El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Concursos para Las Teresitas
No tenemos la más mínima duda de que la playa de Las Teresitas, en Santa Cruz de Tenerife, va a dar mucho que hablar. Mucho más de lo que ha dado hasta ahora, porque de momento ha triunfado la sordina que entre todos han puesto a las primeras operaciones de compra, venta, recalificación y reparto que en torno a esa zona santacrucera se ha cocido. Luego tocaba hacer un concurso de ideas, a ver cómo resolver las intervenciones que deben ejecutarse en ese espacio. Para ello, el Ayuntamiento cursó varias invitaciones a unos cuantos estudios de arquitectura, de modo que conociera cuál de ellos se podía acercar más a lo mentalmente establecido. Y decimos lo de mentalmente porque parece claro que desde hace mucho tiempo pocas cosas de importancia se mueven en la capital tinerfeña sin que pasen por un determinado estudio de arquitectura tan enamorado de otros estudios de arquitectura con sede en Suiza y altos honorarios. Lo raro de la cuestión no fue la invitación ni el encargo, sino la manera de pagar a los concursantes. Poco les podemos contar con garantías de que no nos acusen de injuriosos, pero sí estamos en condiciones de asegurarles que los pagos no salieron del erario público municipal, insular o autonómico. Taloncito al portador, y a correr, que son dos días.
No tenemos la más mínima duda de que la playa de Las Teresitas, en Santa Cruz de Tenerife, va a dar mucho que hablar. Mucho más de lo que ha dado hasta ahora, porque de momento ha triunfado la sordina que entre todos han puesto a las primeras operaciones de compra, venta, recalificación y reparto que en torno a esa zona santacrucera se ha cocido. Luego tocaba hacer un concurso de ideas, a ver cómo resolver las intervenciones que deben ejecutarse en ese espacio. Para ello, el Ayuntamiento cursó varias invitaciones a unos cuantos estudios de arquitectura, de modo que conociera cuál de ellos se podía acercar más a lo mentalmente establecido. Y decimos lo de mentalmente porque parece claro que desde hace mucho tiempo pocas cosas de importancia se mueven en la capital tinerfeña sin que pasen por un determinado estudio de arquitectura tan enamorado de otros estudios de arquitectura con sede en Suiza y altos honorarios. Lo raro de la cuestión no fue la invitación ni el encargo, sino la manera de pagar a los concursantes. Poco les podemos contar con garantías de que no nos acusen de injuriosos, pero sí estamos en condiciones de asegurarles que los pagos no salieron del erario público municipal, insular o autonómico. Taloncito al portador, y a correr, que son dos días.