El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Un apoyo inquebrantable al general
“El general Martínez es un tesoro que mantiene en estos momentos España en Canarias”, afirma tajante y bucólico en el último párrafo de su pastoral de este domingo don José Rodríguez Ramírez, director-editor de El Día y futuro comodoro de la República Independiente de Canarias. No se vayan a creer que al inquieto editor le importa un carajo nada de lo que le ocurra a la esposa del general Martín Alonso, detenida y condenada por un delito contra la seguridad vial, sino más bien ir en contra de la sentencia por la que se conformó con la pena impuesta (cuatro meses de prisión). Don Pepito concluye que la conductora “cometió una infracción no intencionada y ya eso es suficiente para que no recibiese el trato humillante que ha recibido”. Desconocemos cómo puede haber llegado el editor a tan contundente conclusión, si no es porque Eligio Hernández abordó este jueves a Ricardo Peytaví, pleito en mano, para cantarle y contarle lo divino y lo humano del caso. Le llenó la cabeza de bichos, de versiones y de enfrentamientos, y ya se sabe lo poco que tardan algunos en echar gasolina al incendio, facilitando al periodista asuntos morbosos que contribuyeran a poner en favor del generalato y en contra de los jueces las acciones que el herreño ha iniciado en los juzgados.
“El general Martínez es un tesoro que mantiene en estos momentos España en Canarias”, afirma tajante y bucólico en el último párrafo de su pastoral de este domingo don José Rodríguez Ramírez, director-editor de El Día y futuro comodoro de la República Independiente de Canarias. No se vayan a creer que al inquieto editor le importa un carajo nada de lo que le ocurra a la esposa del general Martín Alonso, detenida y condenada por un delito contra la seguridad vial, sino más bien ir en contra de la sentencia por la que se conformó con la pena impuesta (cuatro meses de prisión). Don Pepito concluye que la conductora “cometió una infracción no intencionada y ya eso es suficiente para que no recibiese el trato humillante que ha recibido”. Desconocemos cómo puede haber llegado el editor a tan contundente conclusión, si no es porque Eligio Hernández abordó este jueves a Ricardo Peytaví, pleito en mano, para cantarle y contarle lo divino y lo humano del caso. Le llenó la cabeza de bichos, de versiones y de enfrentamientos, y ya se sabe lo poco que tardan algunos en echar gasolina al incendio, facilitando al periodista asuntos morbosos que contribuyeran a poner en favor del generalato y en contra de los jueces las acciones que el herreño ha iniciado en los juzgados.