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Denuncia y expediente interno

Con la denuncia por sublevación en la mano, los cuatro periodistas, adscritos a otros tantos medios de comunicación grancanarios, se marcharon a la comisaría de Manuel Becerra, donde interpusieron una denuncia por insultos, malos tratos, vejaciones y atentado contra derechos fundamentales. Al día siguiente, este lunes, todos ellos se personaron en las dependencias de la Policía Local de Miller Bajo, donde igualmente presentaron una queja para que se incoara un expediente informativo interno que aclare la actuación de estos agentes y se adopten las medidas disciplinarias previstas en el reglamento, en su caso. El director de este cuerpo, Luis Miguel Molina, pidió disculpas a los periodistas, a los que atendió muy amablemente y a los que anunció la rápida actuación aclaratoria. Además pidió que los periodistas sepamos separar la paja del trigo, es decir, la actuación de elementos aislados, como estos dos energúmenos, del resto del cuerpo, unos 700 agentes que no tienen culpa alguna del comportamiento de individuos que mejor estarían ejerciendo de porteros de discoteca, que es para lo que realmente han nacido.

Con la denuncia por sublevación en la mano, los cuatro periodistas, adscritos a otros tantos medios de comunicación grancanarios, se marcharon a la comisaría de Manuel Becerra, donde interpusieron una denuncia por insultos, malos tratos, vejaciones y atentado contra derechos fundamentales. Al día siguiente, este lunes, todos ellos se personaron en las dependencias de la Policía Local de Miller Bajo, donde igualmente presentaron una queja para que se incoara un expediente informativo interno que aclare la actuación de estos agentes y se adopten las medidas disciplinarias previstas en el reglamento, en su caso. El director de este cuerpo, Luis Miguel Molina, pidió disculpas a los periodistas, a los que atendió muy amablemente y a los que anunció la rápida actuación aclaratoria. Además pidió que los periodistas sepamos separar la paja del trigo, es decir, la actuación de elementos aislados, como estos dos energúmenos, del resto del cuerpo, unos 700 agentes que no tienen culpa alguna del comportamiento de individuos que mejor estarían ejerciendo de porteros de discoteca, que es para lo que realmente han nacido.