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Los problemas de la confluencia

Javier Doreste

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El código ético de Podemos dice que cualquier lista o candidatura apoyada o formada por el partido deberá someterse a un proceso de primarias abiertas a toda la ciudadanía. Lo mismo dice de los posibles pactos pre y post electorales. Este código ético es una de las piedras angulares del proyecto. Y no es baladí que sea así. La ética ha desaparecido de la política española y armar a los ciudadanos frente a la pléyade de corruptos y buscadores de abrevadero que han asaltado la democracia es primordial para recuperar las instituciones como espacios públicos al servicio de lo público. Por eso no se entiende la promesa de los compañeros de Contigo Podemos de sentarse a hablar incluso con Nueva Canaria si esta renuncia al proyecto del tren.

¿Podría Nueva Canaria someterse a un proceso de primarias abierto? ¿Accedería su cúpula, que gobernó con el Partido Popular y Coalición Canaria, a limitar sus salarios institucionales a tres veces el salario mínimo cómo exige el código ético? ¿Renunciaría a dietas  y vehículos oficiales? ¿Aceptaría no prolongar un mandato más de ocho años? Por eso los compañeros de Claro que Podemos no hemos querido hablar de confluencia hasta que no termine el proceso interno de nuestra organización. Sabemos que las decisiones al respecto deberán cumplir varios requisitos: las elecciones primarias para la confección de las listas, la limitación salarial de los futuros cargos, la renuncia a privilegios, etc. Ninguna de ellas es baladí, insistimos. El sometimiento a las primarias en la confección de listas y en los acuerdos pre y post electorales rompe con la vieja política de reuniones semi secretas, pactos en la trastienda, asunción de cuotas de poder, etc. El único criterio corrector es de la equidad de género. Arriesgarse hablando de confluencias en este momento, sin decir si se va a construir sobre las bases del código ético de Podemos, es ir contra el espíritu fundacional de este partido, que algunos creemos ha surgido para romper con las viejas políticas de pactos y cuchipandas entre todos los partidos.

Sabemos que la ley electoral canaria está hecha para beneficio de una casta política-empresarial. Se vienen repartiendo el poder y sus beneficios desde el primer gobierno autónomo. PSOE, PP, Coalición Canaria y Nueva Canarias, han detentado el gobierno autónomo con infinidad de pactos espurios: hemos visto a Román Rodríguez (líder de Nueva Canarias) gobernar con el apoyo del partido popular, igual que Adán Martín y Paulino Rivero en su momento… y hemos visto a este último gobernar con la participación del partido socialista. El segundo gobierno de Jerónimo Saavedra se sustentaba por un acuerdo con ATI, germen de CC… No hay diferencias entre unos y otros. Las políticas han sido las mismas. En unos casos más descascarados los recortes, en otros igual de virulentos pero menos publicitados. La esquizofrenia de estos individuos los lleva a apoyar la policía y televisión autonómicas en una legislatura y a rechazarlas en otra. Con ninguna de estas cuatro formaciones es posible la confluencia en Canarias. Los cuatro son padres e hijos de un sistema rigurosamente antidemocrático. No olvidemos que la antigua ICAN (madre de Nueva Canarias) entregó el cabildo gran canario al Partido Popular… parecen querer hacer realidad la vieja sentencia de: dios los cría y ellos se juntan.

Pero la cuestión no se limita a un posible incumplimiento del código ético de podemos cuando se hacen promesas de confluencia. También tiene que ver con  la imperiosa necesidad de las auditorias de las deudas de las instituciones cuando Podemos gobierne. Está en el programa y es una de las banderas de enganche que más fuerte a calado. ¿Estaría Nueva Canarias dispuesta a que se auditara la deuda de las instituciones en las que ha gobernado sola o mediante pactos? No olvidemos que ninguna de las deudas que soportan las distintas instituciones de las islas, desde Gobierno a Municipios pasando por Cabildos, se han originado en los últimos cuatro años. Vienen de lejos. Algunas de muy lejos. Tienen que ver con decisiones erróneas como la malograda ley de la moratoria turística, que terminó en un sinfín de pleitos ganados por los empresarios que se tradujo en indemnizaciones cuantiosas. Un gobierno de Podemos tendría que auditar todo el proceso de redacción de esa ley y ver si hubo o no informes de técnicos y juristas de la administración autonómica que advertían de los riesgos. El caso del canódromo, la biblioteca pública de las palmas, el proyecto Chira-Soria, el mismo tren, etc.  Todos ellos escándalos que tendrían que auditarse para determinar las responsabilidades de quienes tomaron decisiones que han terminado costando dinero a todos los ciudadanos. Recordemos la estulticia de Cardona que ha eliminado los mogollones e n Las Palmas. Todos los políticos canarios no sobrevivirían a una auditoria de las deudas y quebrantos económicos que han dejado en las instituciones por las que han ido pasando.

Los presupuestos participativos, la consulta ciudadana, la práctica asamblearia, la supeditación del electo a sus electores, el principio de revocabilidad son otros puntos programáticos de Podemos. Quien quiera la confluencia con nosotros tendrá que sentarse a hablar de todos ellos, podrá matizarlos cuanto quiera pero tendrá que aceptarlos como principios rectores que nunca podrán quedar en principios vacíos, sin aplicación concreta. Estos son los problemas reales de la confluencia,  no un programa de gobierno sino sobre todo el compromiso de otra forma de gobierno. En nuestra tierra, sólo algunas agrupaciones locale y pocos partidos, Sí Se Puede, Asamblea 25 de marzo e Izquierda Unida pueden moverse en este campo de aceptar otra forma de gobierno.

Así las cosas no se entiende la postura de Contigo Podemos. Insistiendo en una confluencia sin determinar. Sólo la ha especificado con Nueva Canarias si esta renuncia al tren. En Claro que Podemos también estamos por la confluencia, pero no de los grupos políticos, del reparto de mesas y cuotas de poder, de las trastiendas. Estamos por la confluencia con los ciudadanos, los movimientos sociales y todos aquellos que acepten los principios de participación democrática, auditoria, primarias abiertas… no creemos que los cuatro partidos que han compartido el poder en las islas, juntos y revueltos, estos años de autonomía, acepten estos principios.

En estas elecciones internas de Podemos  lo que se juega es qué tipo de política queremos que se desarrolle en el futuro. La vieja de cuchipandas o la nueva, participativa, sometida al escrutinio constante del pueblo. Y en Claro que Podemos  apostamos por esta última.

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