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En busca de la ''repoblación''

Otra muestra vergonzosa de las capacidades que adornan a la consejera de Turismo afloró cuando los periodistas abordaron las sucesivas peticiones de dimisión de Rita Martín en el Parlamento de Canarias. Ella respondió, con la frivolidad y simpleza que le caracteriza, que no pensaba dar ese gusto a la bancada de la oposición que, en cualquier caso, se había olvidado de pedir su cabeza en la última ocasión que tuvo. Y fue en ese momento cuando volvió a hablar de oído, un órgano de su cuerpo que debe tener duro como una piedra, por que en lugar de reprobación, la consejera de Turismo, que lleva casi cuatro años acudiendo al Parlamento y sentándose en el Consejo de Gobierno de Canarias, habló de “repoblación”. O sea, que los socialistas no la han repoblado, en su propia versión, lo que automáticamente nos conduce a alegrarnos hasta el infinito. Y eso si entendemos por repoblar a Rita Martín la acepción referida a cavar un agujero en un suelo adecuado, introducir en él hasta una profundidad conveniente a la consejera de Turismo dejándole fuera la cabeza; tapar los huecos restantes con tierra y algo de guano de calidad, y apretar con las manos para que el mato no se mueva ante la primera ráfaga de viento. La operación habría de concluir, siempre según este significado tan de turismo rural, con la formación de una poceta que retenga el agua, y finalmente, con el riego del ejemplar. Si luego va y se reproduce por estacas, autogamia o por propágulos, será su problema y de quien la repobló, que bastante hacemos nosotros con traducirla.

Otra muestra vergonzosa de las capacidades que adornan a la consejera de Turismo afloró cuando los periodistas abordaron las sucesivas peticiones de dimisión de Rita Martín en el Parlamento de Canarias. Ella respondió, con la frivolidad y simpleza que le caracteriza, que no pensaba dar ese gusto a la bancada de la oposición que, en cualquier caso, se había olvidado de pedir su cabeza en la última ocasión que tuvo. Y fue en ese momento cuando volvió a hablar de oído, un órgano de su cuerpo que debe tener duro como una piedra, por que en lugar de reprobación, la consejera de Turismo, que lleva casi cuatro años acudiendo al Parlamento y sentándose en el Consejo de Gobierno de Canarias, habló de “repoblación”. O sea, que los socialistas no la han repoblado, en su propia versión, lo que automáticamente nos conduce a alegrarnos hasta el infinito. Y eso si entendemos por repoblar a Rita Martín la acepción referida a cavar un agujero en un suelo adecuado, introducir en él hasta una profundidad conveniente a la consejera de Turismo dejándole fuera la cabeza; tapar los huecos restantes con tierra y algo de guano de calidad, y apretar con las manos para que el mato no se mueva ante la primera ráfaga de viento. La operación habría de concluir, siempre según este significado tan de turismo rural, con la formación de una poceta que retenga el agua, y finalmente, con el riego del ejemplar. Si luego va y se reproduce por estacas, autogamia o por propágulos, será su problema y de quien la repobló, que bastante hacemos nosotros con traducirla.