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Bases restrictivas y ofertas temerarias

Soria tenia especial interés en que las bases fueran lo suficientemente maleables como para que, como es marca de la casa, los criterios subjetivos fueran los que finalmente inclinaran la balanza hacia donde había que inclinar la balanza, y no necesariamente siempre hacia el mismo lado. Por ejemplo, había emisoras que debían cesar en su actividad y quedar fuera de ordenación, como CANARIAS AHORA RADIO, cuya condena a muerte hace años que firmó el hoy ministro. Pero había otras que debían continuar con su impagable (o menos) labor se adoctrinamiento, como Radio Aventura, en Telde. Martín Marrero y su equipo hicieron todo lo contrario, unas base tan encorsetadas, tan poco dejadas al albur de los criterios subjetivos, que todo en ellas tenía su baremación, todo un criterio puntuable o nada puntuable. Y fue en las bases donde se generaron los problemas actuales. Pero, si no estamos mal informados, nadie recurrió esas bases, y si alguien lo hizo, los resultados fueron negativos porque el concurso se celebró con ellas. Aplicadas con el máximo rigor, resulta completamente imposible otorgar frecuencia, por ejemplo, a una cadena nacional o regional de contenido generalista, salvo que el interesado se presente bajo la multifórmula de n ofertas distintas, una por cada municipio o comarca en licitación. También resulta imposible, con las bases en la mano, que alguna radiofórmula musical que se presente con esa etiqueta pueda obtener una sola concesión. Pero lo que parecía a priori imposible se dio por una razón muy sencilla, a la par que indignante para los que no obtuvieron frecuencia: hubo ofertas temerarias y la mesa de contratación prefirió creer lo que ponían sus promotores.

Soria tenia especial interés en que las bases fueran lo suficientemente maleables como para que, como es marca de la casa, los criterios subjetivos fueran los que finalmente inclinaran la balanza hacia donde había que inclinar la balanza, y no necesariamente siempre hacia el mismo lado. Por ejemplo, había emisoras que debían cesar en su actividad y quedar fuera de ordenación, como CANARIAS AHORA RADIO, cuya condena a muerte hace años que firmó el hoy ministro. Pero había otras que debían continuar con su impagable (o menos) labor se adoctrinamiento, como Radio Aventura, en Telde. Martín Marrero y su equipo hicieron todo lo contrario, unas base tan encorsetadas, tan poco dejadas al albur de los criterios subjetivos, que todo en ellas tenía su baremación, todo un criterio puntuable o nada puntuable. Y fue en las bases donde se generaron los problemas actuales. Pero, si no estamos mal informados, nadie recurrió esas bases, y si alguien lo hizo, los resultados fueron negativos porque el concurso se celebró con ellas. Aplicadas con el máximo rigor, resulta completamente imposible otorgar frecuencia, por ejemplo, a una cadena nacional o regional de contenido generalista, salvo que el interesado se presente bajo la multifórmula de n ofertas distintas, una por cada municipio o comarca en licitación. También resulta imposible, con las bases en la mano, que alguna radiofórmula musical que se presente con esa etiqueta pueda obtener una sola concesión. Pero lo que parecía a priori imposible se dio por una razón muy sencilla, a la par que indignante para los que no obtuvieron frecuencia: hubo ofertas temerarias y la mesa de contratación prefirió creer lo que ponían sus promotores.