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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Adán pegado a su móvil

Decíamos más arriba que no son normales en el Puerto. Pero es que tampoco lo son en la Presidencia del Gobierno, ni son normales, por tanto, las cosas que protagonizan. Hace escasos días, en el hotel Botánico del Puerto de la Cruz, se dio cita lo más exclusivo de la sociedad tinerfeña en una cena benéfica. Vestidos de etiqueta, como debe ser. Imaginamos que si llaman al presidente canario por teléfono y no es Zapatero, ni la Casa Real ni..., es normal que se le conteste que el presidente no se puede poner. Cosas de las buenas costumbres, del protocolo, de la defensa de la dignidad del cargo, entendemos. Pues don Adan Martín se pegó gran parte de la cena hablando por su teléfono móvil. Ya le están esperando en Teror para que tire unas cañas a los canariones, donde el compadreo está permitido y hasta bien visto.

Decíamos más arriba que no son normales en el Puerto. Pero es que tampoco lo son en la Presidencia del Gobierno, ni son normales, por tanto, las cosas que protagonizan. Hace escasos días, en el hotel Botánico del Puerto de la Cruz, se dio cita lo más exclusivo de la sociedad tinerfeña en una cena benéfica. Vestidos de etiqueta, como debe ser. Imaginamos que si llaman al presidente canario por teléfono y no es Zapatero, ni la Casa Real ni..., es normal que se le conteste que el presidente no se puede poner. Cosas de las buenas costumbres, del protocolo, de la defensa de la dignidad del cargo, entendemos. Pues don Adan Martín se pegó gran parte de la cena hablando por su teléfono móvil. Ya le están esperando en Teror para que tire unas cañas a los canariones, donde el compadreo está permitido y hasta bien visto.