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Hasta una denegación de auxilio

La táctica que empleó Socater, empresa adscrita al Grupo Prisa, fue desde un principio de bloqueo a los encerrados: nada de agua, nada de comida, sólo se les permitía el uso de un baño, y las instalaciones, a cal y canto. Incluso se llegó a denegar el acceso a una ambulancia del 1-1-2 que fue requerida tras una lipotimia de una trabajadora. Una segunda llamada logró el propósito de los asistentes sanitarios. Cuando eran casi las ocho de la noche y a requerimiento de la empresa, se personó en El Sebadal la UIP, de la Policía Nacional, que descubrió que aquello no podía ser, que no había huelga de hambre, y que había que socorrer a los encerrados. Fue a partir de entonces cuando llegaron unos bocatas del Balbina y unos zumos ecológicos que llevaron Los Verdes. Finalmente no fue necesario el concurso de la Cruz Roja, y a las 21.15, con los familiares y los amigos a las puertas del centro, los trabajadores abandonaron el encierro.

La táctica que empleó Socater, empresa adscrita al Grupo Prisa, fue desde un principio de bloqueo a los encerrados: nada de agua, nada de comida, sólo se les permitía el uso de un baño, y las instalaciones, a cal y canto. Incluso se llegó a denegar el acceso a una ambulancia del 1-1-2 que fue requerida tras una lipotimia de una trabajadora. Una segunda llamada logró el propósito de los asistentes sanitarios. Cuando eran casi las ocho de la noche y a requerimiento de la empresa, se personó en El Sebadal la UIP, de la Policía Nacional, que descubrió que aquello no podía ser, que no había huelga de hambre, y que había que socorrer a los encerrados. Fue a partir de entonces cuando llegaron unos bocatas del Balbina y unos zumos ecológicos que llevaron Los Verdes. Finalmente no fue necesario el concurso de la Cruz Roja, y a las 21.15, con los familiares y los amigos a las puertas del centro, los trabajadores abandonaron el encierro.