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¿Qué empresario no ha estafado en tiempos de crisis?

La noticia y los correspondientes comentarios publicados por CANARIAS AHORA con ocasión de la reapertura de la causa por estafa contra el promotor Jaime Cortezo produjeron un terrible crujir de dientes en una dislocada emisora de radio ubicada en El Sebadal con el cabalístico siete adornando su nombre por partida doble. El Jiménez Losantos canario, como gusta a Cortezo llamar a su radiopredicador, no pudo soportar enfrentarse de manera tan directa a la cruda realidad, ésa que cada día trata de disfrazar a su antojo para situar en el clan de la avaricia a los que un día lo sacaron de él. El vocero, que no podía evitar que los espumarajos de rabia empaparan el micrófono y la mesa del estudio, realizó varias incursiones en el insulto y la acusación infudada, pero tocó el zenit cuando justificó el comportamiento de su jefe con una gloriosa pregunta retórica: ¿qué empresario en tiempos de crisis no comete un error así? Pues miles, casi diríamos que ninguno, con descontadas excepciones, claro. Pero es que la estafa que se le investiga a Cortezo no se produjo en tiempos de crisis, sino todo lo contrario, cuando el ladrillo se cotizaba al alza y él podía subir el precio a sus chalets a razón de 6.000 euros por semana. Claro que, igual que contados empresarios estafadores, también hay periodistas con el mismo jeito, pero se les coge la matrícula desde el minuto uno. En crisis y en bonanza.

La noticia y los correspondientes comentarios publicados por CANARIAS AHORA con ocasión de la reapertura de la causa por estafa contra el promotor Jaime Cortezo produjeron un terrible crujir de dientes en una dislocada emisora de radio ubicada en El Sebadal con el cabalístico siete adornando su nombre por partida doble. El Jiménez Losantos canario, como gusta a Cortezo llamar a su radiopredicador, no pudo soportar enfrentarse de manera tan directa a la cruda realidad, ésa que cada día trata de disfrazar a su antojo para situar en el clan de la avaricia a los que un día lo sacaron de él. El vocero, que no podía evitar que los espumarajos de rabia empaparan el micrófono y la mesa del estudio, realizó varias incursiones en el insulto y la acusación infudada, pero tocó el zenit cuando justificó el comportamiento de su jefe con una gloriosa pregunta retórica: ¿qué empresario en tiempos de crisis no comete un error así? Pues miles, casi diríamos que ninguno, con descontadas excepciones, claro. Pero es que la estafa que se le investiga a Cortezo no se produjo en tiempos de crisis, sino todo lo contrario, cuando el ladrillo se cotizaba al alza y él podía subir el precio a sus chalets a razón de 6.000 euros por semana. Claro que, igual que contados empresarios estafadores, también hay periodistas con el mismo jeito, pero se les coge la matrícula desde el minuto uno. En crisis y en bonanza.