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Un premio a la xenofobia y a la ignorancia

Otro aspecto en el que premiado articulista se equipara al editorialista es en su ignorancia y manipulación de la Historia. Sin complejo alguno, suelta frases como esta: “La rápida expansión se produjo desde la propia península Arábiga hasta el Extremo Oriente. En la Europa de los Balcanes, por el Este, y desde luego España, al Oeste, pronto pusieron su garra, y luego de la conquista e islamización de Egipto y el resto de África del Norte, la de los bereberes llevó a término el proceso de conquista en el espacio de Berbería, donde parece que Canarias no llegó a interesar, y que luego los canarios se defendieron con uñas y dientes”. Otro mérito, y no precisamente el menor, debe ser la total coincidencia ideológica entre en articulista y el dueño, editor, director de la mayor empresa de comunicación de la provincia. Una mezcla de populismo tradicional de la derecha española adobado con un nacionalismo provinciano que tiene como enemigo al vecino: los canariones. Estos, según el editorialista, forman parte de un pueblo fatalmente contaminado por las etnias africanas que les aportó el gen que les obliga a mantener el odio a los tinerfeños, de raza mucho más pura y a robarles los “encantos” que ellos no tienen.Ignoro por qué la Fiscalía no interviene. En este país no está castigado que los periodistas no sepan escribir correctamente, tampoco es punible ignorar hasta lo más elemental de la historia, pero creo que sí lo está a propalar ideas racistas y xenófobas como las que defienden los patrocinadores del premio y el premiado.Lo más asombroso del caso es que los partidos, los que dicen defender la Constitución y los valores democráticos respalden este tipo de actos y, con ello, ideologías anticonstitucionales pues, aún en el caso de que no fueran delitos, los partidos no pueden respaldarlas. Por el contrario, su obligación es combatir y tratar de erradicar estas ideas de la sociedad que niegan las bases fundamentales del sistema democrático. Pero, desgraciadamente, los principales partidos en la isla han preferido no molestar a tan poderoso caballero y no sólo no se atreven a denunciar sus proclamas fascistas, -aunque por sus formas, que no por su contenido, haría revolverse en la tumba a Gabriel D´Anunnzio- sino que apoyan su candidatura al Premio Canarias de la Concordia. (¡) El delegado del Gobierno, socialista, y el presidente del Cabildo, nacionalista, estuvieron presentes en el acto, allí oyeron la diatriba xenófoba de un indocumentado en historia y seguro que aplaudieron su discurso.El caso de los socialistas resulta mucho más incomprensible, al fin y al cabo, el nacionalismo es incompatible con la democracia. Éste pone por encima de los derechos de los individuos su lugar de nacimiento y la pertenencia al grupo; los segundos dicen defender lo contrario e, incluso se han presentado como regeneradores de la vida democrática canaria. Pero su respaldo a actos como éste dejan bien claro que su prioridad no es la democracia sino alcanzar el poder, aunque para ello tengan que aplaudir a personajes que defienden las ideas más casposas del franquismo sociológico: Carlos Lugo, el premiado y su patrocinador, José Rodríguez, presidente del jurado y dueño, editor, director del periódico El Día. Eustaquio Villalba Moreno

Otro aspecto en el que premiado articulista se equipara al editorialista es en su ignorancia y manipulación de la Historia. Sin complejo alguno, suelta frases como esta: “La rápida expansión se produjo desde la propia península Arábiga hasta el Extremo Oriente. En la Europa de los Balcanes, por el Este, y desde luego España, al Oeste, pronto pusieron su garra, y luego de la conquista e islamización de Egipto y el resto de África del Norte, la de los bereberes llevó a término el proceso de conquista en el espacio de Berbería, donde parece que Canarias no llegó a interesar, y que luego los canarios se defendieron con uñas y dientes”. Otro mérito, y no precisamente el menor, debe ser la total coincidencia ideológica entre en articulista y el dueño, editor, director de la mayor empresa de comunicación de la provincia. Una mezcla de populismo tradicional de la derecha española adobado con un nacionalismo provinciano que tiene como enemigo al vecino: los canariones. Estos, según el editorialista, forman parte de un pueblo fatalmente contaminado por las etnias africanas que les aportó el gen que les obliga a mantener el odio a los tinerfeños, de raza mucho más pura y a robarles los “encantos” que ellos no tienen.Ignoro por qué la Fiscalía no interviene. En este país no está castigado que los periodistas no sepan escribir correctamente, tampoco es punible ignorar hasta lo más elemental de la historia, pero creo que sí lo está a propalar ideas racistas y xenófobas como las que defienden los patrocinadores del premio y el premiado.Lo más asombroso del caso es que los partidos, los que dicen defender la Constitución y los valores democráticos respalden este tipo de actos y, con ello, ideologías anticonstitucionales pues, aún en el caso de que no fueran delitos, los partidos no pueden respaldarlas. Por el contrario, su obligación es combatir y tratar de erradicar estas ideas de la sociedad que niegan las bases fundamentales del sistema democrático. Pero, desgraciadamente, los principales partidos en la isla han preferido no molestar a tan poderoso caballero y no sólo no se atreven a denunciar sus proclamas fascistas, -aunque por sus formas, que no por su contenido, haría revolverse en la tumba a Gabriel D´Anunnzio- sino que apoyan su candidatura al Premio Canarias de la Concordia. (¡) El delegado del Gobierno, socialista, y el presidente del Cabildo, nacionalista, estuvieron presentes en el acto, allí oyeron la diatriba xenófoba de un indocumentado en historia y seguro que aplaudieron su discurso.El caso de los socialistas resulta mucho más incomprensible, al fin y al cabo, el nacionalismo es incompatible con la democracia. Éste pone por encima de los derechos de los individuos su lugar de nacimiento y la pertenencia al grupo; los segundos dicen defender lo contrario e, incluso se han presentado como regeneradores de la vida democrática canaria. Pero su respaldo a actos como éste dejan bien claro que su prioridad no es la democracia sino alcanzar el poder, aunque para ello tengan que aplaudir a personajes que defienden las ideas más casposas del franquismo sociológico: Carlos Lugo, el premiado y su patrocinador, José Rodríguez, presidente del jurado y dueño, editor, director del periódico El Día. Eustaquio Villalba Moreno