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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

“Cállate, niñata de mierda”

En aquella reunión de hace siete años, Suárez Gil trataba de echarle la pata por delante a Cecapyme con lo del carnet profesional de peluquería, una vieja reivindicación de la patronal de la que Cristina Reyes era entonces abogada. Suárez Gil hizo lo de siempre, lo que tan buenos resultados le ha venido dando hasta la fecha: crear una asociación paralela a la ya existente, pedir unas subvenciones y tratar de erigirse en representante único del sector. En aquel acto informativo Cristina Reyes trató de hacer oír la voz del sector legalmente establecido, a lo que el todavía coordinador empresarial y hoy presidente de la Cámara, espetó suavemente: “Cállate, niñata de mierda”. Y hoy tan contentos, apoyando los dos a la patronal plateada, que es como es. Tiempos difíciles para la coherencia.

En aquella reunión de hace siete años, Suárez Gil trataba de echarle la pata por delante a Cecapyme con lo del carnet profesional de peluquería, una vieja reivindicación de la patronal de la que Cristina Reyes era entonces abogada. Suárez Gil hizo lo de siempre, lo que tan buenos resultados le ha venido dando hasta la fecha: crear una asociación paralela a la ya existente, pedir unas subvenciones y tratar de erigirse en representante único del sector. En aquel acto informativo Cristina Reyes trató de hacer oír la voz del sector legalmente establecido, a lo que el todavía coordinador empresarial y hoy presidente de la Cámara, espetó suavemente: “Cállate, niñata de mierda”. Y hoy tan contentos, apoyando los dos a la patronal plateada, que es como es. Tiempos difíciles para la coherencia.