Espacio de opinión de Canarias Ahora
El Síndrome de la Normalidad
He entrado en la Wikipedia para refrescar mis vagos conocimientos sobre el Síndrome de Down, también llamado Trisomía 21.
Como sabemos, se conoce con este nombre debido a que implica una alteración del cromosoma 21. Si el cuerpo humano tiene 46 cromosomas distribuidos en 23 pares, cuando el par 21 tiene tres cromosomas en lugar de dos, es cuando el futuro bebé presentará las características asociadas a la Trisomía 21.
Desde que en 3º o 4º de la E.S.O. tuve que elegir entre ciencias, letras o sociales (y elegí sociales) siento que mis conocimientos científico técnicos están por debajo de la cultura general que había en el Medievo Antiguo.
Ahora, en vez de a Dios tengo a san Google Bendito y a la Wikipedia para rellenar el vacío que me deja la falta de respuestas sobre el mundo que me rodea.
¿Por qué las personas que nacen con Síndrome de Down son tan sensibles, afectivas y trabajadoras?
A esta pregunta me llevó mi amiga querida, que con 20 años acaba de tomar conciencia de que tiene Síndrome de Down y se ha despertado en ella un interés infinito por entender qué supone tenerlo y por qué hay personas que la tratan de forma diferente y exagerada por esta situación.
Yo le respondo muy escuetamente: cariño, es que esas personas son imbéciles, un síndrome mucho peor. Hay gente que se dedica a separar a las personas por colores, tamaños o formas de pensar. Son como dioses pequeñitos que van dando forma y deformando a las criaturas que les rodean.
Desarrollo con mi amiga mis ideas foucaultianas sobre Biopolítica, medicalización de la vida, psiquitrialización de la diferencia y sobre el terrible Imperio de la Normalidad.
Atento contra la Medicina, la Biología y la Academia en general a la hora de simplificar mis diatribas: hay personas que nacen con pelazo, con buen humor, con cara de jibia en salsa o con más cara que espalda. Nosotras, querida, somos pluscuamperfectas.
Por supuesto, me considero con derecho propio a pasar por encima de la Lógica, del sistema médico y de la Real Academia de la Lengua. Del mismo modo que todos ellos han pasado por encima de las personas con Síndrome de Lo que Sea desde que empezaron con su catalogación de tipos de “personas humanas”, como diría Eleanor Roosevelt.
Ojo, considero que el conocimiento y la ciencia son elementos necesarios para comprender el mundo y la propia vida, téngase el Síndrome que se tenga. Como diría aquél, que cada uno lo entienda según sus capacidades e indague según sus necesidades. Que no nos falte el mapa, el esquema, los datos, hagamos lo que hagamos luego con ellos.
Agradezco a la Investigación y a la Ciencia la posibilidad de entender al milímetro las condiciones genéticas que nos “determinan” a cada una con lo nuestro y las condiciones atmosféricas que nos ayudan en nuestro desarrollo.
Por eso, lo segundo que le dije a mi amiga, cuando proseguía friéndome a preguntas, fue que al fin y al cabo aquello era cosa del baile de gametos.
¿Del baile de what?, me respondió.
Pues sí hija sí, cuando ibas camino de nacer, cuando eras tan sólo un sueño en la imaginación de quienes te conocemos, los genes de tu padre y de tu madre se encontraron y bailaron a su rollo. De esa danza cromosómica resultaron 3 cromosomas 21, en lugar de 2. Simple y llanamente.
Después del cromosoma Trillizo de mi amiga está el par de cromosomas 23, el único sexual. Estos son los que hacen que nazcamos hombres o mujeres (más allá de cuestiones de género). Si se juntan dos X seremos mujeres, mientras que si lo hacen uno X con uno Y seremos hombres.
Ay, el baile de los cromosomas.
Mi amiga es una trabajadora infatigable, dentro y fuera de su ámbito laboral. En su empresa están encantadísimos con ella. No sólo por su empeño y su constante necesidad de ser útil y trabajar, sino porque a un nivel relacional aporta un algo incognoscible, una sonrisa inocente que hace despertar las sonrisas de los demás.
La maldad es un Síndrome que jamás de los jamases tendrá nada que ver con ella.
Pero no todo es cuestión genética en este asunto, o en cualquiera. Siguiendo con las explicaciones foucaltianas es menester incidir en los condicionantes culturales, históricos y policiales que han hecho (y hacen) que la diversidad física, intelectual o afectiva sea entendida de un modo y otro.
Es el poder y sus dispositivos (religiosos, médicos, policiales) los encargados de establecer el perímetro de la normalidad – anormalidad, locura – cordura, salud – enfermedad, a lo largo de la historia.
Supuestamente, esta pequeña parte del mundo autonombrada democrático – capitalista ha desarrollado un sistema de Cuidados sostenido por leyes de Dependencia que buscan paliar las necesidades a las que nos enfrentamos en nuestro proceso vital.
En esto y en todo, como siempre, es quien más dinero tiene quien mejor será tratado. Hacen falta recursos para logopedas, profesores que no estén estresados y abarrotados de tareas y profesionales del cuidado en general. Hace falta cuidarnos más y mejor.
He entrado en la Wikipedia para refrescar mis vagos conocimientos sobre el Síndrome de Down, también llamado Trisomía 21.
Como sabemos, se conoce con este nombre debido a que implica una alteración del cromosoma 21. Si el cuerpo humano tiene 46 cromosomas distribuidos en 23 pares, cuando el par 21 tiene tres cromosomas en lugar de dos, es cuando el futuro bebé presentará las características asociadas a la Trisomía 21.