Espacio de opinión de Canarias Ahora
Sorpresas y torpezas
La presentación parcial de las candidaturas del PP en Canarias (falta saber el destino final de Alarcó) parece destinada a facilitar acuerdos postelectorales con Coalición Canaria. Colocar a María Australia Navarro como candidata a la presidencia del Gobierno, es colocar en el puesto clave a la militante del PP que en los últimos años ha demostrado más fidelidad al jefe Soria, precisamente en el primer proceso electoral en el que Soria no juega en clave canaria. Pero también significa dejar expeditos y transitables todos los canales de comunicación para que los piropos de Soria a Fernando Clavijo acaben convirtiéndose en una costumbre. En fin, que el PP –a pesar de la sorpresa de mover a María Australia desde la candidatura del Cabildo grancanario a la del Gobierno- ha clavado con precisión el cierre de sus candidaturas, más pensando en el día después que en el proceso electoral. La decisión de situar a Mercedes Roldó como sustituta de Bravo de Laguna es otro florilegio soriano: Roldó es seca y rijosa (segunda acepción RAE) como una sandalia de esparto, todo lo contrario al perfil de dulce abuelete de Bravo de Laguna. Pero es también de la cuadra soriana. Esta preparada para no conseguir la presidencia del Cabildo y no perecer en el intento. Lo mismo que le ocurre a Manuel Domínguez, candidato tinerfeño al Cabildo, que hace doblete en Los Realejos, consciente de que su papel es aupar al PP al gobierno regional, asegurándole la presidencia del Cabildo al ex pepero (hoy nacionalista) Carlos Alonso.
Mientras Soria coloca cuidadosamente las dovelas del arco del futuro poder político en Canarias, el PSOE las dinamita a conciencia: la inopinada ruptura de los socialistas conejeros con Pedro San Ginés, apenas un par de meses antes de las elecciones y con una excusa bastante ridícula, como la de la Cueva de los Verdes, demuestra que el PSOE ha perdido en Canarias no sólo su cohesión interna, sino también cualquier capacidad de análisis. Un buen entendimiento con Coalición en Lanzarote y Fuerteventura –donde el PSOE puede jugar un papel determinante en la confirmación de mayorías tras las elecciones de Mayo- era el mejor cortafuegos para evitar un viraje de Coalición hacia los conservadores, en un momento en el que la dispersión del escenario político invita a alianzas fuertes. Es alucinante que el PSOE esté dinamitando a conciencia todos los puentes.
La presentación parcial de las candidaturas del PP en Canarias (falta saber el destino final de Alarcó) parece destinada a facilitar acuerdos postelectorales con Coalición Canaria. Colocar a María Australia Navarro como candidata a la presidencia del Gobierno, es colocar en el puesto clave a la militante del PP que en los últimos años ha demostrado más fidelidad al jefe Soria, precisamente en el primer proceso electoral en el que Soria no juega en clave canaria. Pero también significa dejar expeditos y transitables todos los canales de comunicación para que los piropos de Soria a Fernando Clavijo acaben convirtiéndose en una costumbre. En fin, que el PP –a pesar de la sorpresa de mover a María Australia desde la candidatura del Cabildo grancanario a la del Gobierno- ha clavado con precisión el cierre de sus candidaturas, más pensando en el día después que en el proceso electoral. La decisión de situar a Mercedes Roldó como sustituta de Bravo de Laguna es otro florilegio soriano: Roldó es seca y rijosa (segunda acepción RAE) como una sandalia de esparto, todo lo contrario al perfil de dulce abuelete de Bravo de Laguna. Pero es también de la cuadra soriana. Esta preparada para no conseguir la presidencia del Cabildo y no perecer en el intento. Lo mismo que le ocurre a Manuel Domínguez, candidato tinerfeño al Cabildo, que hace doblete en Los Realejos, consciente de que su papel es aupar al PP al gobierno regional, asegurándole la presidencia del Cabildo al ex pepero (hoy nacionalista) Carlos Alonso.
Mientras Soria coloca cuidadosamente las dovelas del arco del futuro poder político en Canarias, el PSOE las dinamita a conciencia: la inopinada ruptura de los socialistas conejeros con Pedro San Ginés, apenas un par de meses antes de las elecciones y con una excusa bastante ridícula, como la de la Cueva de los Verdes, demuestra que el PSOE ha perdido en Canarias no sólo su cohesión interna, sino también cualquier capacidad de análisis. Un buen entendimiento con Coalición en Lanzarote y Fuerteventura –donde el PSOE puede jugar un papel determinante en la confirmación de mayorías tras las elecciones de Mayo- era el mejor cortafuegos para evitar un viraje de Coalición hacia los conservadores, en un momento en el que la dispersión del escenario político invita a alianzas fuertes. Es alucinante que el PSOE esté dinamitando a conciencia todos los puentes.