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Un pleno del Cabildo anodino y aburrido

El pleno del Cabildo Insular de Gran Canaria que algunos esperaban que hubiese alguna quisicosa entre Papá Bravo y Niño Bravo, pasó sin pena ni gloria, y más bien anodino y aburrido. En realidad, ni chicha ni limoná, ni fú ni fa. Eso sí, le dijo Carolina Darias muy bien dichas a José Miguel Bravo que era un presidente tránsfuga, y este le respondió que era una frustrada que no había conseguido organizar y realizar una moción de censura para ser presidenta y que al término de la legislatura cabildicia estaba desmoralizada y cada vez mayormente criticona de Papá Bravo, a la cual le dijo con mucha razón que no le gustaba que lo zahieran, y dos cabildos, y la Darias con mucho criterio impertérrita siguió dándole palo y nada de zanahoria al presidente tránsfuga, que lo es ratificado por la RAE, que dice entre otras cosas que “tránsfuga es una persona que con un cargo público no abandona este al separarse del partido que lo presentó como candidato”, y lo del transfuguismo de Papá Bravo está más claro que el agua.

Otra cosa es lo del transfuguismo de Niño Bravo, que se transfugó y huyó del calor político familiar dejando a Papá Bravo en la estacada y en su defensa a ultranza de Gran Canaria. Debe ser que el Niño Bravo sólo defiende Santa Brígida y las tropelías cometidas en Los Olivos y en el Mamotreto y hasta en las ferreterías de Satauté, porque en el transcurso del pleno lo más relevante que hizo fue estar descojonado con su amiguete Carlos Alberto Sánchez Ojeda, y dos obras públicas, en varias ocasiones especialmente cuando hablaba Papá Bravo, y dedicar catorce miradas despectivas al hasta ahora presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria.

Lo más sustanciosa para la canallesca, que precisamente deslumbraba por su juventud al lado de este foliculario entrado en años, fue cuando Augusto Hidalgo sacó a relucir la destitución por parte de Papá Bravo del consejero de Turismo Melchor Eduardo Camón Torres, que como aclaró el presidente cabildicio sólo fue una destitución como responsable del Patronato de Turismo, y dos hoteles, y aquí paz y en el cielo bizcocho. En un momento dado surgió lo más interesante del pleno, y fue cuando José Tristán Pimienta, secretario del Grupo Socialista del Cabildo, se levantó de su asiento y se fue al lugar en donde ponen los tentempiés de desayuno, y fue tal su voracidad que dejó a todo el mundo sin galalletitas ni pastelitos. Larry Alvarez, coordinador de Cultura del PP, mantuvo el tipo sentado entre el público y asistió en todo el pleno con disciplina cultural a las muchas boberías que se dijeron, entre otras cosas los rifirrafes que interpretaron Augusto Hidalgo y María del Carmen Rosario Godoy a cuenta de las Guaguas Municipales y Global y del parto de una tarifa única que todavía está por ver la luz de la realidad, que debe ser muy difícil la consecución de este objetivo de transporte colectivo, y dos guaguas.

Total, que aquello transcurrió sin pena ni gloria, muy anodino y aburrido, y lo más que se vio entre los Bravos fue algunas miradas inquisidoras, y pare usted de contar, que la cosa no está para mayores envergaduras, y el 24 de mayo en la cita electoral puede haber un bravismo acojonante por detrás y por delante. Me decía un joven periodista en un aparte “la verdad maestro no sé qué coño haces aquí”. Eso me preguntaba yo cuando en un receso fui a los servicios y me costó encontrarlos, porque antiguamente en la época de Pulido Castro y Díaz Bertrana estaban mucho más cerca del salón de plenos. Cosas de la modernidad.

El pleno del Cabildo Insular de Gran Canaria que algunos esperaban que hubiese alguna quisicosa entre Papá Bravo y Niño Bravo, pasó sin pena ni gloria, y más bien anodino y aburrido. En realidad, ni chicha ni limoná, ni fú ni fa. Eso sí, le dijo Carolina Darias muy bien dichas a José Miguel Bravo que era un presidente tránsfuga, y este le respondió que era una frustrada que no había conseguido organizar y realizar una moción de censura para ser presidenta y que al término de la legislatura cabildicia estaba desmoralizada y cada vez mayormente criticona de Papá Bravo, a la cual le dijo con mucha razón que no le gustaba que lo zahieran, y dos cabildos, y la Darias con mucho criterio impertérrita siguió dándole palo y nada de zanahoria al presidente tránsfuga, que lo es ratificado por la RAE, que dice entre otras cosas que “tránsfuga es una persona que con un cargo público no abandona este al separarse del partido que lo presentó como candidato”, y lo del transfuguismo de Papá Bravo está más claro que el agua.

Otra cosa es lo del transfuguismo de Niño Bravo, que se transfugó y huyó del calor político familiar dejando a Papá Bravo en la estacada y en su defensa a ultranza de Gran Canaria. Debe ser que el Niño Bravo sólo defiende Santa Brígida y las tropelías cometidas en Los Olivos y en el Mamotreto y hasta en las ferreterías de Satauté, porque en el transcurso del pleno lo más relevante que hizo fue estar descojonado con su amiguete Carlos Alberto Sánchez Ojeda, y dos obras públicas, en varias ocasiones especialmente cuando hablaba Papá Bravo, y dedicar catorce miradas despectivas al hasta ahora presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria.