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Desesperada búsqueda de accionistas

Chavanel ha recorrido muchos despachos estos últimos meses tratando de encontrar una solución financiera al proyecto regional de 7.7 Radio. Despachos oficiales, despachos de empresarios y despachos de directores y propietarios de otras emisoras de radio que pudieran tener interés en contratar sus servicios como presentador de un magazine de mañana. Pero nadie quiso, pudo o supo ayudarle. Ni lo fichó ninguna cadena de postín deseosa de tener en su plantilla a un locutor tan poliédrico ni los empresarios tocados se entusiasmaron con la posibilidad de ser socios de Jaime Cortezo que, por propio enroque y porque las bases del concurso lo impiden, jamás ha querido deshacerse del 51% de la empresa. Tiene su orgullo el señor Cortezo, y es normal que quiera hacer valer esos cinco millones de euros que presume haber invertido estos cinco años (no está mal, a millón por año) para mantener un proyecto regional imposible. Cinco millones para nada, según su visión del negocio periodístico, porque él no quería la gloria de Chavanel sin sacar su tajada empresarial en forma de favores y de ventajas. Más cabe concluir que Cortezo se ha precipitado este quinquenio por el terraplén del desprestigio empresarial y social. Ante ese panorama, han dado el no por respuesta empresarios que se han mojado mucho con 7.7 como Miguel Ángel Ramírez, Germán Suárez, Rafael Bravo de Laguna o Juan Miguel Sanjuan. No corren buenos tiempos para enterrar en una pesadilla así otros tres millones de euros y lo que te rondaré, morena. Y, encima, meterse en problemas.

Chavanel ha recorrido muchos despachos estos últimos meses tratando de encontrar una solución financiera al proyecto regional de 7.7 Radio. Despachos oficiales, despachos de empresarios y despachos de directores y propietarios de otras emisoras de radio que pudieran tener interés en contratar sus servicios como presentador de un magazine de mañana. Pero nadie quiso, pudo o supo ayudarle. Ni lo fichó ninguna cadena de postín deseosa de tener en su plantilla a un locutor tan poliédrico ni los empresarios tocados se entusiasmaron con la posibilidad de ser socios de Jaime Cortezo que, por propio enroque y porque las bases del concurso lo impiden, jamás ha querido deshacerse del 51% de la empresa. Tiene su orgullo el señor Cortezo, y es normal que quiera hacer valer esos cinco millones de euros que presume haber invertido estos cinco años (no está mal, a millón por año) para mantener un proyecto regional imposible. Cinco millones para nada, según su visión del negocio periodístico, porque él no quería la gloria de Chavanel sin sacar su tajada empresarial en forma de favores y de ventajas. Más cabe concluir que Cortezo se ha precipitado este quinquenio por el terraplén del desprestigio empresarial y social. Ante ese panorama, han dado el no por respuesta empresarios que se han mojado mucho con 7.7 como Miguel Ángel Ramírez, Germán Suárez, Rafael Bravo de Laguna o Juan Miguel Sanjuan. No corren buenos tiempos para enterrar en una pesadilla así otros tres millones de euros y lo que te rondaré, morena. Y, encima, meterse en problemas.