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A propósito de Chira-Soria: Estado actual de la situación y propuestas

Antonio González Viéitez

Pasadas las elecciones, parece oportuno actualizar la situación del proyecto en su conjunto, encuadrándolo en el nuevo marco que se está abriendo.

1.- Quiero recordar que antes de las elecciones, una parte de la opinión pública y publicada, había pedido repensar todo el tema y solicitaba “tiempo muerto” antes de iniciar tremenda obra. Y se hacía por dos razones. La primera, por el tremendo destrozo ambiental y paisajístico que la tremenda obra iba a originar. Y, la segunda, por la inadecuación y obsolescencia del proyecto propuesto, concebido de acuerdo con el gigantismo propio del Viejo Modelo Energético y sin tener en cuenta las poderosas innovaciones de la tecnología del almacenamiento energético.

En cuanto a la primera, se han producido importantes avances desde la Presidencia del Cabildo: soterramiento de la totalidad de las redes de transporte y eliminación de todas las torres y, además, ahora no hay que agujerar el tremendo espacio descrito como catedralicio para colocar el artilugio. Se puede colocar dentro del propio vaso de la presa de Soria. En cuanto a la segunda razón, no ha habido ninguna variación y se pretende seguir adelante tal como estaba previsto.

2.- Pero, a lo largo de las últimas semanas, se ha puesto de relieve otro tema de singular importancia: el papel de Red Eléctrica de España (REE) en todo este asunto. Poniendo en duda las modificaciones que iba haciendo el Cabildo y afirmando que su nuevo proyecto va adelante, porque ha mejorado el anterior de Endesa y ha aumentado su presupuesto hasta doblarlo. Y estaríamos hablando ya de 400 millones de euros, cerca del 1% del PIB de Canarias.(!!)

3.- Estos últimos días ha aparecido con inusitada potencia otro tema que, aunque ya venía insinuándose, apenas se tenía en cuenta a la hora de repensar todo el Nuevo Modelo Energético (NME) para Canarias. Se trata del anuncio que la trasnacional noruega Equinor (la antigua Statoil de mayoría pública) quiere instalar en el mar (en las cercanías de Juan Grande), un tremendo parque eólico marino, con una potencia de 200 MW y una inversión de 800 millones de euros. [Hay que destacar que, para la misma potencia a instalar, 200MW, el coste de Statoil es el doble que el de Chira-Soria. Pero esto se debe a que, en este último caso, las dos presas se construyeron para riego agrícola hace más de medio siglo y son propiedad del Cabildo]

Así las cosas lo razonable, a mi juicio, es intentar primero trazar el mapa de la situación (el famoso Estado de la Cuestión) y, segundo atreverse a apuntar una estrategia de actuación

Mapa de situación

4.- Recordemos que, aunque nos lo están sirviendo a pequeños pedacitos y montando con piezas desconectadas, la sociedad canaria está ya inmersa en la transformación del Viejo Modelo (basado en la quema de combustibles fósiles), hacia el NME. Y nunca debemos olvidar que el Archipiélago es un espacio energético independiente, que no tiene conexiones con el resto del mundo. Y que, por tanto, la única responsabilidad de acertar en el diseño del óptimo del NME es nuestra y de nadie más. Por eso, que sea la trasnacional REE (cotizada en las Bolsas y con el 66% del accionariado en manos de grandes Fondos de Inversión) la que está diseñando, financiando y apropiándose por medio siglo prorrogable, de las piezas clave del sistema, no deja de ser una auténtica dejación de responsabilidades de las autoridades políticas canarias. Una irresponsabilidad. Además, estas trasnacionales tienen como objetivo maximizar sus beneficios (¡es el mercado, tío…!). Y sería milagroso que esa estrategia coincidiera con el óptimo que Canarias debe demandar.

5.- Hasta ahora se pensaba casi exclusivamente en aprovechamientos de renovables terrestres. La eólica marina solo se estaba experimentando y probando. Pero los avances tecnológicos están llegando a enorme velocidad en todos los ámbitos tecnológicos, y el de las energías renovables es uno de los sectores punta. Tan es así, que acaba de saltar la noticia que acabamos de ver. Equinor solicita “reserva marina” para instalar un innovador macroparque eólico marino de 200 MW (la misma potencia que el proyecto Chira-Soria y casi un tercio de toda la energía renovable instalada en Canarias en la actualidad). Y el consejero de Industria del Gobierno de Canarias no ha tardado ni un segundo en declarar que “vamos a poner todo lo que esté de nuestra parte para facilitarlo… debemos hacerlo bien para que vengan otras después”

Este alborozado recibimiento y despliegue de alfombra colorada, demuestra que el Gobierno de Canarias está a verlas venir y que todo lo que venga por la Punta de La Isleta, será apoyado de inmediato y tirando voladores. En otras palabras, eso demuestra que no existe ningún Plan Canario de Tránsito hacia el NME. Si lo hubiera, algo grande tendría que modificarse y sería necesario pedir prórroga ante este cambio radical de escenario.

Incluso asumiendo la tesis que cualquier inversión extranjera debería apoyarse, éste no es el caso. El NME de Canarias es, probablemente, el proyecto mas trascendental que tendremos que afrontar en las próximas décadas y del que dependerá en parte el futuro de los isleños. Y no podemos aceptar que sea concebido, diseñado y construido, a cachos, y por las trasnacionales. Estamos ante un caso semejante a lo que sucedió con la última y depredadora Ley del Suelo en donde, entre otras lindezas, se sustituyó la concepción de Ordenación del Territorio, por la simple presentación-aceptación de proyectos inmobiliarios, promovidos incluso por particulares.

Propuestas

6.- Ante tal avalancha de acontecimientos, sobre todo innovaciones tecnológicas, abaratamiento de costes de instalación, enjambres de solicitudes privadas para cupos subastables, presencia de empresas trasnacionales, papel de REE… la solicitud de darnos un respiro para apaciguarnos y pedir tiempo muerto, toma mayor fuerza.

7.- Porque ese tiempo es necesario para ordenar, englobar y priorizar todo eso y convertirlo en un verdadero (y dilatado en el tiempo) Plan de Transición hacia el NME de Canarias, intentando alcanzar su óptimo. Esto supone abandonar para siempre la estrategia de “esperar, ver y aplaudir” mantenida por el Gobierno de Canarias, como se está comprobando una y otra vez. Y es que la tan cacareada Soberanía Energética de Canarias solo será posible si se conquista, a través del ejercicio de un liderazgo canario inteligente, profesional, audaz y respetuoso con nuestro patrimonio.

8.- Esa es la única estrategia que puede permitirnos superar la dependencia económica, técnica y política que nos viene autolimitando. Esa dependencia histórica se viene manifestando con rotundidad a través del sistema de cupos subastables concedidos desde el Gobierno de España. Que, como es sabido de todos, ha traído como consecuencia que la inmensa mayoría de parques de energías renovables en Canarias se haya adjudicado a empresas trasnacionales (Endesa, Iberdrola, Repsol…), con la relevante excepción del Cabildo de Lanzarote. Este sometimiento se ha visto confirmado de manera grosera con las alabanzas a la propuesta de Equinor vista más arriba. Porque si la dependencia económica histórica (Colonialismo en román paladino) siempre se había organizado para llevarse los recursos de los territorios dependientes y periféricos y utilizarlos en sus centros productores (Metrópolis en román paladino), ahora se pasa a un segundo estadio. Cuando ya no se pueden llevar nuestros recursos naturales, porque no son transportables, vienen aquí y se los apropian. Se adueñan de ellos y nos los quitan en nuestras propias narices. Eso sí, con los aplausos, los voladores y los parabienes de nuestro Gobierno isleño...

9.- La única manera de evitar esta expoliación es declarar Públicos nuestros recursos energéticos primarios y renovables (que técnicamente tienen la caracterización de bienes públicos). Como es razonable, ese carácter público solo afectaría a las grandes instalaciones y actividades de producción, distribución y almacenamiento. Porque la multitud de pequeñas instalaciones familiares y empresariales serán privadas.

10.- Es evidente que toda esta estrategia sería del todo imposible si REE continuase dirigiendo todo el proceso como hasta ahora. Y la alternativa está clara. Se propone constituir Una Red Eléctrica Canaria (REC) de carácter público, con plenas competencias para liderar todo el proceso de Transición hacia el NME y su aspiración a la Soberanía Energética Interior. Nuestro Estatuto de Autonomía de Canarias, de acuerdo con sus artículos 114 y 163 lo posibilita.

11.- Para que todo esto sea posible es necesario solventar antes tres cuestiones: A) Capacidad Técnica. En el mundo de hoy, “organizado” por la Globalización Económica, una de sus características más rotundas es la posibilidad de concursar y contratar con enorme facilidad las consultorías más solventes. B) Capacidad Financiera.

B.1) El hecho de existir una demanda cautiva de energía (por razones evidentes la sociedad canaria tendrá que seguir consumiéndola), facilitará la posibilidad de acceder a los convencionales mercados financieros internacionales.

B.2) Tanto desde el ámbito de la UE como del Estado Español, en las próximas décadas seguirán estableciéndose importantes estímulos para la transición hacia una sociedad sostenible y descarbonizada. La REC se beneficiará de todas estas facilidades por derecho propio.

B.3) En el artículo 11 del vigente REF Económico (Ley 8/2018) se dice “ se establecerá un sistema de compensación del extracoste de la generación eléctrica en las Islas Canarias que garantice precios...equivalentes a los del resto del territorio español”. En la actualidad esa cifra, consignada en Los Presupuestos Generales del Estado para cada año, está en el entorno de los 900 millones de euros/año. La posibilidad de capitalizar ese flujo infinito de recursos anuales (en la perspectiva que, en su día, dejará de ser necesario porque los precios en Canarias serán más baratos) permitirá aquellar recursos adicionales. C) Capacidad Política. Aquí ocurre como con los militares, el valor se les supone. No es el caso. Hasta aquí el Gobierno “nacionalista” canario no ha hecho otra cosa que plegar banderas y contestar “sí, bwana”. Pero la sociedad canaria, como la de todo el Planeta, está cada vez más concienciada y convencida de la necesidad vital de salvar la Biosfera. Pero salvarla para las personas y no para las trasnacionales.

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