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Unos efectos increíblemente balsámicos

Los cálculos de David Gómez son bastante certeros. A su juicio, la rebaja de salarios a los trabajadores públicos va a suponer, entre otras cosas, “un ahorro de unos 6.000 millones de euros al año (el importe correspondiente a montar un AVE por todo el mediterráneo). Tendría un efecto moderado sobre el déficit de un 0,6% del PIB (no es la panacea, pero algo es algo), enviaría un mensaje de austeridad a los mercados internacionales, que seguramente sería bien recibido (como fue bien recibido en Irlanda, no así en Grecia ?aquí la credibilidad cuenta, y Grecia no tiene precisamente una historia de rigor, en la UE-). España, en lo referente a cuentas, ha tenido un comportamiento intachable (al menos que se sepa). No generaría paro de modo directo, ya que el empleo de los funcionarios está asegurado (en principio), y arrastraría a una caída de precios y salarios generalizada en el resto de la economía”. Nada de catastrofismos, para Gómez no es injusta la medida: “Cuando una empresa quiebra, sus trabajadores se van a la calle, con un buen ERE en el mejor de los casos, con un mal despido” la mayoría de las veces. “En este caso, España S.A. ha quebrado. Los mercados le van a dar crédito limitado, no sabemos por cuanto tiempo ni a qué coste. Tomemos medidas ya. Comencemos reestructurando una Administración tan sobredimensionada como lo han estado nuestros bolsillos en los últimos años”. De momento, a la huelga general.

Los cálculos de David Gómez son bastante certeros. A su juicio, la rebaja de salarios a los trabajadores públicos va a suponer, entre otras cosas, “un ahorro de unos 6.000 millones de euros al año (el importe correspondiente a montar un AVE por todo el mediterráneo). Tendría un efecto moderado sobre el déficit de un 0,6% del PIB (no es la panacea, pero algo es algo), enviaría un mensaje de austeridad a los mercados internacionales, que seguramente sería bien recibido (como fue bien recibido en Irlanda, no así en Grecia ?aquí la credibilidad cuenta, y Grecia no tiene precisamente una historia de rigor, en la UE-). España, en lo referente a cuentas, ha tenido un comportamiento intachable (al menos que se sepa). No generaría paro de modo directo, ya que el empleo de los funcionarios está asegurado (en principio), y arrastraría a una caída de precios y salarios generalizada en el resto de la economía”. Nada de catastrofismos, para Gómez no es injusta la medida: “Cuando una empresa quiebra, sus trabajadores se van a la calle, con un buen ERE en el mejor de los casos, con un mal despido” la mayoría de las veces. “En este caso, España S.A. ha quebrado. Los mercados le van a dar crédito limitado, no sabemos por cuanto tiempo ni a qué coste. Tomemos medidas ya. Comencemos reestructurando una Administración tan sobredimensionada como lo han estado nuestros bolsillos en los últimos años”. De momento, a la huelga general.