El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
El alma de Negrín
“Lo que hay ahí adentro es el Estado. El Estado en su integridad”. Lo repetía de modo solemne José Miguel Pérez, más metido en el papel de catedrático de historia que de vicepresidente del Gobierno de Canarias, sin que sea fácil distinguir cuál representaba mejor este lunes en el acto solemne de inauguración de las instalaciones de la Fundación Juan Negrín en el viejo edificio rehabilitado que un día ocupó la Caja de Reclutas. Las carambolas de la historia han querido que donde se medía a los jóvenes para mandarlos a filas y donde entregaban las cartillas de haber cumplido con la patria se custodie ahora una espléndida colección de unos 200.000 documentos que encierran las claves de muchos aspectos desconocidos de la guerra civil española y sus represaliados tras el golpe de estado que encabezó un general que precisamente partió con ese propósito desde esta misma ciudad. El edificio lo mandó comprar José Miguel Pérez cuando ocupó la presidencia del Cabildo de Gran Canaria (2007-2011) por imperativo propio y por la acción discreta pero siempre constante de la Fundación Juan Negrín, presidida por el incansable José Medina Jiménez.
Que el cambio de gobierno en la primera institución de la isla no haya perjudicado la culminación del traslado de los documentos de Juan Negrín y la finalización de las obras de esta casona que fue antes cuartel de caballería y artillería corresponde atribuírselo al actual presidente del Cabildo. Ante él se sentó enseguida José Medina, que conoce desde hace muchos años a José Miguel Bravo de Laguna. “Por favor, José Miguel, contéstame con sinceridad, ¿vas a mantener los compromisos de la anterior Corporación”. La respuesta fue afirmativa, y allí estaba este lunes para corroborarlo el consejero de Cultura del Cabildo, Larry Álvarez, un desconocido Larry Álvarez, en el pasado brazo ejecutor de las mayores tropelías de José Manuel Soria en la misma institución y hoy reconocido gestor cultural. Si no fuera porque la realidad se impone y la fundación ha podido por fin abrir sus puertas gracias al impulso final dado por el actual equipo insular (Partido Popular), parecería sacada de un mal chiste la imagen de Álvarez felizmente rodeado de socialistas canarios y de republicanos de aquí y venidos de Francia (inconfundibles con sus bufandas con la bandera republicana) en el patio de la vieja Caja de Reclutas.
Los papeles que quería Salamanca
“Ahí dentro está el Estado, todo el Estado”, insistía José Miguel Pérez señalando las dependencias más sensibles del edificio. Una cámara acorazada que impide acceder a ella por tierra, mar o aire, guarda uno de los tesoros más llamativos del legado de Juan Negrín: las cuentas, “peseta a peseta”, enfatizaba el vicepresidente del Gobierno, de la contabilidad oficial del llamado oro de Moscú. Del estudio de esos documentos ya se sabe cuál fue el destino exacto de las reservas del Banco de España enviadas a Francia y a la Unión Soviética para hacer frente a los gastos de la guerra: armas, alimentos y hasta el pago por los servicios prestados a diplomáticos intermediadores. Están los documentos originales y una copia digitalizada de las cuatro que se hicieron con un gasto de 26.000 euros cuando el Cabildo de Gran Canaria alcanzó en 2010 el acuerdo con la nieta del científico y político canario, nacido en la calle mayor de Triana justo el 3 de febrero de 1892, hacía ayer mismo 121 años. Las otras tres copias fueron enviadas a los Archivos Nacionales de Francia, a la nieta de Negrín y al Archivo de la Memoria Histórica de Salamanca. Mucho costó ganarle el pulso a Salamanca –como le ocurriera a Cataluña, pero sin fanfarria alguna- por la custodia de estos más de 200.000 documentos originales que incluyen cartas, mapas, órdenes, acuerdos, fotografías… El Archivo Histórico Nacional perdió la batalla ante la Fundación Canaria Juan Negrín, ante el Cabildo y ante un ministro cuyo nombre se pronunciaba también este lunes en Vegueta, César Antonio Molina, el único que se inclinó por Gran Canaria, la tierra natal de Negrín, tras la cerrazón de alguna ministra que le antecedió en el cargo y que tiraba para la meseta a pesar de ser andaluza.
Jolgorio en Vegueta
Los vecinos de Vegueta, los que ven cada día morirse un poquito el barrio por su escasa actividad, más menguada desde hace unas semanas al alejarse de ella los juzgados, no cabían de gozo este lunes ante la apertura de la Fundación Juan Negrín. Si como pretenden José Medina y su equipo, y como mandata el convenio suscrito con el Cabildo, esa vieja casona se convierte en un centro de “estudio y de difusión de la historia del pensamiento humanista socialmente avanzado” y, además, en sede de constantes actividades culturales, es evidente que Vegueta tendrá un poco más de trasiego que ahora. Ya se puede visitar la primera de sus exposiciones y pronto habrá conciertos del Conservatorio Superior de Música, además de conferencias y otros actos que permitan aprovechar el edificio. Por allí veremos pasar a los más inquietos historiadores de la España moderna, los que habrán de ocuparse de reponer el buen nombre de Juan Negrín y de muchos de los que junto a él trataron infructuosamente de alargar al máximo la guerra civil para hacerla coincidir con la segunda Guerra Mundial y así hacer girar en sus posiciones a las potencias que dieron la espalda a la República en momentos cruciales. Como explicó en su intervención el historiador Ángel Viñas, podremos saber más sobre quiénes fueron los traidores, sobre quién financió poderosamente (más de lo que dio de sí el oro de Moscú) a Franco en su golpe de estado… Y reescribir esa parte de la historia que escribieron los que ganaron la guerra. Ah, y si alguien se siente molesto por los papeles de Negrín y sueña con hacerlos desaparecer, sepa que la vieja Caja de Reclutas de Vegueta goza de uno de los sistemas de seguridad más avanzados del momento. Que la cámara acorazada está blindada a prueba de butrones por los cuatro costados, y que dieciséis cámaras de seguridad registran todos los movimientos que allí se producen.
El PP tinerfeño organiza sus listas
La convención del Partido Popular, celebrada este fin de semana en Valladolid, dio para mucho. En versión oficial, para escenificar una muestra de la indisoluble unidad de España y del partido (pícamelo menúo); para que nos enteremos todos de que la recuperación económica ya ha empezado (y el que no se ha escondido, tiempo ha tenido) y para demostrar que la policía española detiene a más manifestantes (5) contra el Gobierno de derechas en Valladolid que sus homólogos griegos en la violenta manifa de los ultras de Amanecer Dorado (1). Cosas de la parte más latina de Europa. De modo oficioso sirvió para muchas otras cosas. Por ejemplo para saber (aún sin desmentido oficial) que la delegada del Gobierno en Canarias y su asesor de prensa viajaron de Gran Canaria a Madrid con billetes de avión pagados por el contribuyente (estamos a la espera de las facturas del AVE, pero eso no lo tenemos aún confirmado) y que todos se colocaron muy modositos en la foto para que se les tenga en cuenta a la hora de confeccionar las próximas listas electorales en 2015. De la delegación canaria llamó mucho la atención el febril movimiento de los tinerfeños, que se trajeron apuntada en una servilleta lo que quieren pedirle a Soria: que Antonio Alarcó no vuelva a ser candidato al Cabildo, bendiciendo de ese modo los deseos públicamente manifestados por su actual presidente, Carlos Alonso (CC), de desbrozarle el terreno para un posible pacto con el PP. Que Cristina Tavío tiene difícil ir al Parlamento por Tenerife porque las dos primeras plazas las quieren Manuel Domínguez y Pedro Suárez López de Vergara (y no necesariamente por ese orden). Ella se reservaría la candidatura al Cabildo, que empieza a molar más. Que Pablo Matos suena para la alcaldía de Santa Cruz, pero que él prefiere quedarse en Madrid trabajando menos. Y que Ana Zurita, la desconocida Ana Zurita, podría ser la que le intente hacer cosquillas a la mayoría absoluta que el PP ya otorga sin despeinarse al actual alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo. Todo ello con unas preocupantes encuestas de fondo que empiezan a situar al PP de Soria en niveles todavía peores a los que él se encontró cuando se hizo cargo de la empresa en 1999. La última le otorga trece escuálidos diputados. Veremos qué hace nuestro hombre.
“Lo que hay ahí adentro es el Estado. El Estado en su integridad”. Lo repetía de modo solemne José Miguel Pérez, más metido en el papel de catedrático de historia que de vicepresidente del Gobierno de Canarias, sin que sea fácil distinguir cuál representaba mejor este lunes en el acto solemne de inauguración de las instalaciones de la Fundación Juan Negrín en el viejo edificio rehabilitado que un día ocupó la Caja de Reclutas. Las carambolas de la historia han querido que donde se medía a los jóvenes para mandarlos a filas y donde entregaban las cartillas de haber cumplido con la patria se custodie ahora una espléndida colección de unos 200.000 documentos que encierran las claves de muchos aspectos desconocidos de la guerra civil española y sus represaliados tras el golpe de estado que encabezó un general que precisamente partió con ese propósito desde esta misma ciudad. El edificio lo mandó comprar José Miguel Pérez cuando ocupó la presidencia del Cabildo de Gran Canaria (2007-2011) por imperativo propio y por la acción discreta pero siempre constante de la Fundación Juan Negrín, presidida por el incansable José Medina Jiménez.
Que el cambio de gobierno en la primera institución de la isla no haya perjudicado la culminación del traslado de los documentos de Juan Negrín y la finalización de las obras de esta casona que fue antes cuartel de caballería y artillería corresponde atribuírselo al actual presidente del Cabildo. Ante él se sentó enseguida José Medina, que conoce desde hace muchos años a José Miguel Bravo de Laguna. “Por favor, José Miguel, contéstame con sinceridad, ¿vas a mantener los compromisos de la anterior Corporación”. La respuesta fue afirmativa, y allí estaba este lunes para corroborarlo el consejero de Cultura del Cabildo, Larry Álvarez, un desconocido Larry Álvarez, en el pasado brazo ejecutor de las mayores tropelías de José Manuel Soria en la misma institución y hoy reconocido gestor cultural. Si no fuera porque la realidad se impone y la fundación ha podido por fin abrir sus puertas gracias al impulso final dado por el actual equipo insular (Partido Popular), parecería sacada de un mal chiste la imagen de Álvarez felizmente rodeado de socialistas canarios y de republicanos de aquí y venidos de Francia (inconfundibles con sus bufandas con la bandera republicana) en el patio de la vieja Caja de Reclutas.