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Un trabajito para Zaplana

Estas conversaciones formaron parte del sumario del “caso Naseiro”, la investigación de una presunta trama de financiación ilegal del Partido Popular. Salvador Palop era concejal del ayuntamiento de Valencia y Zaplana todavía no había tenido ningún cargo público. Pero Zaplana es un tipo con suerte. Sus conversaciones telefónicas fueron grabadas durante la investigación de un delito de narcotráfico, que afectaba a Rafael Palop, el padre del concejal del PP con el que hablaba Zaplana. Pero el juez se encontró con jugosas conversaciones en las que aparecía Zaplana hablando de cobro de comisiones ilegales. En esas grabaciones aparecían indicios de la presunta implicación en esa trama de Manuel Fraga, José María Aznar y el diputado del PP Angel Sanchís. Por eso el juez remite las conversaciones al Tribunal Supremo que decide anular las pruebas de las conversaciones telefónicas porque habían sido grabadas buscando un delito “contra la salud pública” y tenían que haber abierto una investigación diferente. Ruiz Gallardón hizo un informe interno para el Partido Popular y en sus conclusiones se reconoce que existió una trama que pretendía cobrar comisiones teóricamente para financiar el partido.

Después de salvarse del caso Naseiro, Eduardo Zaplana protagonizó una fulgurante carrera política con el apoyo de José María Aznar: alcalde de Benidorm gracias a un voto de una concejal tránsfuga, presidente de la Generalidad valenciana y ministro de Trabajo y Asuntos Sociales. Siendo ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana compró con cargo al presupuesto público más de cuatro toneladas de turrones alicantinos por un importe de 55.000 euros para regalar a periodistas y autoridades. También pagó con 2000 euros un cáliz al Papa Karol Wojtyla, y unos gemelos de oro al rey de Marruecos que costaron al ministerio de Trabajo 1349 euros. Estos datos sobre la biografía política de Zaplana están recogidos en el excelente libro “Zaplana, el brazo incorrupto del PP” escrito por Alfredo Grimaldos.

Nada más llegar a la Moncloa, en 1996 Aznar nombró presidente de Telefónica a su compañero de pupitre Juan Villalonga y privatizó la compañía. Durante su gestión Telefónica compró emisoras de radios, televisiones y periódicos para formar un grupo mediático afín al PP. Mientras Villalonga utilizaba Telefónica para la estrategia mediática de Aznar, el presidente del gobierno encargaba a Cesar Alierta la privatización de la compañía Tabacalera. Alierta fue investigado por la Fiscalía Anticorrupción por presunto uso de información privilegiada en la compraventa de acciones de Tabacalera. Pero tuvo la misma suerte que Zaplana y no se pudo demostrar el presunto delito. Cesar Alierta sustituyó en el año 2000 a Villalonga en el puesto de presidente de Telefónica y ayer Alierta, que además es hermano de un senador del PP, decidió nombrar Delegado de Telefónica para Europa a Eduardo Zaplana. Todo un gesto de solidaridad entre personas que han sido investigadas por temas de corrupción. Supongo que a estas alturas de la película ustedes habrán notado que las relaciones personales y políticas de Zaplana han influido para que Telefónica se haya decidido a ficharlo. Ahora sólo nos queda desear que el ex ministro pepero no siga siendo tan generoso con reyes, papas y periodistas, o por lo menos que si se dedica a regalar toneladas de turrones o gemelos de oro no nos lo carguen en nuestra factura a los sufridos clientes de la compañía Telefónica.

Juan García Luján

Estas conversaciones formaron parte del sumario del “caso Naseiro”, la investigación de una presunta trama de financiación ilegal del Partido Popular. Salvador Palop era concejal del ayuntamiento de Valencia y Zaplana todavía no había tenido ningún cargo público. Pero Zaplana es un tipo con suerte. Sus conversaciones telefónicas fueron grabadas durante la investigación de un delito de narcotráfico, que afectaba a Rafael Palop, el padre del concejal del PP con el que hablaba Zaplana. Pero el juez se encontró con jugosas conversaciones en las que aparecía Zaplana hablando de cobro de comisiones ilegales. En esas grabaciones aparecían indicios de la presunta implicación en esa trama de Manuel Fraga, José María Aznar y el diputado del PP Angel Sanchís. Por eso el juez remite las conversaciones al Tribunal Supremo que decide anular las pruebas de las conversaciones telefónicas porque habían sido grabadas buscando un delito “contra la salud pública” y tenían que haber abierto una investigación diferente. Ruiz Gallardón hizo un informe interno para el Partido Popular y en sus conclusiones se reconoce que existió una trama que pretendía cobrar comisiones teóricamente para financiar el partido.

Después de salvarse del caso Naseiro, Eduardo Zaplana protagonizó una fulgurante carrera política con el apoyo de José María Aznar: alcalde de Benidorm gracias a un voto de una concejal tránsfuga, presidente de la Generalidad valenciana y ministro de Trabajo y Asuntos Sociales. Siendo ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana compró con cargo al presupuesto público más de cuatro toneladas de turrones alicantinos por un importe de 55.000 euros para regalar a periodistas y autoridades. También pagó con 2000 euros un cáliz al Papa Karol Wojtyla, y unos gemelos de oro al rey de Marruecos que costaron al ministerio de Trabajo 1349 euros. Estos datos sobre la biografía política de Zaplana están recogidos en el excelente libro “Zaplana, el brazo incorrupto del PP” escrito por Alfredo Grimaldos.