El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
?Un cambio estalinista?
No parece que la concesión del crédito de La Caja y el buen rollito que trataron de transmitir empresarios, políticos y directivos de la entidad de ahorros haya puesto fin a las marejadas con áreas de fuerte marejadas que aparecen en el mapa de previsiones para los próximos meses en torno a la UD Las Palmas. Han entrado nuevos empresarios, sí, con un montón de condiciones que se tardaron en negociar una eternidad, sin que ninguna de ellas haya trascendido de manera oficial. Ha aparecido el dinero, sí, pero prestado por una entidad de ahorros pública que ha tenido que hacer encajes de bolillo para poder atender las exigencias que le venían de la Casa Palacio Insular. Ahora no habrá descenso, se podrá pagar a los jugadores y a los empleados, pero sigue sin despejarse la incógnita principal: a cambio de qué. Un par de empresarios propietarios del club (no todos los que han puesto avales son dueños de la UD, recuerden) se están dedicando a lanzar avisos a navegantes y a recordar que el romanticismo se acabó en Mayo del 68. Por ponerse explicativos hasta han dicho literalmente que habían propiciado un cambio, ?pero no un cambio estalinista?. Lejos parecen quedar ahora aquellos contactos en el hotel Parque, 24 horas antes de la asamblea de disolución de septiembre pasado, entre Mauricio, Angulo, García Navarro y Ángel Marrero. Estaba sobre la mesa la cabeza de Sabino, pero se olvidaron de plantear el ?después qué? y el cierre con concreciones de los acuerdos del Estadio Insular. Y de aquellos polvos vienen estos lodos.
No parece que la concesión del crédito de La Caja y el buen rollito que trataron de transmitir empresarios, políticos y directivos de la entidad de ahorros haya puesto fin a las marejadas con áreas de fuerte marejadas que aparecen en el mapa de previsiones para los próximos meses en torno a la UD Las Palmas. Han entrado nuevos empresarios, sí, con un montón de condiciones que se tardaron en negociar una eternidad, sin que ninguna de ellas haya trascendido de manera oficial. Ha aparecido el dinero, sí, pero prestado por una entidad de ahorros pública que ha tenido que hacer encajes de bolillo para poder atender las exigencias que le venían de la Casa Palacio Insular. Ahora no habrá descenso, se podrá pagar a los jugadores y a los empleados, pero sigue sin despejarse la incógnita principal: a cambio de qué. Un par de empresarios propietarios del club (no todos los que han puesto avales son dueños de la UD, recuerden) se están dedicando a lanzar avisos a navegantes y a recordar que el romanticismo se acabó en Mayo del 68. Por ponerse explicativos hasta han dicho literalmente que habían propiciado un cambio, ?pero no un cambio estalinista?. Lejos parecen quedar ahora aquellos contactos en el hotel Parque, 24 horas antes de la asamblea de disolución de septiembre pasado, entre Mauricio, Angulo, García Navarro y Ángel Marrero. Estaba sobre la mesa la cabeza de Sabino, pero se olvidaron de plantear el ?después qué? y el cierre con concreciones de los acuerdos del Estadio Insular. Y de aquellos polvos vienen estos lodos.