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La que se nos viene

Dado que Paulino está satisfecho con la labor de todos sus consejeros y no cambiará a ninguno, el infeliz, no habrá novedades: los 34 diputados de ATIcc-PP votarán juntos contra los 26 del PSC y a escupir todos a la calle. Visto desde fuera, el Gobierno no inspira confianza y sólo esperan algo de él los círculos de sus entenados; en cuanto al Parlamento, qué voy a decirles.

Lo más probable es que sigamos así hasta el 2011. Si algo cambia será merced no a las claves políticas de aquí, sino a las que se muevan a dos mil kilómetros, adónde acudió Paulino a firmar el pacto que lo hizo presidente. En definitiva: todo depende de que psocialistas y populares lleguen en Madrid, a acuerdos de mínimos; es decir, de si se produce un acercamiento de los dos partidos, como insinuó López Aguilar; que algo habrá oído.

De generarse, ese nuevo clima, tendrá reflejo en las islas. De momento, PP y PSOE no parecen dispuestos a permitirle a ATIcc tener grupo parlamentario. Sin olvidar, claro, las dudas acerca de si Soria irá o no a reelección como presidente regional del PP. No creo que le baste el valioso respaldo de Ángel Llanos, concejal de Santa Cruz de Tenerife, que lo proclamó el mejor líder jamás soñado, por encima incluso de Viriato, pastor lusitano. Con semejante tropa nunca se sabe y el que tampoco lo vean bien en Génova quizá haga que, tras exprimir Hacienda el tiempo que pueda, cumpla Soria su amenaza de regresar a la actividad privada. Sin puente de plata, que será de oro.

En cuanto a Paulino, diréles que en política no hay perdón sino cuando interesa. Zapatero podrá perdonar a Rajoy si obtiene algo a cambio; y viceversa. Paulino nada tiene que ofrecer y a Zapatero no le gusta el pollo asado. Aunque el desenlace que pueda tener esta situación a manos de PSOE y PP lo presenten como contubernio contra el nacionalismo de los partidos estatales, está por demostrar que lo de ATIcc sea nacionalismo y que lo que ocurra no será consecuencia de la lógica implacable de la correlación de fuerzas y de la incapacidad en ella de ATIcc-PP. Va a ser más significativa para los canarios la investidura de Zapatero que la embestidura de mañana, creo, en el Parlamento canario.

Dado que Paulino está satisfecho con la labor de todos sus consejeros y no cambiará a ninguno, el infeliz, no habrá novedades: los 34 diputados de ATIcc-PP votarán juntos contra los 26 del PSC y a escupir todos a la calle. Visto desde fuera, el Gobierno no inspira confianza y sólo esperan algo de él los círculos de sus entenados; en cuanto al Parlamento, qué voy a decirles.

Lo más probable es que sigamos así hasta el 2011. Si algo cambia será merced no a las claves políticas de aquí, sino a las que se muevan a dos mil kilómetros, adónde acudió Paulino a firmar el pacto que lo hizo presidente. En definitiva: todo depende de que psocialistas y populares lleguen en Madrid, a acuerdos de mínimos; es decir, de si se produce un acercamiento de los dos partidos, como insinuó López Aguilar; que algo habrá oído.