futuro Ejecutivo bicolor con CC, sería como mucho un vice o un consejero segundón. De modo que, en el escenario postelectoral dibujado en estos peñascos, únicamente aparece una solución de protagonismo absoluto y de elevado lustre institucional: la presidencia del Parlamento, fácil de alcanzar en los acuerdos con CC (el personal de Teobaldo Power, que ha sido el primero en imaginar este desenlace, está aterrorizado ante semejante posibilidad). El carácter del personaje no cuadra con el cargo, pero, eso, como ustedes comprenderán es lo de menos. Gabriel Mato acepta no repetir: su destino en lo universal, o así, se halla en Madrid, entre los mandos intermedios de ese Gobierno que los populares piensan alcanzar entre el octubre que viene o el marzo de 2008. ¿Y Larry Álvarez?... Pues –otro susto en el horizonte del funcionariado parlamentario- jefe del Gabinete del flamante titular del legislativo autónomo. ¿Cómo lo ven?... Disparatado no es; preocupante, sí.

José H. Chela