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La supuesta industrialización del barranco
No cabe duda de que el relato se adorna con tintes cruciales en cualquier exposición o divulgación que se quiera realizar. Muchas veces figuras literarias como la metáfora, la hipérbole, la metonimia, el epíteto o la alegoría son usados para resaltar aquel o aquellos aspectos que interesan comunicar, dotándolos de un impacto mayor que al utilizar un lenguaje sencillo. Eso es lo que ocurre en el caso de determinados ecologistas cuando se refieren al Salto de Chira y el Barranco de Arguineguín donde va a estar situado.
Según el relato construido, pareciera que dicho paraje es una zona virgen, donde el ser humano no ha puesto su mano y que se ha mantenido inmaculado a lo largo de los eones. Según parece todas las especies vegetales y animales del barranco son únicas en el universo y hasta pudiera pensarse que se podrían hacer estudios que se remontarían hasta el paleolítico o al mesolítico de las mismas.
Por otro lado, y según las mismas fuentes, después de la construcción del sistema de bombeo, el Barranco de Arguineguín va a quedar totalmente destrozado. Surgirán ingentes cantidades de chimeneas con sus emisiones pestilentes, habrá incontables efluentes de aguas fétidas, habrá un continuo ir y venir de maquinarias y personas de todo tipo, poco menos que será un auténtico polígono industrial. Tanto es así que ya han acuñado el termino de “industrialización del Barranco de Arguineguín”.
Con estos antecedentes y la utilización torticera del relato se consigue una distorsión de la realidad que, a quien primero perjudica, es a sus propios autores, al perder toda credibilidad acerca de lo que se cuenta.
Con respecto a la primera parte hay que decir que la principal acción antropogénica que se puede realizar en un barranco es la construcción de una presa. Efectivamente, cuando se construyen las presas de Chira y de Soria el hombre transforma irreversiblemente el curso normal de la naturaleza, produciéndose un cambio radical desde el punto de vista animal o vegetal. Obviamente desde el punto de vista del paisaje o de la erosión de los parajes el cambio es absoluto. Por otro lado, tenemos los diversos asentamientos poblacionales, desde unas pocas personas hasta ciento de ellas. Así asentamientos como Cercado de Espinos, Calderín, Patalavaca, Los Caideros-Balito entre otros llegan a contabilizar alrededor de 25 núcleos, a lo largo del barranco y que suman unas 14.000 personas. Obviamente todos estos asentamientos necesitan sus respectivas carreteras o pistas para acceder, tienen sus explotaciones agrícolas y ganaderas, necesitan deshacerse de desechos y material inservible y llevan a cabo todas las actividades invasivas que hacemos los seres humanos en cualquier paraje natural. En otras palabras, del paisaje idílico e idealizado que se nos quiere mostrar a la realidad va un largo trecho.
Con respecto a lo que ocurrirá una vez que se acaben las obras de Salto de Chira y comience su funcionamiento, nada más lejos de lo que algunos anuncian. Hay que pensar que es una central hidroeléctrica reversible de bombeo puro cuyas instalaciones, en su inmensa mayoría van a estar bajo tierra, por lo que eso significa que no habrá contaminación de ningún tipo, y será una actividad inocua para el medio ambiente. Ni chimeneas soltando pestilentes humaredas, ni riachuelos de aguas fétidas, ni ruidos estridentes de motores. Por otro lado, al ser un proceso telemandado y telecontrolado no será necesaria la existencia de personal para su funcionamiento, salvo para tareas de mantenimiento o reparaciones. Por tanto, el tránsito de vehículos se reducirá a cuando sea necesario realizar las tareas mencionadas.
Tal y como se recoge en el Estudio de Impacto Ambiental existe un sinfín de acciones que se llevarán a cabo en la fase de construcción y una vez acabada ésta, se llevará a cabo un proceso de restauración muy importante y es precisamente aquí donde todos deberíamos poner el énfasis de esta obra, para que el paraje en discusión quede de la manera más optimizada que la exigencias del pueblo de Gran Canaria con sus autoridades a la cabeza, pueda demandar.
En definitiva, pasados unos años desde la puesta en marcha, cualquier persona que visite el barranco y que desconozca su historia, solo vera un paraje, tranquilo y sosegado, que para nada denotará la inmensa obra que atesora en sus entrañas y que tantas cosas positivas deparará para el sistema energético e hidráulico de Gran Canaria.
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