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El error se llama Aguedita

Un error. Así, como suena, “un error”. A tan ínfima consideración han reducido los dirigentes del PP, con José Manuel Soria a la cabeza, la sucesión de reservas, falsificaciones y pagos amañados que han rodeado el convite a vacaciones en Fuerteventura a un senador de ese partido y a su señora esposa de él. Un error que se subsana, según la sabia conclusión a la que ha llegado Soria, corrigiéndolo. “Los errores se corrigen”, se despachó el presidente del PP canario este martes ante la sede del Parlamento, pervirtiendo por completo aquel adagio popular que sostiene que “los errores se pagan”, y en política se suelen pagar con la dimisión. El error no existió porque es imposible atribuir a esa debilidad tan humana el artificio montado para invitar al senador Toledo a aquellas vacaciones, idéntico artificio firmado el mismo día por Águeda Montelongo para pagar con dinero público el coche de alquiler que utilizó un fin de semana Manuel Fernández, secretario general del mismo partido. El error, en concreto, se llama Águeda Montelongo y sigue siendo un error imperdonable que esta señora, que mangonea de esa manera los dineros públicos, continúe un segundo más en la política y, en el colmo de los colmos, al frente de un departamento, el de Turismo, del Cabildo de Fuerteventura.

Un error. Así, como suena, “un error”. A tan ínfima consideración han reducido los dirigentes del PP, con José Manuel Soria a la cabeza, la sucesión de reservas, falsificaciones y pagos amañados que han rodeado el convite a vacaciones en Fuerteventura a un senador de ese partido y a su señora esposa de él. Un error que se subsana, según la sabia conclusión a la que ha llegado Soria, corrigiéndolo. “Los errores se corrigen”, se despachó el presidente del PP canario este martes ante la sede del Parlamento, pervirtiendo por completo aquel adagio popular que sostiene que “los errores se pagan”, y en política se suelen pagar con la dimisión. El error no existió porque es imposible atribuir a esa debilidad tan humana el artificio montado para invitar al senador Toledo a aquellas vacaciones, idéntico artificio firmado el mismo día por Águeda Montelongo para pagar con dinero público el coche de alquiler que utilizó un fin de semana Manuel Fernández, secretario general del mismo partido. El error, en concreto, se llama Águeda Montelongo y sigue siendo un error imperdonable que esta señora, que mangonea de esa manera los dineros públicos, continúe un segundo más en la política y, en el colmo de los colmos, al frente de un departamento, el de Turismo, del Cabildo de Fuerteventura.